Alarma por la plaga de mosquitos aún en noviembre que obstaculiza la recolección citrícola en Castellón

Los municipios de la comarca castellonense de la Plana Baixa están viviendo una auténtica odisea en la que salir a la calle o subir al coche es garantía segura de toparse con el insecto e, iniciado ya el mes de noviembre, la situación empieza a ser insólita.

Los expertos hablan de que las temperaturas han bajado pero no tanto y de que la gota fría de hace unas semanas ha dejado grandes bolsas de agua en determinados puntos de la comarca. Esas serían las dos principales razones por las que la Plana Baixa siga conviviendo con el problema cuando en años anteriores ya se había mitigado a estas alturas del año tras un verano, eso sí, virulento.

Sin embargo, la batalla contra el mosquito, lejos de ser unánime está empezando a convertirse en una guerra de guerrillas en las que se actúa de forma individualizada. Uno de los alcaldes de la zona no duda en afirmar que «mientras sigamos encarando de esta manera un problema que es supramunicipal tardaremos en encontrar soluciones idóneas». Por eso el grito en el cielo se dirige a la Generalitat Valenciana. «Son ellos los que tienen que reflexionar sobre los avisos que nos está dando el mosquito este año. Si no actuamos de forma eficiente el problema se va a repetir en 2019 y en 2020 y en 2021…», indican las fuentes políticas consultadas.

Por parte de algunos ayuntamientos se asegura que siguen realizando tratamientos extraordinarios para reducir al máximo las poblaciones de mosquitos en su término municipal y evitar además la proliferación de mosquitos adultos, y se van a enviar notificaciones a los propietarios de balsas en las que se han detectado posibles focos para que las limpien puesto que al tratarse de propiedades privadas la empresa adjudicataria de los servicios de control de plagas no puede actuar», y se critica la “inacción” a su juicio por parte de la Conselleria, ya que se está generando una situación grave que llega a que muchos agricultores se han visto obligados a abandonar las tareas de recolección de la campaña de la naranja como consecuencia de la «virulenta» plaga de mosquitos.

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