Cepesca advierte: el sector va hacia “la tormenta perfecta”

Garat acudió ayer a la manifestación que la Asociación de Armadores de Punta del Moral (Huelva) convocó en protesta por la Política Pesquera Común (PPC)  y que contó con participación de distintos puertos onubenses. Allí lamentó que “la CE y las instituciones europeas, en general, no quieran reconocer la problemática”.
En su opinión, la “tormenta perfecta” se producirá a partir del 1 de enero de 2019 cuando entrará en vigor la obligación de desembarque, es decir, la prohibición de descartar.
“Sin lugar a dudas esto va a generar muchos problemas para las flotas de pesquerías mixtas como la de arrastre, principalmente, por las especies de estrangulamiento, que son aquellas de las que se tiene muy poca o ninguna cuota pero que entra en red y en el momento que se terminan implican que se ha de amarrar el barco aunque te quede mucha cuota de la especie objetivo”, explicó.
A esto se suma, ha dicho, el tener que cumplir con el objetivo máximo sostenible en el año 2020; “se trata de un objetivo de la Política Pesquera Común que pretende que todas las especies estén en esa situación en ese año, algo que sabemos que científicamente es imposible de cumplir y, por lo tanto, al serlo habrá peces que no estén así y se incumplirá la normativa”.


Garat también se refirió a la incidencia del Brexit: “Aunque a los pescadores del Golfo de Cádiz no les afecta directamente si lo hará indirectamente ya que habrá una flota que se verá afectada en el peor de los escenarios por la salida de las aguas del Reino Unido que tendrá que ubicarse en otros caladeros y ese desplazamiento del esfuerzo pesquero podrá tener también impacto en la flota de aquí”.
Dicho esto Garat incidió en que “esa tormenta perfecta va a provocar que en 2019 lo pescadores de la UE estén en muy mala situación y tengan que amarrar los barcos en los meses de mayo o junio, sin que en estos momentos haya una solución”.
Reconoció que ya existen los mecanismos de flexibilidad, que permitirán que en vez de en mes de febrero esa parada se posponga dos o tres meses, si bien, en su opinión, el problema radica en que “la UE no quiere reconocer lo que se avecina y lamentablemente hasta que no nos veamos en esa situación no se va a actuar”.


 

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