Cómo hacer y aplicar bocashi: Abono orgánico para tus cultivos

El abonado constituye una tarea fundamental cuando se trata del mantenimiento de los suelos. Sin embargo, para sacar el máximo provecho en los campos, es necesario contar con los conocimientos adecuados para su elaboración.

Una excelente opción si se quiere optar por un enfoque ecológico son los abonos orgánicos. Estos aportan de forma natural a las plantas todos los nutrientes necesarios para su desarrollo. Además tienen la capacidad de mejorar las condiciones físicas y químicas de los suelos, fomentando la aparición de microorganismos benéficos para el cultivo.


Existe una gran variedad de abonos orgánicos que buscan a mejorar la composición y calidad de los suelos. El Bocashi o «Bokashi», no tan conocido, es muy eficiente. Este abono de origen Japonés, deriva de la fermentación aeróbica del material orgánico.


Se puede decir, incluso, que actúa como un compost mejorado, permitiendo la aparición de macro y micro nutrientes así como microorganismos activadores que aportan los insumos necesarios para el desarrollo y crecimiento de las plantas.


EL Bocashi se diferencia del resto de los sistemas de compostaje tanto por los materiales necesarios para su elaboración, como por su proceso de fabricación.


En general, se obtiene a partir de elementos naturales de fácil descomposición.


En el siguiente cuadro se señalan alguno de los ingredientes más utilizados y su función.


ingredientes para elaborar bocashi


El bocashi es un tipo de abono orgánico que funciona como un activador de las rizobacterias promotoras del crecimiento de las plantas. Además sirve como protección, y mejora la penetración de los nutrientes en los suelos destinados para el cultivo.


Adicionalmente, es capaz de suministrar micronutrientes de forma soluble y mejorar el pH, lo cual resulta biológicamente favorable para la absorción radicular. De este modo, el bocashi puede impedir la aparición de enfermedades radiculares en las plantas.


Cabe destacar que las altas temperaturas alcanzadas durante el proceso de fermentación, pueden eliminar algunos patógenos dañinos presentes en el cultivo.


Este proceso permite además, la autoregulación de los suelos y la  inoculación, impidiendo la aparición de hongos, levaduras, bacterias, etc


Es un abono de fácil preparación, ya que tarda menos tiempo que otros abonos orgánicos para su fabricación. Igualmente, no requiere de una inversión económica muy elevada ni de infraestructura rural.


Los materiales con los cuales se elabora, se encuentran disponibles en la granja. También se puede adecuar la receta, realizando variaciones en los ingredientes para adaptarlo a las diversas necesidades.


Finalmente, si se mantiene un ritmo constante en la aplicación del abono orgánico, es posible experimentar mejoras progresivas y dejar de lado el uso de fertilizantes químicos y las consecuencias adversas que estos tienen sobre los cultivos.


El bocashi es un abono de fácil preparación. Sin embargo es necesario tener en cuenta algunos aspectos que pueden influir en el resultado final, antes de iniciar el proceso.


 En este contexto, es importante que el agricultor consiga el sitio propicio para elaborar la mezcla.


Lo más adecuado sería realizarlo en un espacio techado, de modo que elementos como el sol, la lluvia y el viento no interfieran en el proceso de fermentación.


Una vez se ha establecido el lugar en el cual se realizará el bocashi, el agricultor debe seleccionar los ingredientes. Esta selección de ingredientes puede variar en función de la disponibilidad. Existen diferentes opciones a las cuales se puede recurrir en caso de no contar con alguno de ellos.


Al momento de elaborar la mezcla, se debe realizar una estimación de la cantidad de abono requerido para el cultivo.


La medida para un aproximado de 40 Quintales sería:


Puede ir acompañado de levadura para acelerar el proceso de la fermentación durante los dos primeros días.


Se recomienda utilizar la gallinaza que se origina de la cría de gallinas ponedoras bajo techo, con piso cubierto y materiales secos mezclados con harina de rocas.


También se puede obtener buenos resultados empleando estiércol de conejos, caballos, cerdos, codornices o patos.


En algunos casos, es conveniente cernir la tierra con la finalidad de liberarla de piedras, terrones y maderas.


La tierra puede provenir de las orillas del terreno de las vías internas de la propia finca.  Sin embargo las mejores tierras para la elaboración de estos abonos son las de orígenes arcillosos, porque las mismas facilitan la formación de complejos silicatados y arcillo húmicos, junto con la materia orgánica.


Es recomendable que las partículas o pedazos de carbón no sean muy grandes. El tamaño ideal aproximado es entre 1 a 2 centimetros.


En muchos casos, dada la dificultad de los agricultores para conseguirla, la sustituyen por otro tipo de materia prima más fácil de obtener, como son los salvados de maíz y trigo.


La cascarilla de arroz puede ocupar, en muchos casos, hasta un tercio del volumen total de los ingredientes del bocashi. Además es recomendable para controlar los excesos de humedad cuando se están preparando los abonos fermentados.


Puede ser sustituida por cascarilla o pulpa de café seca, bagazo de caña o pajas bien secas y trituradas o restos de cosechas o rastrojos.


En algunos casos, y en menor proporción, los pedazos de madera o el aserrín también pueden sustituirla. Dependiendo del tipo de madera que los origine. Dado que algunas tienen la capacidad de paralizar la actividad microbiológica de la fermentación de los abonos por las substancias tóxicas que posee. Principalmente taninos y sustancias aromáticas.


Para lograr una aplicación homogénea se recomienda diluirla en una parte del volumen del agua que se utilizará al inicio de la preparación. También se puede sustituir por panela, piloncillo chancaca, jugo de caña o azúcar morena.


La cantidad de agua puede variar dependiendo de la absorción de los materiales. La misma se debe agregar a la mezcla hasta alcanzar entre un 30% o 40% humedad. Una forma de verificar que tenga la cantidad adecuada es tomar un poco del preparado y comprimirlo con la mano. Al hacer esto la mezcla debe mantenerse como una unidad, sin escurrir líquido.


El agua se utiliza solamente una vez; no es necesario hacerlo en las demás etapas del proceso de la fermentación


Todos estos ingredientes deben ser colocados capa por capa hasta formar una pila. Para ello no es necesario seguir un orden, aunque se recomienda mezclar primero los sólidos y posteriormente agregar los líquidos.


Durante los primeros días se debe cubrir la pila, (preferiblemente con costales de yute  para permitir la salida de los gases producidos por la fermentación).


El bocashi debe mantener siempre en una temperatura de entre 50 y 60°C durante los primeros días. Para ello el agricultor debe asegurarse de realizar el volteo al menos cada 48 horas, impidiendo que este alcance temperaturas superiores a los 65°C. Sin embargo esto puede variar dependiendo de la temperatura ambiental. En las zonas frías por ejemplo, es posible que solo haya que remover la mezcla cada 2 días.


 Un método sencillo para medir la temperatura del bocashi consiste en introducir un machete dentro de la preparación durante 2 a 5 minutos. Al retirarlo y palparlo se dará cuenta si está por encima o por debajo de los 65ºC. Por encima de los 65ºC el calor del metal no se soporta al tacto.


Después de 4 a 8 días (según la temperatura), se va extendiendo el bocashi gradualmente. Al terminar el proceso de fermentación, la temperatura del bocashi se pone igual a la del ambiente.


Este proceso puede durar entre de quince días y treinta días. Sin embargo hay agricultores que prefieren dejarlo un poco más de tiempo. Sobre todo si su aplicación va destinada a cultivos en viveros.


Siempre es preferible madurar el bocashi 2 semanas adicionales, para luego incorporarlo como abono en la unidad de producción. De hecho, para las hortalizas, se recomienda dejar que el abono madure en sacos por unos 2 a 3 meses más hasta que se vuelva «añejo». Aplicando de 30 a 100 gramos por planta. Para facilitar su uso es recomendable pasar el bocashi por una moledora que permitirá la uniformización del tamaño de los gránulos (Irías, 2004).


Según la Fao (2011), las dosis adecuadas para su utilización son las siguientes:

En terrenos con proceso de fertilización orgánica, es posible aplicar 4 libras por metro cuadrado de terreno. La aplicación debe realizarse 15 días antes de la siembra, al trasplante o en el desarrollo del cultivo.


Para cultivos anuales (granos básicos, yuca, caña y otros), será necesaria una segunda aplicación, entre 15 y 25 días de la emergencia del cultivo, en dosis de 2 libras por metro cuadrado.


En terrenos donde nunca se ha aplicado bocashi, las dosis serán mayores (10 libras por metro cuadrado aproximadamente).


Mientras que los cultivos de ciclo largo (frutales), se aplica una libra por postura al momento de la siembra y tres aplicaciones de 1 libra por año, esta dosis se utilizará durante el período de crecimiento. En árboles productivos se harán aplicaciones de 2 libras, tres veces por año.


Finalmente, para las hortalizas se hará una sola aplicación de 4 libras por metro cuadrado, 15 días antes de la siembra o el trasplante.


– Una vez iniciado el proceso de fermentación, tenga cuidado de no humedecer la mezcla demasiado. Cuando la humedad supera el 60%, la cantidad de poros que están libres de agua son muy pocos, lo que dificulta la oxigenación de la fermentación. Esto resulta es un proceso anaeróbico putrefacto, vinculado a una fase de reducción de la materia orgánica (Fao, 2011).


– La pila siempre debe estar cubierta y protegida de los elementos externos. Para ello puede utilizar plástico o tela de yute.


– Si el abono se encuentra en un lugar seco y protegido del sol, es posible almacenarlo hasta 6 meses.


La elaboración de este tipo de abono requiere que el pH oscile entre un 6 y un 7,5. Ya que los valores extremos inhiben la actividad microbiológica durante el proceso de la degradación de los materiales. Aunque al inicio el pH es bajo, se va regulando con la evolución de la fermentación del abono (Fao, 2011).


Debe existir de un 5% a un 10% de concentración de oxígeno en los macro poros de la masa. Ya que cuando el micro poro se encuentra en estado anaeróbico (sin oxígeno) debido a un exceso de humedad, puede perjudicar la aireación del proceso y, en consecuencia, se obtiene un producto de mala calidad (Fao, 2011).


– La reducción del tamaño de las partículas de los componentes del abono mejora la descomposición microbiológica.


– Alguno de los inconvenientes más relevantes de este tipo de abono, son el tiempo y manejo para la elaboración. De modo que el personal debe estar haciendo revisiones y volteos constantes. Ya que si no se realiza adecuadamente, un aumento en la temperatura puede quemar y deteriorar la mezcla. Asimismo, la humedad y la aireación, son elementos que deben mantenerse controlados. Ya que un desequilibrio en el ambiente puede producir mal olor e incluso dañar por completo  el bocashi.


– Si al realizar el abonado, el mismo queda en contacto con la raíz o el tallo de la planta, puede causar daños por quemaduras. Lo ideal es que se encuentre entre 10 y 15 centímetros del tallo. Además se recomienda mezclarlo con tierra, previamente.


– Existe la posibilidad de que la lluvia arrastre el abono de los cultivos, reduciendo la cantidad de abono presente en el suelo. Para ello, es importante que el agricultor tome precauciones. Una opción bastante útil son los encamados, las terrazas individuales, las barreras y acequias de ladera.


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Irías, O. (2004). Manual Práctico para la Elaboración y Aplicación del Bocashi.


Fao. (2011). Programa Especial para la Seguridad Alimentaria del Salvador. http://www.fao.org/3/a-at788s.pdf


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