Conservación de hortalizas con látex

Científicos del Centro de Investigación en Química Aplicada (CIQA) crearon recubrimientos para la conservación de hortalizas con látex con el objetivo de reducir el desperdicio de alimentos en poscosecha. A pesar de que las cubiertas están formulados a base de polímeros sintéticos, su composición es inocua para los humanos, lo que los hace inofensivos para el consumo.

De acuerdo con los investigadores del CIQA, cuando los productos son separados de las plantas, empiezan a perder agua y con ello peso, este proceso es el que cambia su vida útil. Gracias al producto que crearone para recubrir a las hortalizas, éstas aumentan su tiempo de almacenamiento en cosecha.

Los experimentos de conservación de producto también consideraron los ataques y degradación microbiológicos en pimientos, pepinos, limón y jitomate, obteniendo resultados positivos.

El uso de recubrimientos en poscosecha ya es parte de la cadena de producción de los alimentos, sin embargo, con la propuesta del CIQA los alimentos extienden su vida incluso a temperatura ambiente. 

El Plan de Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) prevé que es necesario reducir a la mitad las Pérdidas y Desperdicios de Alimentos (PDA). Estas disminuciones de comida para el consumo humano se dan durante su producción, poscosecha, almacenamiento y transporte.

De acuerdo con el organismo, cada año estas mermas suman 1,300 millones de toneladas de alimentos, lo que es igual a un tercio de los alimentos producidos en el mundo. Mientras que en América Latina el desperdicio alcanza 127 millones de toneladas, 10 veces la capacidad de la Central de Abasto.

De los alimentos que se pierden en América Latina 25% pertenece a los cereales, 40% a las raíces y tubérculos, 20% a las oleaginosas y legumbres, pero, el de mayor porcentaje es el grupo de las frutas y verduras del que se desperdician 55% del total de lo que se produce.

En el caso de México, de acuerdo con la Comisión para la Cooperación Ambiental de Canadá (CEC, por sus siglas en inglés), en su estudio Manejo de Pérdida y desperdicio de alimentos,  el promedio de pérdida por persona per cápita es de 249 kilogramos. Esto se traduce en un total de 28 millones de toneladas por año de los cuales en pre cosecha se pierden 9 millones, mientras que en post cosecha, procesamiento y en distribución 5 millones (cada una) y finalmente, con el consumidor 4 millones. 

De acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) en 2016 México ocupó el noveno lugar como productor de hortalizas en el mundo con 14.1 millones de toneladas de producción. En ese momento los volúmenes más altos eran los correspondientes al jitomate, el chile verde, la cebolla, el elote y el pepino, que en conjunto sumaban 9.1 millones de toneladas.

Para 2017, según la FAO, México sube un par de escalones en la tabla de productores líderes para convertirse en el séptimo productor mundial de frutas y hortalizas con 32 millones de toneladas anuales.  Las verduras que mayor volumen de producción alcanzaron en este año fueron el chile, el ejote, la calabaza, el espárrago, el tomate, el brócoli y la coliflor.

La producción ahortofrutícola de México es fuerte y continúa en expansión, sin embargo, siguen siendo necesarias las tecnologías para extender su vida útil en anaquel. Es por eso que proyectos como el que realizan en el CIQA le ayuda al campo mexicano a sumar valor en la cadena de suministros.

Fuente: Conacyt 

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