El tractor en la Agricultura

En el análisis de las fuentes de energía disponibles para la agricultura, en la comprensión de su evolución y en el estudio de las perspectivas que ofrece a futuro el sector, se enlazan los conceptos de mantenimiento, reparaciones, obsolescencia, nuevas tecnologías de cultivo, sustitución de unidades, aspectos financieros, etc.

Si la conducta de los responsables del funcionamiento de los equipos se ajusta a conceptos técnicos acertados, las máquinas y especialmente los tractores, permanecerán en sus funciones por períodos prolongados y sin inconvenientes. La necesidad de mantenimiento en sus diversos grados es el producto del desgaste natural de las máquinas y producto de su funcionamiento; los gastos que de ello se derivan no desmerecen la aptitud de los equipos para desempeñarse en su trabajo: simplemente sirven para restituirles su capacidad para transformar energía, mientras que las reparaciones tienen por objeto corregir problemas que no fueron previstos.

La diferencia conceptual entre mantenimiento y reparaciones se funda en la previsibilidad o no del inconveniente que surge en el funcionamiento de las máquinas y el trabajo de taller que es necesario realizar sobre el equipo. En la medida en que la frecuencia y la importancia de las reparaciones se vea incrementada y aumenten los tiempos que los equipos permanecen fuera de servicio por ese motivo, las causas son atribuibles a factores humanos y no a los mecanismos que intervienen. A su vez, costosos y complicados programas de mantenimiento preventivo o programado, se asocian con diseños poco adecuados del tractor o de la máquina considerada.

Los distintos mecanismos que forman parte de un tractor se desgastan lenta y razonablemente en la medida en que funcione bien empleado y en forma acelerada cuando esto no ocurre pero no se destruyen, a pesar de no recibir el trato apropiado. Los inconvenientes que provocan los desgastes pueden ser previstos mediante diagnósticos oportunos, lo que implica tener experiencia en la materia, como es el caso de nuestros contratistas rurales.

Si no se cuenta con conocimientos técnicos y el necesario y difícil de definir sentido mecánico, no habrá previsiones, directivas acertadas ni controles, optándose por evaluar las situaciones sobre la base de la suma de los gastos originados por los equipos. En esos momentos, difícilmente se recuerden las reservas previstas en los famosos costos preventivos calculados desde las primeras horas de trabajo y que permitirían hacer frente a estos gastos. Todo esto lleva a pensar en la sustitución de las unidades.

Es así que en las escuelas agrícolas secundarias y en las facultades de agronomía durante décadas se enseñó ( en muchos casos se lo sigue haciendo) que “si se compra un tractor nuevo y se lo guarda dentro de un galpón ,a pesar de que no se lo use, al cabo de 10 o 15 años estaremos en presencia de una unidad obsoleta, debido a los grandes avances y ventajas que ofrecen los nuevos equipos disponibles en el mercado”.

Cómo no ibamos a renegar quienes recibíamos esas enseñanzas cuando al andar por el campo veíamos que los tractores nuevos eran prácticamente iguales a los de 20 años atrás o cuando nos damos cuenta que tractores con 30, 40 o 50 años de uso, debidamente reparados siguen en funcionamiento y son los responsables de entregar más del 70 % de la energía empleada por los sistemas productivos agropecuarios : no es sorprendente que el precio de los tractores usados (a igualdad de potencia) se cotice al 50 % de los tractores nuevos.

Se insistía, en nuestros tiempos de estudiante y como ya dijimos en muchos casos se lo sigue haciendo, en llevar a cabo largos y complejos cálculos para determinar “al centavo” los costos de operación de tractores y máquinas sobre bases conceptualmente equivocadas y alejadas de la realidad y con ese bagaje de conocimientos se siguen entregando títulos profesionales que acreditan sapiencia en lo referido a tractores y maquinaria agrícola.

Finalmente, es necesario advertir por la exagerada presión que se observa en medios técnicos para adoptar tecnologías agropecuarias complicadas. Los equipos para trabajar en el campo deben cumplir con requisitos de simplicidad y confiabilidad operativa que muchas veces no se cumplen y cuando esto no es así, sobrevienen inconvenientes que nadie publicita. Es menester cuidarse de los cantos de sirena.

Fuente: Ing. Agr. Eduardo D. Destaillats