Identificados los genes que harán a las coles resistentes a la roya blanca

Un equipo internacional ha identificado los genes que hacen resistentes a las plantas a la roya blanca, una enfermedad que ataca a los cultivos de brasicáceas de todo el mundo, y que ayudará a diseñar estrategias para la mejora genética de estas especies vegetales.


La roya blanca es una enfermedad producida por el patógeno Albugo candida que ataca principalmente a las plantas de la familia de las brasicáceas, entre ellas están la coliflor, el brócoli, el repollo, las coles de bruselas y la mostaza, cultivos que se extienden por todo el mundo, incluyendo en España.


Aunque no es letal, esta enfermedad es bastante común y produce unas pústulas blancas que acaban deteriorando la planta hasta dejarla no apta para el consumo.


El parásito que la causa actúa como un hongo: se propaga en las condiciones de humedad y temperatura adecuadas, y fagocita los nutrientes de la planta, por lo que se suele tratar con fungicidas, un remedio que solo actúa a corto plazo.


Ahora, un trabajo publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) y liderado por el Sainsbury Laboratory en Norwich (Reino Unido), ha identificado múltiples genes en estas plantas que tienen el potencial de hacerlas resistentes a este parásito.


En declaraciones a Efe, Amey Redkar, investigador del Departamento de Genética de la Universidad de Córdoba y coautor del estudio, ha explicado además que el fungicida que se usa actualmente «tiene efectos perjudiciales en la salud de las personas».


Los científicos analizaron con técnicas bioinformáticas y de secuenciación, qué genes presentes en la familia de las brasicáceas convierten a las plantas resistentes a este parásito.


Para ello, utilizaron una planta modelo habitual en los laboratorios de biotecnología vegetal: la Arabidopsis thaliana, que permite extrapolar resultados a otros cultivos como los de brasicáceas.


El hallazgo permitirá diseñar nuevas estratégicas de mejora genética de distintas especies vegetales cultivadas, ya que abre la puerta a utilizar la biotecnología como terapia a largo plazo «aumentando la expresión de estos genes en las plantas» y así evitar la infección por el parásito, concluye el investigador. 

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