Las bacterias aliadas del agricultor

Investigadores del Departamento de Horticultura de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN) estudian bacterias fijadoras de nitrógeno atmosférico, nativas de la región semidesértica, para fomentar el crecimiento sustentable de diversas plantas

“Hemos realizado muchos proyectos que incluyeron el aislamiento y caracterización de las bacterias, a partir de una consulta previa para conocer las cepas prometedoras. Las bacterias fijadoras de nitrógeno pertenecen a géneros como Azospirillum, Azotobacter, Acetobacter, Pseudomonas, entre otras”, comentó la doctora Rosalinda Mendoza Villarreal, profesora investigadora del Departamento de Horticultura de la UAAAN.

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Los estudios iniciales con bacterias que fijan el nitrógeno atmosférico se realizaron en cultivos de maíz, trigo y, posteriormente, hortalizas. Sobre estas últimas no existía mucha información por lo que decidieron investigar qué géneros de bacterias podrían dar un beneficio al cultivo no solo a nivel morfológico sino también en el incremento de rendimiento.

“La innovación implica el aislamiento y caracterización de bacterias que son nativas, y las cuales ya están adaptadas a estas regiones de suelos calcáreos, además, a climas un tanto extremosos de frío y calor”, señaló la especialista.

La doctora Mendoza Villarreal agregó que estas bacterias no solo beneficiaban a nivel de producción, sino que a través de pruebas nutracéuticas han comprobado que se eleva el nivel de antioxidantes en las plantas ya que esto repercute en la calidad de vida del consumidor.

“Los resultados han sido halagadores ya que las bacterias fijadoras de nitrógeno solo requieren pequeñas cantidades de este elemento para su desarrollo y establecimiento en la raíz de la planta. Encontramos que no requiere gran cantidad generalmente, estos biofertilizantes se pueden aplicar desde semilla, después en plántula a nivel de raíz pegado al tallo o con el sistema de riego, como líquidos, y de manera general con concentraciones de 104 (10000) o 106 (un millón) bacterias por mililitro de producto y otros nutrientes es suficiente para que se logren los incrementos de rendimiento que es lo que a un agricultor, productor o alguien relacionado con el campo les interesa porque obtendrá un beneficio”, explicó la científica.

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Por otro lado, este proyecto fomenta un desarrollo agrícola de forma sustentable, ya que estas bacterias actúan en la planta sin contaminar el ambiente (suelo, atmósfera, agua).

“Estas concentraciones no afectan la flora nativa de los suelos, en caso de aplicarlo en suelo, porque se hace un sinergismo entre todos los microorganismos que están presentes. Pero si nosotros aplicáramos mayores concentraciones, tendríamos problemas y habría competencia espacial con otros microorganismos, no solo bacterias”, añadió la doctora.

Además de los experimentos iniciales con maíz y trigo, hortalizas como tomate, diferentes tipos de chile, pepino, calabaza, cebolla, entre otros, los investigadores recién iniciaron el estudio con frutales como melón y fresa.

La investigadora indicó que con estas bacterias existe la posibilidad de hacer la formulación para desarrollar biofertilizantes, esto requeriría hacer las pruebas de fermentación, establecer las condiciones en las que se pueden reproducir masivamente y vender.

“Por el hecho de que se pueden reproducir las bacterias, si creamos una empresa, la inversión sería al principio, ya después se estarían reproduciendo en las condiciones que requieren y el costo sería menor a un fertilizante químico, que se cotizan en dólares y esta moneda sube terriblemente”, destacó la especialista Mendoza Villarreal.

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Dentro de los resultados preliminares, los investigadores han logrado reducir hasta 75 por cierto el uso de fertilizantes nitrogenados en el cultivo de lechuga, 50 por ciento en tomate y entre 25 y 50 por ciento en diferentes tipos de chile. 

Para finalizar, la científica Mendoza Villarreal agregó que seguirán con las pruebas para desarrollar el producto y obtener una patente del proceso, e invita a los productores agrícolas a tener mayor confianza en la aplicación de productos orgánicos y se informen del beneficio en su economía y el medio ambiente.

“Algunos productores no tienen mucha confianza por los productos orgánicos, creo que falta información de cómo se aplique, de cuáles son las condiciones de almacenamiento, porque muchas veces depositan el producto en bodegas y no tienen clima adecuado, o lo dejan al sol y se puede dañar la bacteria. Por lo tanto, ya cuando lo aplican no tiene efecto, aquí es muy importante que sigan todas las especificaciones que se les dan y verán que los resultados son excelentes”, subrayó la especialista.

Por Felipe Sánchez Banda