Manejo de malezas en viñas

El hombre ha usado las uvas como alimento desde épocas remotas y las ha cultivado desde hace miles de años. La uva se cultiva ahora en los cinco continentes, pero se concentra principalmente en las regiones templadas-cálidas y templadas. El área cultivada de vid a nivel mundial está alrededor de 8.5 millones de hectáreas en los últimos tres años, 1988-1990, de las cuales 2.1 millones de hectáreas se encuentran en países en desarrollo.

El problema de las malezas

Las malezas compiten con la vid por los nutrientes y la humedad del suelo, hospedan plagas y enfermedades e interfieren con las operaciones culturales, tales como la aplicación de plaguicidas, la cosecha y el secado de las uvas. La presencia de malezas es particularmente perjudicial para la vid bajo condiciones de secano, especialmente en áreas de clima semi-árido, donde las lluvias son casi siempre insuficientes. Algunas malezas, como Cynodon dactylon (L.) Pers., tienen un efecto que debilita la vid (Agulhon et al. 1971), mientras que una infestación severa de Convolvulus spp. puede reducir hasta la mitad el rendimiento de la plantación (Juliard 1971). La competencia y, por ende, el daño a la vid varía con la población de malezas. Donde predominan especies de alto porte, que crecen hasta tarde en la primavera, tales como Sinapis arvensisL. y Sonchus oleraceus L. la competencia es más severa que donde las malezas principales son especies más pequeñas y de maduración temprana (Americanos 1978).

En viñedos con irrigación la competencia de las malezas por la humedad es menos importante, pero sus otros efectos perjudiciales son tan serios como bajo condiciones de secano. En ambos casos, la vid recién plantada y de jóven desarrollo sufren más la competencia de las malezas que las plantaciones más adultas. La erradicación completa de las malezas puede ser un propósito difícil y costoso, que puede aún ser indeseable en áreas de pendientes, propensas a la erosión, donde se encuentra la mayoría de los viñedos. Como es dudoso que labores de cultivo o los herbicidas por sí solos puedan ser totalmente satisfactorios, en todas las situaciones deberá adoptarse un programa de manejo de las malezas que tome en cuenta la población de las plantas indeseables en el viñedo, las características del suelo, la pendiente, las condiciones climáticas y del suelo al momento en que se pretende intervenir, el sistema de cultivo de la vid (distancia entre las hileras, poda de las cabeceras o emparrado) y la variedad de vid en caso de existir susceptibilidad varietal a los herbicidas.

Control de malezas

Labores de cultivo

Las labores de cultivo en viñedos de bajos insumos se realizan con cultivadores con tracción animal y con cultivadores rotatorios, que son usualmente complementados con escardas manuales alrededor de los troncos de las plantas. Los viñedos sin irrigación deben ser cultivados a principios de la primavera, tan pronto el suelo esté lo suficientemente seco para realizar las labores de eliminación de malezas, antes que éstas roben a la vid cantidades apreciables de humedad del suelo. También es usualmente necesaria otra labor de cultivo al final de la primavera para destruír el brote de malezas que emerja después de la primera labor de cultivo y para evitar el establecimiento de malezas de verano. En viñedos con irrigación, las labores de cultivo tienen que repetirse durante todo el período de crecimiento hasta la cosecha. Sin embargo, estas labores deberán evitarse próximas a la cosecha, especialmente con cultivadores rotatorios, para impedir que el polvo se deposite sobre las uvas.

Aunque las labores de cultivo brindan un control satisfactorio de las malezas, éstas poseen sus inconvenientes. Su efecto en la destrucción de malezas es sólo temporal, ya que poco después aparece un nuevo brote éstas. Más aún, rizomas, estolones, tubérculos y otras partes subterráneas de la planta son cortadas y diseminadas por cada labor en el viñedo, de modo que una infestación inicial localizada puede diseminarse por todo el campo. El momento de cultivar no siempre resulta apropiado, ya que el tiempo lluvioso y las condiciones de humedad del suelo, regularmente retrasan esta operación, lo que permite a las malezas crecer mucho a expensas de la vid. Otras de las desventajas de las labores de cultivo son los daños a los troncos y ramas, mayor riesgo de erosión del suelo, especialmente en terrenos ondulados y la creación de un suelo compactado por el arado cuando se cultivan suelos muy húmedos. La hipótesis de que la labranza por sí misma conserva la humedad no ha sido fundamentada por resultados de investigación (Veihmeyer 1927). Los primeros 10-20 cm de suelo se secan a través de la evaporación, sea cultivada o no. Debajo de esta profundidad la humedad es extraída por las raíces de las plantas y es mediante la destrucción de las malezas que las labores de cultivo ayudan a economizar el agua de los viñedos.

Donde exista suficiente energía, otros implementos de cultivo diferentes a la azada y al cultivador rotatorio, tales como arados, discos y rastras de varios tipos podrán ser utilizados. Cualquier método escogido no deberá dañar a la vid, a la vez que deberá eliminar las malezas y no provocar la erosión. Raras veces las labores de cultivo deberán exceder los 15 cm de profundidad del suelo.

Control químico

El uso de herbicidas puede adaptarse a las condiciones locales del suelo y a los complejos de malezas, lo que usualmente es independiente del estado del suelo al momento de su aplicación, aunque el estado del tiempo y el medio ambiente pueden afectar su eficacia. Los herbicidas se han usado con éxito en muchos países y regiones diferentes del mundo, como en Chipre, en un clima Mediterraneo (Americanos 1978), Francia (Barralis et al. 1971, 1975; Juliard y Huglin 1968), Italia (Cantele y Zanin 1983), Nueva Zelandia (Rahman y Burney 1980), Suiza (Neury 1985), Uruguay (Fermento y Disegna 1981) y los EE.UU. (Dawson et al. 1967; Leonard y Lider 1961). Reducción de los rendimientos no se ha registrado cuando los herbicidas se han aplicado correctamente. El uso repetido o a largo plazo de herbicidas, durante 15-20 años en algunas áreas no ha tenido efectos adversos en el crecimiento y rendimiento de la vid (Juliard 1971; Neury 1985), pero esta práctica reduce la infiltración del agua en comparación con las labores de cultivo en viñedos con y sin irrigación, en áreas de California (Winkler et al. 1974). Schlesselman (1986) ha informado sobre la pobre penetración del agua en suelo no cultivado, situación que conduce a la pérdida de agua por arrastre en viñedos sobre pendientes.

Existen herbicidas apropiados para su uso en viñedos, así como sus mezclas utilizadas para ampliar el espectro de acción sobre las malezas En la Tabla 1 se muestran los compuestos y mezclas más comúnmente usados.

Las dosis bajas se usan en los suelos más ligeros, mientras que las altas son adecuadas para los suelos pesados. Los viñedos sobre suelos calizos, pedregosos, resultan poco seguros para ser tratados con herbicidas residuales, especialmente con triazinas, cuya actividad aumenta con el pH del suelo. Esta propiedad de las triazinas tiene que ser tomada en cuenta cuando se traten viñedos sobre suelos alcalinos, independientemente de su textura, por lo que sus dosis de uso se deben reducir en un 10-20%. También la dosis de cualquier herbicida a veces se puede reducir después de 2-3 años de usos y, ocasionalmente, la aplicación puede también omitirse sin que las malezas se conviertan en un problema (Americanos 1978).

Tabla 1. Herbicidas individuales y mezclas de herbicidas para viñedos.

Herbicida

dosis kgi.a./ha

Compuestos individuales Atrazina 2-5
Chiorthiamid 5-9
Dichlobenil 5-9
Diuron 2-5
Methazole 2-4
Napropamida 4-8
Oxyfluorfen 1-1.5
Simazina 2-5
Mezclas de herbicidas
Diuron+ simazina 2-3 total
Napropamida+ simazina 2-3 total
Propyzamida+ simazina 2-3 total
Terbutrina+ simazina 2-3 total
Terbutilazina+ terbumeton 6-10 total
Terbutrina+ terbutílazina 1-2 total
Terbutilazina+ terbumeton+ diuron 1.5-2.5 total

El control de malezas con herbicidas ha demostrado regularmente ser más económico que las labranzas (Americanos 1978; Meyer y Kieffer 1981). Además, no se han encontrado residuos de herbicidas en las uvas ni en su mosto, siempre aplicados a las dosis correctas.

A pesar de sus ventajas, los herbicidas no pueden verse como unaa respuesta a todos los problemas de malezas, sino como otro instrumento útil de manejo. No existe ningún herbicida que usado a dosis seguras para la vid pueda controlar todas las especies de malezas. Debido a esto, los herbicidas apropiados deben usarse en rotación y complementarse con el desyerbe manual para evitar el aumento de la incidencia de especies resistentes. La no consideración de este aspecto sólo conducirá a problemas como el ocurrido en Chipre, donde el uso repetido de simazina permitió a la especie resistente Crepis aspera L. infestar muchos viñedos, lo que provocó la práctica de medidas remedíales (Americanos 1991). Aunque la simazina es un herbicida poco costoso, se deberá recordar que su efecto es débil contra varias especies, incluyendo malezas comunes, tales como Solanum nigrum L. y Amaranthus spp. (Rozier et al. 1983).

Las malezas perennes generalmente han demostrado ser resistentes a los herbicidas residuales recomendados para los viñedos. Sin embargo. Convolvulus arvensis L. y C. betonicifolius Mill fueron controladas en Chipre con una mezcla de terbutilazina+ terbumeton, cuando se aplicó consecutivamente durante cuatro años en viñedos donde las condiciones del suelo permitían usar dosis efectivas (Americanos 1978). En Portugal (Oliveira 1976) y España (Toledo Panos et al. 1978) se han obtenido resultados similares. Varios herbicidas se pueden aplicar para el control post-emergente de C. arvensis. Tal vez los menos costosos sean 2, 4-D y MCPA en forma de sal amina. La vid es más tolerante al MCPA que al 2, 4-D, pero la solución de aspersión de ninguno de los dos herbicidas debe tocar el follaje del cultivo para evitar el riesgo de fitotoxicidad. Este riesgo es mayor en plantas con las cabeceras podadas que en la vid emparrada. Otros herbicidas efectivos contra C. arvensis en aplicaciones post-emergentes son acifluorfen-sódico, glifosato, methazole, oxadiazon y oxyfluorfen. En la aplicación de éstos han de tomarse las mismas precauciones que cuando se aplica MCPA. Las malezas gramíneas resistentes, Cynodon dactylon y Sorghum halepense (L.) Pers., se pueden controlar con los herbicidas selectivos fluazifop-p-butil, haloxyfop etoxietil, quizalofop y sethoxydim. Todos éstos son seguros para las vides, aún cuando sean aplicados al follaje.

Los herbicidas residuales pueden aplicarse sobre suelo descubierto al principio del invierno para prevenir la emergencia de las malezas o pueden aplicarse después de germinadas las malezas. En tal caso, estos compuestos se deben mezclar con paraquat o aminotriazole, los cuales destruyen las malezas en crecimiento.

Las labranzas y los herbicidas se pueden combinar productivamente en un programa a largo plazo de manejo de malezas en viñedos. De esta forma, los inconvenientes de cualquiera de los dos métodos pueden srer resueltos. Por ejemplo, los herbicidas pueden aplicarse durante algunos años para después cultivar el suelo y reducir las malezas resistentes, así como mejorar la penetración del agua. 344

Referencias

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