Microalgas para crear superalimentos

Un consorcio de empresas e instituciones publicas investiga para aplicar biocompuestos marinos a la alimentacion humana a traves de una produccion industrial.

Palmira Guarnizo ajusta el microscopio e invita a asomarse a las lentes. «Miradlas, son preciosas», anticipa con un cariño casi maternal. En la muestra, las microalgas Spirulina se retuercen en bellas espirales de intenso color verde. La investigadora, responsable de biotecnologia, no oculta el orgullo que le produce los avances conseguidos en la planta piloto de cultivo de microalgas que Endesa tiene en Carboneras (Almeria). Al abrigo de una colosal central termica, se desarrolla la primera fase del proyecto que busca extraer biocompuestos de las microalgas para producir superalimentos para los humanos. Algae For Healthy World (algas para un mundo sano, A4HW en sus siglas en ingles) es el nombre del proposito que se han puesto siete empresas e instituciones publicas con la idea de conseguir una produccion industrial de microalgas que popularice sus beneficiosos usos en los alimentos.

«Hoy en dia se conocen las propiedades generales de las microalgas, pero nosotros queremos ir mas alla. Queremos conseguir los extractos de un valor superior a lo que ya se sabe», explica Roberto Andres, responsable del proyecto A4HW, que lidera Endesa. Tienen dos años y un presupuesto de un millon de euros (cofinanciados por fondos FEDER de la Union Europea) para convertir ese objetivo en una realidad. La Universidad de Cadiz se encarga de la coordinacion tecnica, gracias a la participacion del investigador Francisco Javier Fernandez Acero que ya ha participado, junto al chef Angel Leon, en conseguir el uso en hosteleria de la bioluminiscencia marina. De hecho, el laboratorio de Leon, Mar Cristal Marilum, forma parte del consorcio A4HW, junto a AINIA (un centro tecnologico agroalimentario que aglutina a mil empresas del sector), el grupo de Biotecnologia Medioambiental de Investigaciones Biologicas del CSIC, Novatec (una empresa de proyectos de ingenieria) y Neoalgae (una compañia especializada en el asesoramiento para el cultivo de microalgas).

Detalle de un fotobiorreactor tipo raceways, en el que circulan las algas de forma constante. PACO PUENTES EL PAIS

Aunque Endesa puso en marcha su planta piloto de cultivo de Carboneras en 2006, es ahora cuando este proyecto se propone validar en las instalaciones el uso de las microalgas y sus extractos de interes en el sector alimentario. Para ello, el estudio se centra en tres: Spirulina, Nannochloropsis gaditana y Pyrocistis. En el caso de la Spirulina, su uso para el consumo humano «es extensivo, aunque es paradojico que aun no se hayan desarrollado en esta microalga las herramientas moleculares para su mejora, por eso, este proyecto es una oportunidad excepcional para ello», como reconoce Andres.

Pigmentos, proteinas o azucares

En A4HW creen que, tanto la Spirulina como los otros dos tipos tienen potencial para conseguir pigmentos-antioxidantes (ficocianina), colorantes y azucares alimentarios o compuestos bioactivos de naturaleza proteica. El estudio pretende, por ejemplo, encontrar una alternativa a las grasas hidrogenadas, denominadas trans, que originan diversos problemas cardiovasculares. El sustituto vendria de otras grasas saludables que, segun estudios realizados en los ultimos años, atesoran el fitoplancton y el zooplancton. La idea ahora es conseguir extraerlas y sintetizarlas para un uso alimentario generalizado.

De hecho, ese es otro de los objetivos claves del proyecto A4HW. «Queremos desarrollar el cultivo y cosechado a escala industrial. Es una tecnologia ya conocida, pero gracias a este nuevo impulso esperamos poder obtener un precio economico en un mercado competitivo que ayude a colocar estas microalgas dentro de un nicho de mercado aun por explotar», segun reconoce Andres Sanchez-Biezma, responsable de I+D en Generacion de Endesa.

Para conseguirlo, el proyecto se encuentra en una primera fase que se centra en conseguir las mejoras necesarias para incrementar la velocidad de crecimiento de estos microorganismos. Esa tarea recae en buena medida en Palmira Guarnizo, responsable de biotecnologia de la planta de Carboneras y empleada de Novatec. En 580 metros cuadrados, Guarnizo y su equipo estudian cuales son las condiciones optimas para el desarrollo de las microalgas. «Ahora son nutrientes de laboratorio (principalmente nitrogeno y fosforo), pero la clave es hacerlo rentable y para eso necesitamos nutrientes mas cotidianos», explica.

En un primer paso, las microalgas pasan por un cepario, una zona de inoculos totalmente controlada «donde se cultivan como si se tratase de una incubadora», como ejemplifica la experta. De ahi, se introducen en 12 fotobiorreactores planos e inclinados, otros cuatro de vidrio y seis mas en columna. En todos, se prueban las condiciones optimas de luz solar, temperatura o consumo de oxigeno y CO2(este ultimo, procedente de las emisiones de la central termica) para que realicen la fotosintesis y crezcan en el menor tiempo posible.

Rentabilidad industrial

Pero en Carboneras tambien trabajan por conseguir que esa velocidad tambien este asociada a escalas industriales. Por ello, en una segunda zona de la planta de 924 metros cuadrados de superficie, Endesa y Novatec cultivan tambien las microalgas en dos fotobiorreactores tipo raceways. Frente a los mil litros de capacidad de los fotobiorreactores planos, estos abiertos y en canales circulantes, admiten hasta 18.000 litros. Unas palas se encargan de generar turbulencias y un foso de tres metros de profundidad les inyecta oxigeno y CO2. La clave es que, en esta escala mayor, el cultivo siga siendo tan rapido como viable. «De momento, la produccion estimada es de 500 litros de pasta fresca al año por cada raceway», reconoce Miguel Gutierrez, jefe de operaciones de la planta. Se espera que pueda ser mayor y ya se plantea ampliar la zona dedicada a estos fotobiorreactores de mayor escala.

 Una vez concluye el desarrollo de las microalgas (en condiciones optimas puede rondar el mes), Gutierrez se encarga del cosechado. Emplea «la fuerza centrifuga para retirar el liquido, que supone el 75% del cultivo», como detalla. Tras congelar la pasta resultante, es liofilizada y envasada en seco. Ese sera el material que ira a los laboratorios del CSIC o la UCA para el analisis y la consecucion de la fase II del proyecto: la extraccion de los compuestos de interes en escala pre-piloto e industrial. En este punto, sera clave la colaboracion de otros socios del proyecto, como es el caso de Mar Cristal Marilum. «Nosotros somos probadores oficiales de los nuevos pigmentos en alimentacion para sustituir a los de baja calidad», explica el chef Angel Leon.

En total, se plantean cuatro fases que se completan con el escalado industrial completo y la definicion de sus procesos estandarizados, ademas de la explotacion y comercializacion de los productos creados. En el camino, se contempla la evaluacion de como los compuestos bioactivos se absorben y pasan al organismo para ejercer su efecto beneficioso asociado. El resultado esperado de tanta investigacion es conseguir estandarizar y popularizar las microalgas en nuestra dieta diaria. En A4HW se muestran convencidos de que el suyo sera el paso definitivo para crear superalimentos del futuro que cubriran buena parte de nuestras necesidades basicas. Sera la constatacion de los diversos estudios que hablan de innumerables beneficios de las microalgas. Es algo que ya se intuia hace miles de años, como sentencia Roberto Andres: «A fin de cuentas, se sabe que en culturas antiguas, como la fenicia o la egipcia, ya comian microalgas conscientes de su gran poder nutritivo».

LA LUZ EN EL PLATO, EL SUEñO CONSEGUIDO

El ambicioso proyecto A4HW desarrollado por un consorcio de empresas e instituciones no es mas que la evolucion necesaria ante los probados efectos benignos de las microalgas. En ese campo, el chef Angel Leon ha sido uno de los principales defensores de su incorporacion a nuestros platos. De hecho, recientemente, el Laboratorio de Investigacion Gastronomica Chef del Mar, I+D de Aponiente, ha hecho posible sacar la luz de mar y darla a comer. El cocinero gaditano ha contado en su empeño con la ayuda del Centro Tecnologico de Acuicultura (CTAQUA) de El Puerto de Santa Maria y con la Universidad de Cadiz.

Conscientes de que la luz es producida por una enzima, la luciferasa, y una proteina, la luciferina, que cataliza la oxidacion de un sustrato que emite luz, seleccionaron las unicas comestibles. Eran 5 bacterias y 5 especies de fitoplancton luminiscentes. El siguiente paso fue encontrar las condiciones idoneas de temperatura, pH, nutrientes y salinidad para que no murieran. Ahora, pueden presumir de «una tecnica, mas que de un ingrediente» que genera luz en el plato durante mas de 20 minutos. De cara a la nueva temporada de Aponiente que arranca en marzo, el chef ya servira platos bioluminiscentes y cumplira su sueño: «Poder apagar la luz del restaurante y mostrar nuevas formas de alimentarse del mar».