¿PULSERAS DE ACTIVIDAD PARA VACAS LECHERAS?

Si, existen, estos «wearables» que están tan de moda ahora básicamente son podómetros, ¿pero entonces, son para que las vacas pierdan esos kilitos que le sobran?.

No, en absoluto, de hecho a las vacas de leche no suele sobrarles ni un solo kilo. Entonces ¿para qué?. Se lo hemos preguntado a una usuaria, la vaca Margarita, y esto es lo que nos ha contado.

Como puedes ver no me sobra ni un gramo de grasa, toda se va a la leche; pero no te preocupes, es normal y estoy sana como una manzana.

Jamás he pensado convertirme en «runner», ni siquiera hacer 10.000 pasos todos los días porque me veo estupenda. Tampoco necesito saber si duermo mucho o poco, o cómo duermo; en mi cubículo de serrín se descansa de maravilla.
De hecho, lo de llevar podómetro ni siquiera fue idea mía. Se le ocurrió a Pedro, el ganadero, ese señor que nos cuida todos los días, ¿o fue al veterinario?, ¡ qué más da!.
El caso es que desde hace ya mas de un año llevamos una pulsera en una pata. Al principio se nos hacía un poco raro. Encima todas el mismo modelo, jolines, ya puestos a llevar complementos de moda nos gusta marcar nuestra «vaconalidad»; pero nada, tendremos que conformarnos con nuestras manchas. De todas maneras, al final, entre lo discreta que es, que enseguida se mancha de porquería y que tampoco aprieta ni molesta, pues ni te acuerdas de que la llevas.

Eso que lleva mi amiga en la pata es el podómetro.¿Sabías que el patrón de manchas de una vaca frisona es único en cada animal?
¿Que por qué la llevamos? De eso sí que me acuerdo, porque al principio no me hizo ninguna gracia. Eso de estar vigilada continuamente no suele gustar a nadie, sobre todo si lo que quieren es controlar tu vida sexual. Me explico.
No sé cómo mostráis el celo los humanos, pero nosotras nos volvemos más inquietas. andamos de aquí para allá a ver si podemos tirarle los trastos al único toro (¡¡ manda narices !!) de toda la granja. Nos volvemos más comunicativas, mugiendo nuestros problemas a quien quiera escucharnos, más cariñosas, dando lametones a las compañeras, o más picajosas, según nos dé. En esos días nos da por montar a nuestras compañeras, y por dejarnos montar; no os escandalicéis, simplemente es nuestra manera de comunicar al resto del rebaño que estamos «on fire». La pena es que en nuestra granja (y en casi todas las que conozco) lo que se lleva es la inseminación artificial, el toro, cuando existe, lo reservan para las nuevas o para las que la dichosa inseminación no les funciona.
El caso es que, con toro o sin él, el jefe necesita saber con seguridad si estamos «en esos días», para que quedemos embarazadas cuando nos toque, porque si se pasa la oportunidad (que dura poco) hay que esperar unos veinte días más, y eso para el ganadero son veinte días perdidos, o al menos eso es lo que él dice. Y el cacharrito dichoso se lo chiva todo; normal, si cuando estamos en celo caminamos dos veces más de lo normal, resulta fácil detectarlo.
Pensareis ¿y es que no tiene ojos en la cara para ver que sus vacas se comportan raro?. Pues eso también lo decíamos nosotras al principio, pero es que somos muchas, y bastantes cosas tiene en la cabeza nuestro Perico para acordarse de lo que hacemos o dejamos de hacer cada una de nosotras. Un día le oí comentar a un vecino que el cacharrito este se comunica con la sala de ordeño, y con su ordenador portátil, y que así puede controlarnos a todas tranquilamente desde casa. Desde que lo tiene prácticamente no nos libramos ni una de la inseminación, una pena porque al final a lo tonto nos juntábamos con unos días extra de vacaciones.

Cuando vamos a ordeñarnos, si estamos en celo se enciende una lucecita que dice que estamos enamoradas, ¡ que poético !.Estar vigilada también tiene sus ventajasLa verdad, esto me parece cosa de magia, pero bueno, al final le acabas viendo alguna ventajas al podómetro este. Y es que a parte de detectar celos, avisa si a alguna de nosotras le pasa algo raro. Lo cual resulta particularmente útil cuando vives en una granja muy grande o si eres de las afortunadas que pasa el día en el campo. El otro día, sin ir más lejos, mi amiga Matilda se levantó con fiebre, ya sabes cómo se te pone el cuerpo cuando tienes unas decimillas, vamos que no tenía muchas ganas de moverse, lo justo para comer y beber. Antes de que terminara el día, el jefe fue directo a su corral, la buscó y se la llevó a enfermería (si, tenemos enfermería en las granjas de leche, ¿qué te creías?). Antes, hasta que el ganadero o su ayudante no hubiera revisado visualmente todos los corrales con todas sus vacas podían pasar uno o dos días hasta que se diera cuenta.

Vamos, que te sientes hasta más segura, o si no que se lo digan a mi colega Maruxa, de la granja «Casa Xanceda»  donde les sirve también para controlar al lobo (nosotras también nos comunicamos, es nuestra magia particular y no pienso desvelarla a ningún humano).
Nosotras, las vacas, tenemos un olfato muy desarrollado, y cuando un lobo se acerca a menos de 9 km somos capaces de detectarlo. Y nos ponemos nerviosas, claro, y empezamos a andar de aquí para allá. En Xanceda tienen a los burros, los perros y una valla de protección para evitar ataques, pero los podómetros también cumplen su papel: muestra cómo todas las vacas de la manada de repente se mueven mucho, una noche tras otra. Es momento entonces para darse unos paseos nocturnos por el monte con la radio y las luches del coche a todo trapo, para hacerle ver al lobo que casi haría mejor si se larga a cazar a otro lado.
¿Sabías que la vaca es el cuarto animal con mayor capacidad olfativa dentro del reino animal?
Bueno, que ya me he enrollado mucho. Otro día, si os parece, os cuento otra cosa, ahora voy recostarme y rumiar un rato. Hasta pronto.