¿Qué condiciones ambientales son favorables para los líquenes?

En los ecosistemas existen numerosas relaciones entre las plantas y los animales. También existen interacciones entre ellos mismos, con las bacterias, hongos y demás seres vivos. Todo está relacionado mediante un equilibrio complejo. Los líquenes también necesitan de esas relaciones para poder vivir. De hecho, los líquenes son organismos fruto de la simbiosis entre un hongo y un alga.

¿Qué condiciones son más favorables para que los líquenes se puedan desarrollar bien?

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Los líquenes en la naturaleza viven en simbiosis con otras especies y están condicionados por los factores ecológicos del medio que les rodea. Su crecimiento y metabolismo son lentos y están condicionados por el clima y el sustrato donde se encuentran. Estos factores ecológicos son condicionantes durante la vida del liquen y, además, son los que marcan la compatibilidad que existe entre los componentes de la simbiosis.

Se tiene conocimiento de la afinidad que tienen algunos líquenes por la acumulación de ciertos minerales que extraen de las rocas o del suelo. Esto nos puede servir como bioindicador de suelos con determinados yacimientos mineralógicos.

Como he comentado antes, son los factores ecológicos los que condicionan la situación y vida de los líquenes. La relación entre la flora  la vegetación de líquenes varía en función de la situación geográfica en la que se encuentren, del clima, de las características del sustrato o de la influencia que ejercen otros seres vivos sobre estos.

Los factores abióticos son aquellos que no tienen vida y que son condicionantes en el desarrollo de los líquenes, es decir, factores como el suelo, la roca madre, el clima, la pendiente, etc.

El primer factor abiótico que condiciona la vida de los líquenes es el sustrato donde se desarrollan. Los líquenes son capaces de desarrollarse sobre todo tipo de sustratos como minerales, cortezas, madera muerta, hojas…e incluso en sustratos inertes como el plástico.

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La textura del sustrato también se considera un factor condicionante en la formación y desarrollo de los líquenes, ya que dependen si las cortezas sean finas, suaves, duras, lisas, tengan grietas donde se concentre más la humedad, etc. Si se trata de rocas, hay que tener en cuenta si son duras, porosas…o los suelos si son arenosos, arcillosos, duros, estables, etc.

Estos factores condicionan el desarrollo de los líquenes ya que permitirán una más fácil instalación o retendrán el agua durante más o menos tiempo.

La composición química del sustrato es, en muchos casos, la causa fundamental por la que se puede encontrar o no determinadas especies de líquenes sobre sustratos que tienen una naturaleza física similar. Por ejemplo, los suelos silíceos albergan flora muy distinta a los suelos que son ricos en carbonatos y en yesos.

Por otro lado, el pH es un aspecto a considerar, ya que, dependiendo de la acidez del sustrato tendrán influencia o no sobre los líquenes.

El clima es uno de los factores que más influyen en el desarrollo de los líquenes. Por ejemplo, la insolación, las temperaturas, el régimen de precipitaciones son condicionantes en las respuestas de los vegetales y de las comunidades que viven en un territorio, pero aún más en el caso de los líquenes.

El agua también es un factor limitante para la distribución de los líquenes. El agua interactúa directamente sobre las funciones vitales de los líquenes. Dependiendo del agua y la humedad del ambiente y el sustrato donde se desarrolla, podrá crecer mejor o peor.

La temperatura es un gran factor determinante en la distribución de los líquenes, ya que influye de una manera decisiva en el metabolismo. Las especies de las altas montañas tienen rangos de tolerancia muy distintos de las de los desiertos cálidos. Pero este factor actúa también de manera indirecta sobre la disponibilidad de agua, cuanto mayor sea la temperatura del aire circundante o la del sustrato, la pérdida de agua de los líquenes será más rápida.

El viento es una variable abiótica que tiene efectos indirectos sobre los líquenes. Por ejemplo, en lugares cuyo régimen de vientos es más fuerte, éste actúa sobre el estado de hidratación de los líquenes por el efecto erosivo y mecánico que tiene el viento de alta velocidad.

Hemos visto que los factores abióticos tienen gran relación con los líquenes y condicionan su supervivencia en el medio. Sin embargo, en los ecosistemas donde se desarrollan los líquenes también habitan otros seres vivos como son vegetales, animales e incluso el hombre, que sin duda tienen influencia sobre los mismos hábitats y modifican sus condiciones físico-químicas.

La presencia de otras especies liquénicas que van a coexistir entre la misma comunidad, provoca una competencia por el espacio y los recursos. Aquellas especies que tengan adaptaciones en su forma o en su fisiología más adecuadas para sobrevivir ante las condiciones del ambiente, tendrán una mayor capacidad para colonizar. Además, hay que tener en cuenta, que aquellos líquenes que tienen mayores rangos de tolerancia para algunos factores, puede sobrevivir mejor.

Un bosque que produce sombra y hojarasca, son factores negativos para los líquenes. Es por eso, que los líquenes son más abundantes y con mayor número de especies en lugares donde las etapas de la vegetación sufren regresión. Estas condiciones provocan mayor cantidad de espacios favorables para su instalación y desarrollo. Como los líquenes son organismos primitivos, presentan poca capacidad de competencia y sólo dominarán en aquellos hábitats donde sea muy pequeña la de las otras plantas.

Los líquenes, por su lento desarrollo, normalmente no pueden sobrevivir sobre sustratos móviles o cambiantes, como es el caso de muchas rocas arenosas y algunos suelos. Por ello, en zonas arenosas o gravosas se apoyan sobre vegetación muerta, principalmente tocones, material vegetal en descomposición o bien musgos. Los líquenes terrícolas solamente pueden colonizar las arenas o rocas sueltas gracias a ciertos microorganismos y musgos que ayudan a compactar el suelo.

Los líquenes son productores primarios y algunos animales los incluyen en su dieta. Muchos de estos animales generan una dependencia de los líquenes para su alimentación, como es el caso de algunos insectos, ácaro y mamíferos como los ovinos y caprinos que en las taigas y tundras dependen de ellos para su dieta invernal.

El pastoreo es una actividad que afecta negativamente a los líquenes. Crean y favorecen el desarrollo de césped perenne, que van desplazando a las poblaciones de líquenes o las dejan muy fragmentadas. Sin embargo, es el ser humano, quien mediante sus actividades, incide de manera drástica sobre los líquenes y ha puesto a algunas especies, cada día con áreas de distribución más pequeñas, en verdadero peligro de extinción.

El cambio global de las condiciones de la atmósfera y la contaminación de la troposfera por el vertido de gases y partículas sólidas procedentes de los centros urbanos e industriales, ejerce una influencia dañina grave sobre los líquenes mucho antes de que otros seres vivos presenten síntomas de haber sido afectados. Las talas masivas e indiscriminadas, los incendios provocados, las canteras, las explotaciones mineras a cielo abierto, etc. Son otros de los aspectos incluidos en actividad antrópica actual y mediante los cuales se están destruyendo numerosos hábitats favorables al normal desarrollo de los líquenes.