SISTEMAS DE SOPORTE EN PARCHITA O MARACUYA

 

La parchita es una planta herbácea y trepadora que necesita un soporte para su desarrollo, a fin de que le permita mejores condiciones de luminosidad, aireación y protección de plagas y enfermedades (Bernal, 1990). Para el cultivo de la parchita se han utilizado dos sistemas de sostenimiento: espaldera y cama o emparrado.
La espaldera permite mejor distribución de la plantación y mayor facilidad de ma­nejo y soporta mejor al cultivo en suelos de hasta 70% de pendiente, mientras que el emparrado no debería utilizarse cuando la pendiente sobrepasa 40%. Según Bernal et aI. (1986), el sistema de espaldera no fue adoptado por los agricultores en Urrao, no obstante los esfuerzos que en ese sentido realizó la Secretaría de Agri­cultura de Antioquia. En Costa Rica, la espaldera no es un sistema utilizado para sostener la parchita, porque subutiliza el área de siembra y reduce el rendi­miento por unidad de área (Castro, 1997). Uno de los mayores problemas del siste­ma de espaldera, según Bernal (1990), ha sido la mayor incidencia del llamado ‘golpe de sol’, debido a que los frutos quedan muy expuestos a los rayos solares. Además de la mayor incidencia del golpe de sol, el sistema no es muy utilizado debido a que se presenta menor desarrollo de las ramas productivas, se dificulta la realización de las podas de producción y se obtiene menor calidad y producción de frutos (Castro, 2001).
El sistema de emparrado resulta más ventajoso en términos de rendimientos que el sistema de espaldera (Polanía 1983; Bernal 1990; Garcés y Saldarriaga, s.f.), facilita la realización de todas las labores técnicas que requiere el cultivo y pro­porciona mayor calidad de fruta. Castro (2001) considera que el emparrado es el sistema de tutorado más recomendable para sostener el cultivo de parchita, siem­pre y cuando se construya de manera adecuada y con materiales resistentes y durables.
1. Sistema de espaldera en parchita
Se colocan postes de madera cada 6 m en la misma hilera y cada 3 m entre hile­ras. En las hileras, uniendo los postes, se colocan 4 hilos de alambre liso calibre 12. La altura de la espaldera es de 2 m; a 80 cm del suelo se coloca el primer hilo de alambre, luego los tres restantes a 40 cm entre si (Bernal, 1990).
2. Sistema de emparrado en parchita
Existen múltiples formas para construir el emparrado, de acuerdo con las regio­nes donde se tienen los cultivos o el ingenio y disponibilidad de recursos del agricultor, pero no se dispone de resultados de investigación que reporten un di­seño completamente validado en términos de duración, costos, producción, etc. En el norte del Valle, los productores identifican dos tipos de emparrado: el tradi­cional y el llamado ‘de Urrao’. Este último se viene utilizando con mayor frecuen­cia debido a los menores costos, comparado con el tipo tradicional.
Los materiales necesarios para construir el emparrado son:
·            Postes de madera fina de 3 m de largo; se recomienda que sean inmunizados con soluciones de permanganato de potasio o brea liquida y ACPM, princi­palmente en la parte que va enterrada (Castro, 2001)
·         Postes de madera ordinaria o guadua, de 2,8 m de largo
·            Alambre de púa calibre 12 ó 15
·            Alambre Iiso calibre 10
·            Alambre liso calibre 12
·            Alambre Iiso calibre 16
Por lo general, los campesinos recurren al bosque nativo para obtener la postería, lo que viene ocasionando una disminución de este recurso natural en las regio­nes donde se cultiva parchita. El uso de guadua para la construcción del interior del emparrado debe ser promovido, ya que reduce costos y es de gran durabilidad (Bernal y Tamayo, 1999).
Emparrado tradicional. Según Bernal (1990), para la construcción del emparrado tradicional se colocan postes de madera fina cada 5 m en la periferia o borde del lote, los cuales se entierran 1 m, para una altura efectiva de 2 m. En la parte interna se colocan postes de madera ordinaria o guadua cada 10 m. Los postes del borde van unidos por un doble hilo de alambre de púa ó un hilo de alambre de púa y otro de alambre liso No. 12. El alambre liso calibre 12 se tira horizontal y verti­calmente sobre los estacones. Para formar el enmallado o red, se utiliza alambre calibre 16, entrecruzándolo a una distancia de 50 cm entre cada uno (Bernal, 1990) (Figura 1).
Figura 1. Emparrado tradicional en parchita o maracuya
Emparrado tipo “Urrao”. En la periferia o borde del lote se colocan postes de made­ra fina a la misma distancia de las plantas. Es recomendable marcar primero los sitios para la postería y después el sitio donde irán las plantas, ubicándolas en el centro de cada 4 postes. Los postes se unen por un hilo de alambre de púa acompa­ñado con un hilo de alambre liso calibre 12. En la parte interior, sobre los postes que van en sentido de la pendiente, se coloca un hilo de alambre de púa, interca­lado con un hilo de alambre liso calibre 12. En sentido contrario a la pendiente, se coloca el alambre liso calibre 16, cada 30 cm.
Cualquiera que sea el tipo de emparrado, los postes de la periferia deben estar amarrados o asegurados, ya que son los que más fuerza van a soportar; los postes esquineros tienen 2 puntos de aseguramiento, en dirección a la línea que van a sostener (Castro, 2001). El extremo superior de los postes debe ser en punta para favorecer el escurrimiento del agua y así evitar posibles pudriciones.
Para asegurar los postes externos existen diferentes métodos:
• ‘Pie de amigo’: es un estacón de madera de 3 m de largo, el cual va unido al poste a una distancia de 2 m del pie (Bernal, 1990; Saldarriaga, 1998). Este método no es el más recomendable, debido al rápido deterioro de la madera y a la fisura que se realiza para unirlo a los estacones de la periferia.
Templetes: también llamados ‘muertos’, son piedras o estacas de madera resistentes a la humedad, enterradas a 1 m de profundidad y a 2 m del pie del estacón, unidas con alambre liso calibre 10 a la cabeza del poste (Cas­tro, 2001) (Foto 1).
Posteadura inclinada: algunos productores clavan los postes de la periferia inclinados en ángulo de 60-65 grados, simulando un templete.
La durabilidad del emparrado va a depender de la forma como se realicen los ama­rres del alambre (Foto 2), evitando las mordeduras y las torsiones (Castro, 2001).
Es recomendable dividir el lote en sublotes de máximo 150 plantas, para progra­mar las labores de manera escalonada, planificar mejor y regularizar la oferta al mercado, disminuir riesgos de caída del emparrado y mejorar el control de plagas y enfermedades.
El sistema de sostenimiento de la parchita constituye el mayor costo del cultivo, y por la magnitud de las necesidades de capital constituye la mayor restricción para los pequeños productores. Además, a diferencia de los demás gastos que se distri­buyen en el tiempo, como la fertilización y los controles sanitarios, todos los costos de instalación del sistema de sostenimiento tienen que ser asumidos al inicio del cultivo. Dado el alto costo de establecimiento del cultivo, es frecuente que los pro­ductores utilicen materiales usados o de segunda calidad, colocando en grave ries­go la longevidad del cultivo.