TIPOS DE PODA EN PARCHITA

En parchita o maracuya, se utilizan 3 tipos de podas: de formación, de producción y manteni­miento y de renovación.
1.       Poda de formación en parchita
Es aquella que se realiza en fases tempranas del desarrollo de la planta y busca determinar la altura de la copa, la ubicación de las ramas principales y el número de ramas principales definitivas. Esta poda se considera fundamental, ya que de su adecuada realización va a depender un buen crecimiento futuro (Miranda, 2001). La poda de formación debe comenzar desde el almácigo (Bacca, 1987; Cas­tro, 1995), eliminando los primeros brotes basales y axilares (Figura 1). Después del trasplante, se deben eliminar todas las yemas axilares para dejar un tallo por planta (CONAFRUT, 1996) (Figura 2) (Fotos I y 2). No obstante, Bacca (1987), Cas­tro (1995) y Saldarriaga (1998), recomiendan dejar dos tallos cuando se utilizan distancias de siembra amplias. Las hojas cercanas al suelo deben ser eliminadas para evitar el salpique de agua, medio de transporte de hongos y bacterias de suelo a las hojas y tallos (Castro, 1995).

 

Figura 1: Poda de brotes                           Figura 2: Poda de yemas axilares
basales y axilares en almácigo                  para dejar un tallo por planta.

 
Foto 1. Forma adecuada de realizar la poda, dejando un tallo por planta
 
Foto 2. Forma inadecuada de realizar la poda
Durante el período de crecimiento vegetativo, en el cual el tallo alcanza el empa­rrado, se utiliza un tutor de fibra o cabuya para guiar la planta al emparrado. Se debe revisar periódicamente que los zarcillos (Foto 3) y la fibra (Foto 4) no estén ocasionando estrangulamientos a la planta (Castro, 1995; Garcés y Saldariaga, s.f.)
Foto 3. Zarcillos estrangulando la planta
 
               Foto 4. Fibra estrangulando el tallo
Una vez el tallo ha sobrepasado la estructura de soporte, se debe despuntar para estimular la aparición de las ramas primarias (Figura 3). El despunte se realiza a los 30 ó 40 cm, según Garcés y Saldarriaga (s.f.), o a los 50 a 100 cm, según Castro (1995) y Angulo (2000). El punto de corte debe garantizar al menos 8 yemas poten­ciales.
Bacca (1987) y Angulo (2000) recomiendan dejar de 3 a 4 ramas primarias; Garcés y Saldarriaga (s.f.) y Castro (1995) recomiendan 5; y Castro (2001) indica que de­ben ser de 6 a 8. La decisión depende de las condiciones ambientales: en regiones de humedad relativa alta se dejan solamente 3 a 4 ramas.
Las ramas primarias deben ser despuntadas, con el fin de estimular el brote de las ramas secundarias y terciarias, que son las de producción constante (Figura 4). Castro (2001) sugiere que el corte se realice cuando las ramas secundarias alcanzan 1,5 m y Garcés y Saldarriaga (s.f.) recomiendan que se realice cuando alcanzan 2 m. La decisión depende de la densidad de siembra y el tamaño del cuadro.
Cuando se dejan 4 ramas primarias, la distribución se realiza en cruz (Figura 4); de lo contrario, se recomienda que se distribuyan en forma de sombrilla (Castro, 1995; Castro, 2001). Si el cultivo se encuentra en pendientes fuertes, los tallos deben ser dispuestos hacia arriba, para que simule el crecimiento natural de la planta.
2. Poda de producción y mantenimiento en parchita
La poda de producción y mantenimiento busca regular la distribución de los asi­milados, para ser dirigidos a la producción de estructuras reproductivas y mante­ner el balance entre las diferentes estructuras de la planta, estimulando el creci­miento de nuevas yemas y manteniendo el cultivo con ramas fuertes, sanas y productivas en su propio espacio, el cual está delimitado por su respectivo cuadro.
Las podas de producción y mantenimiento se realizan en las ramas terciarias y cuaternarias; se eliminan las ramas que produjeron, que están enfermas o las que son muy delgadas (Bacca, 1987) y se despuntan aquellas ramas que son muy largas y no producen, para estimular la floración (Castro, 2001).
Las ramas primarias y secundarias que están colgadas se deben colocar sobre el emparrado con lo que se evitan los frutos de baja calidad y se facilita la ventilación y el paso de las personas dentro de la plantación. Como actividad adicional se retiran las hojas viejas, amarillentas o con ataque de enfermedades para contri­buir a una buena aireación del lote.
La poda permanente, sumada a la aplicación de fertilizantes y riego, permite planear cosechas constantes y lograr alcanzar precios más altos en aquellos momentos que escasee la fruta. Esta estrategia es altamente efectiva cuando se dispone de volúmenes altos y mercados asegurados. Sin embargo, cuando se trata de produc­ciones atomizadas de pequeños productores, la producción costante y en consecuencia los bajos volúmenes relativos, incrementan los costos fijos de poscosecha y mercadeo. La estrategia para concentrar la producción y obtener picos de cosecha consiste en realizar una poda agresiva yen un corto período de tiempo, después de la cosecha.
Figura 3. Despunte del tallo
Figura 4. Distribución de las ramas primarias y despunte de las mismas

 

3.  Poda de renovación en parchita
En la parchita, la poda de renovación consiste en eliminar todas las ramas se­cundarias para conseguir una planta joven. Garcés y Saldarriaga (s.f.) la denomi­nan ‘zoqueo’. Bacca (1987) recomienda que la poda de renovación se realice cada 2 ó 3 cosechas; Saldarriaga (1998) cada 5 cosechas; Angulo (2000) y CONAFRUT (1996) cada 3 años; y Castro (1995) y Castro (2001) proponen cada cuatro años. La vida útil de un cultivo depende de las condiciones agroclimáticas de la región y del manejo que se le haya dado al cultivo. Los elementos a considerar para tomar una decisión acertada son: reducción drástica de la producción, reducción del tamaño de los frutos, escaso vigor de los rebrotes, fuertes ataques de enfermedades y encamamiento o dificultades con la estructura del emparrado.
Antes de realizar una poda de renovación se debe evaluar que la condición fitosanitaria de raíces, tallo y ramas primarias justifique la renovación y no la eliminación del cultivo. Una vez realizada la poda de renovación, el manejo del cultivo se establece como si se tratase de un cultivo joven, iniciando con las podas de formación.