Trufas enanas como abono para hortalizas

Llevan años estudiando el comportamiento de los hongos comestibles en la naturaleza, en montes y valles, y desde hace dos, la Catedra de Micologia de la UVA ha decidido estudiar tambien sus implicaciones en la agricultura. «Sabemos que hay hongos y bacterias que son beneficiosos para los cultivos agricolas, pero habia que identificarlos y demostrarlo», señala el director de la Catedra, Juan Andres Oria.

Dicho y hecho, y en colaboracion con la empresa de biotecnologia forestal IDForest, los investigadores de la Catedra empezaron a estudiar a «esos pequeños hongos desconocidos» que no producen setas comestibles pero que se asocian de forma espontanea con las raices de las plantas, ya sean hortalizas, cereales e incluso vid, y la ayudan a madurar y a desarrollarse de forma natural. El problema, segun indica Oria, es que esos pequeños hongos que se deberian encontrar de forma natural en el suelo, han desaparecido en su mayoria, debido al uso de herbicidas, fungicidas, e insecticidas, que «han esterilizado» el campo. Son hongos del genero Glomus y Acaulospora, «diminutas trufas que no son comestibles pero ayudan a crecer a vegetales de todo tipo», aclara.

Una especie de «colaboradores secretos» que existian en los suelos y que ahora la Catedra de Micologia y la empresa IDForest estan tratando de recuperar para devolver la riqueza natural que una vez tuvo el terreno, y ademas conseguir que las plantas sean mas eficientes y absorban mejor los nutrientes, los minerales y el agua.

De recuperar «ese tesoro escondido» se encarga la empresa IDForest, que recoge muestras de suelos en buen estado, generalmente los que siempre se han considerado pobres y no han sido explotados, salvandose asi de la «destruccion masiva» de todos los microorganismos que la naturaleza ha puesto en el suelo. Despues aisla los hongos y los multiplica en el laboratorio para luego usarlos como abono en terrenos que estan muy deteriorados tras años de agricultura intensiva y el uso constante de fertilizantes y abonos minerales.

Por su parte los investigadores de la Catedra de Micologia se han encargado de demostrar que esta es una forma de abonado natural y absolutamente ecologico, compatible con la agricultura y la horticultura tradicional, y que ademas aporta muchos beneficios a las plantas y a la salud.

Durante dos años se han hecho ensayos con todo tipo de hortalizas, lechugas, calabazas, puerros y pimientos de distintas variedades. Y los resultados son tan positivos que «no hay ningun inconveniente», asegura el director de la Catedra.

Para empezar estas «trufas enanas» ayudan a la planta a obtener los nutrientes en un volumen mayor, a absorber el agua y las sustancias minerales, haciendolas mas resistentes a la sequia o a los ataques de los insectos. Pero tambien las ayudan a mantenerse sanas y a defenderse de las enfermedades. Hasta el punto que las hortalizas biofertilizadas con hongos tienen un 15 por ciento mas de beta carotenos, minerales y vitaminas, con lo que eso supone para la salud del consumidor. «No solo es una verdura que a la vista tiene colores mas vivos, sino que ademas contribuye a una alimentacion mucho mas saludable», asegura Oria. «La planta crece mas saludable, el fruto es mas saludable y se reduce el uso de productos quimicos en el proceso», agrega el micologo, insistiendo en que los efectos para la salud son «casi medicinales» por la gran cantidad de «beta carotenos, antioxidantes y vitaminas que la planta es capaz de sintetizar gracias a la colaboracion de estos hongos».

Pero ademas, de esta forma se potencia mucho el sabor y se recuperan «los sabores de antes», de forma que cada cosa «sabe a lo que tiene que saber», algo que se consigue porque la planta madura de modo natural. Segun el experto se puede decir que estas hortalizas «estan trufadas» porque los hongos contribuyen a potenciar su sabor original, «el que tenian antes de la invasion quimica de la agricultura extensiva».

Y la ultima ventaja, pero no la menos importante, es que se ha comprobado un incremento de las producciones de mas de un 15%, y en algunas parcelas de hasta el 20% «de una forma totalmente natural». Porque ademas se reduce el uso de nitratos y fertilizantes, ya que estas «trufas enanas» ayudan al suelo a fijar nitratos. De hecho, el biofertilizante se añade a la tierra y una vez realizada la simbiosis con la raiz de la planta el hongo, que generalmente va acompañado de bacterias «muy beneficiosas», se extiende por todo el suelo aprovechando el sistema reticular de las plantas, regenerando todo el terreno que recupera los microorganismos desaparecidos. Por todo Oria insiste en que, con este abonado natural, no solo se consigue una produccion ecologica, sino que se recupera el suelo, se reduce el uso de productos quimicos, y ademas se obtienen alimentos muy saludables.

Asegura que los resultados son tan positivos que ya se estan haciendo ensayos con otros cultivos, como la vid y el cereal, aunque podria extenderse a todo tipo de plantas, a las legumbres, a cultivos destinados a la alimentacion animal o en invernaderos, «porque hemos comprobado que este tipo de trufas enanas son capaces de asociarse con una variedad muy amplia de plantas».