Una experiencia sensorial para crear conciencia sobre la realidad en las granjas industriales

La ONG World Animal Protection está llevando adelante una campaña que busca reflejar, por medio de sonidos y aromas, la dura realidad que viven los animales en granjas industriales. El único objetivo: crear impacto y conciencia.


World Animal Protection inició una campaña enfocada en mostrar la verdad que se oculta detrás de las cadenas de restaurantes de comida rápida y las campañas engañosas de los supermercados que nos hacen creer a los consumidores, que los animales son criados en condiciones de bienestar.


La dura realidad es que las granjas industriales son la fuente más grande de crueldad animal en el mundo, y es una verdad que tanto los restaurantes como supermercados, no quieren develar.


Anualmente, 50 de los 70 mil millones de los animales de granja en todo el mundo son obligados a vivir y sufrir en las granjas industriales. En ellas, viven encerrados en jaulas, lejos de sus madres, sin ver la luz y sin capacidad de moverse o de desarrollar comportamientos naturales. En resumen: son tratados como engranajes de máquina.


Incluso, muchos animales (como es el caso de los pollos particularmente), son criados selectivamente para crecer de forma rápida, causándoles cojera, huesos débiles o rotos, infecciones y fallas en sus órganos.


Para comunicar un mensaje de alto impacto y concientización, Protección Animal Mundial se unió a la agencia multisensorial Condiment Junkie para lanzar un folleto sensorial y una experiencia de audio que busca recrear la difícil situación que enfrentan los animales de granja, apelando a despertar las emociones y sensaciones de quien lo recibe.


El folleto consta de una imagen de un popular sandwich, presentado de forma llamativa que invita a respirar lo que se cree que será un delicioso aroma. Sin embargo, al retirar la etiqueta para percibirlo, lo que se huele es algo inesperado y desagradable. El olor es rancio de miedo, estrés y sufrimiento. Al abrir la pieza de comunicación, puede verse la fuente del olor: una dura imagen que refleja las condiciones de crueldad en las que viven los animales de granja a lo largo de toda su vida.


La investigación nos dice que cuando una imagen se acompaña de un aroma, las personas reaccionan más emocionalmente a la imagen. Utilizando el poder del aroma y el disgusto, los juicios morales pueden hacerse más severos, ayudando a transmitir este importante mensaje de una manera novedosa e inolvidable.


Aunque no todos lo saben, los cerdos son una de las especies más antiguas de los animales de granja y domesticados por los seres humanos hace seis mil años, incluso antes que las vacas. Son animales súper sociables y tienen más de 20 tipos se sonidos. De hecho, los lechones pueden reconocer la voz de sus madres que los llama para la cena o cuando los amamanta, que les canta para calmar a sus bebés. Y a diferencia de lo que la mayoría piensa, ¡son súper limpios!


Los cerdos nunca usan el lugar donde comen y duermen para ir al baño, pero esto ocurre porque no tienen suficiente espacio, algo que se ha tornado un estilo cotidiano en muchas granjas industriales del mundo. Aquellos que viven en un régimen de producción industrial, rara vez pueden tomar en calma la leche de sus mamás, sentir la tierra bajo sus pies, ver la luz natural del día o pueden divertirse junto a sus compañeros. Por el contrario, a duras penas pueden movilizarse.


Los pollos, por ejemplo, son otro caso de sufrimiento desmedido. Muchos consumidores evitan formar una conexión cognitiva o emocional con ellos porque de este modo, puede ser más fácil lidiar con el dilema moral asociado al bajo nivel de bienestar animal en la industria agropecuaria. Pero al igual que los cerdos, los pollos también precisan ser ayudados.


La mayoría de nosotros nos imaginamos a los pollos corriendo libremente, picoteando, rascando el suelo, estirando sus alas. Esto es comportamiento normal de un pollo. Sin embargo, no es así como se crían miles de millones de pollos. Por el contrario, en muchos cobertizos industriales, no hay enriquecimiento, no hay luz natural, no hay espacio para rascar, picotear o estirar sus alas. La mayoría del tiempo, suelen estar sentados en sus propias heces, sufriendo quemaduras de amoníaco al hacerlo.


En relación a la campaña que World Animal Protection lleva a cabo para dar a conocer la verdadera vida que llevan los animales en muchas granjas del mundo, Mark Dia, Director Global de Agricultura de la ONG, dice:


“Olvídese de los eslóganes, olvide la publicidad inteligente: queremos que la gente sepa que detrás de esos grandes supermercados y restaurantes de comida rápida se encuentran animales de granja que soportan el dolor, el miedo y la suciedad. También, hay otros costos incluidos en el precio barato: el aumento de “súper bacterias” debido al uso excesivo masivo de antibióticos en granjas industriales, contaminación del agua, emisiones que cambian el clima y mucho más.


“Estos supermercados y restaurantes de comida rápida tienen el poder de crear una vida mejor para los animales de granja. World Animal Protection está llamando al público a comer menos carne, y exige que las empresas escuchen a sus clientes y obtengan carne de granjas de mayor bienestar.


“Un mayor bienestar es bueno para los animales, bueno para los negocios, bueno para las personas y bueno para el planeta. Reduce el estrés, las lesiones y las enfermedades, disminuye el uso de antibióticos y proporciona carne de mayor calidad para los consumidores “.

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