¿En qué consiste el riego por inmersión?

Las plantas necesitan un constante suministro de agua para que los nutrientes que hay en la tierra puedan quedar disponibles para ellas. Por este motivo, todos aquellos que tenemos algunas en casa o un jardín, debemos de asegurarnos de que reciben la cantidad que requieren, pues tanto el exceso como la falta de él las debilitaría hasta el punto de que se volverían muy vulnerables a las plagas y a los microorganismos que causan enfermedades, como los hongos.

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Pero, ¿cómo regarlas? Bueno, hay distintas maneras de hacerlo: por aspersión, exudación, etc. En este artículo hablaremos del riego por inmersión, el más recomendado para aquellas plantas que crecen en macetas con poco sustrato, como los bonsáis o las orquídeas epífitas, y para aquellas que están sufriendo por falta de agua.

Se trata de un tipo de riego que se basa en introducir la planta en un recipiente con agua hasta que toda la tierra haya quedado bien empapada. Normalmente, el periodo de tiempo que necesita para ello son unos 15 minutos, pero si está muy seca y se ha compactado tanto que se ha convertido en una especie de bloque de sustrato, puede que sea necesario tenerla más tiempo.

El riego por inmersión es uno de los más delicados. Las raíces de las plantas, a excepción de las acuáticas y de aquellas que viven en las riberas de los ríos, no quieren tener un contacto excesivo con el agua. Si lo tuvieran, simplemente morirían asfixiadas ya que no están preparadas para absorber una gran cantidad de líquido, y menos rápidamente.

Por ello, sólo se debe regar por inmersión aquellas que estén pasándolo mal por falta de agua, así como aquellas que estén creciendo en macetas con poca tierra. También es muy aconsejable utilizar este tipo de riego para mantener el sustrato de los semilleros ligeramente húmedos, pues si los regáramos con una regadera, como las semillas son tan pequeñas, podrían moverse de lugar.