ABECEAGRARIO: FLOR

Vamos con un término sencillito pero la mar de sugerente. Y no os preocupéis, que yo también estoy «en modo vacaciones», y no pienso daros la chapa con una clase de botánica.

Solo recordaros una cosita: las flores son los órganos de las plantas destinados a la reproducción. Las hay que confían en el aire para hacer parte del trabajo, y otras que se lo encargan a los animales polinizadores, a los que atraen utilizando intensos aromas y colores brillantes, o ambas cosas a la vez. Si lo consiguen, la planta habrá conseguido su objetivo: formar frutos o semillas con las que perpetuarse.

¿Y esto que tiene que ver con la agricultura? Pues resulta que somos más comeflores de lo que te imaginabas…, y alguien tendrá que producirlas ¿no?.

Flores de toda la vida que resulta que son comestibles

Eso de poner en el plato pétalos de flores comestibles – como el romero, la lavanda, la rosa, la violeta, el pensamiento, el jazmín y muchas más – es algo que ya no nos sorprende, aunque no sea muy común. De hecho, no se consideran legalmente como alimento y para conseguirlas los chefs recurren a productores especializados, ya que se trata de un producto muy delicado. Por cierto, ni se te ocurra comerte las del jarrón ya que pueden estar tratadas.

Si tienes huerto, puedes agenciarte unas flores del calabacín, para tomarlas rellenas o rebozadas. Fuente. Jörg Husemann / Pixabay

Flores que quizás no sepas que lo son

Ya sea porque no las hemos dejado desarrollarse o porque sólo nos comemos parte. En este grupo hay unas cuantas que te van a sonar un poco.

El brócoli, la coliflor y el romanesco son lo que un botánico definiría como una inflorescencia (grupo de flores) inmadura. En otras palabras, lo que nos comemos todo el tejido vegetal que sostiene y da lugar a las futuras flores.

Al parecer, a las abejas les gustan las flores del brécol. Fuente: Russ Ottens, University of Georgia, Bugwood.org


La alcachofa por su parte es la flor, todavía cerrada e inmadura de un cardo, Cynara scolimus, de origen mediterráneo.

Crecen muy despacio y se recogen inmaduras, cuando apenas se han desarrollado esos pelitos de la base, los futuros pétalos, que son tan molestos cuando aparecen.

Alcachofa abierta. ¿a que es bonita?. Fuente: Pixabay


¿Sabías que las alcachofas se consideraban una exquisitez en Roma?

Otra flor escondida es la alcaparra, Capparis spinosa. Esas cosas chiquititas que acompañan al salmón o le dan su gracia a la salsa tártara, realmente son capullo de una flor, muy bonita por cierto. No confundir con los alcaparrones, que también se preparan en encurtidos y son los frutos inmaduros de la esa misma planta, casi del tamaño de una aceituna.

La alcaparra es un arbusto espinoso, que crece espontáneamente en suelos pobres y secos. Originario de Asia, los griegos la expandieron, con bastante éxito, por la ribera del Mediterráneo. Fuente: Diario Com A NaturalezaTambién mediterráneo y no identificable a simple vista es el azafrán, que merecería una entrada para el solito.

De momento solo diré que lo que aporta ese inconfundible aroma a tantos platos son las partes femeninas una vez secas de la flor de Crocus sativus, una planta bulbosa pariente de lirios y tulipanes.

La última es una flor que no comemos, pero utilizamos por su aroma y sus propiedades medicinales: el clavo de olor.
Esa especie de clavos de aspecto leñoso son los capullos florales inmaduros de un árbol tropical, Syzygium aromaticum, recolectados justo antes de abrirse y que se secan durante varios días. Su especial aroma se debe al eugenol, una sustancia con propiedades antimicrobianas y entumece las terminaciones nerviosas…quizás ahora entiendas por qué la consulta del dentista tiene ese olorcillo a clavo.
Estas son las flores del clavo antes de secarse. Fuente: Science of Acne


¿Sabías que el clavo es la especia con mayor concentración de moléculas aromáticas?

Las que huelen de maravilla

La agricultura no sólo nos da de comer, también se cultivan plantas para obtener las esencias que producen sus flores. No me voy a entretener con ellas, pero sería injusto no mencionar aquí al azahar, la lavanda o la rosa damascena.

Un roscón de reyes no sería lo mismo sin ellas. Y es que la flor de azahar se utiliza en gastronómicas, pero también en cosmética y remedios medicinales. Fuente: Hans/Pixabay
Otras dos que no podían faltar

Ni se comen, ni dan olor, pero estas dos no podían faltar si hablamos de flores y agricultura. El girasol alegra el campo en verano, justo cuando está todo seco. Hasta vienen los japoneses a verlos a la campiña sevillana.

Su inconfundible estampa es única y muy apreciada por los fotógrafos. Fuente: Country Living