El uso de herbicidas en pre-emergencia en nuestro país va en aumento y ello responde a varias razones. La primera es el incremento de siembras de colza. En este caso, las soluciones herbicidas para controlar especies de hoja ancha se deben aplicar en este momento del cultivo para evitar problemas de fitotoxicidad.
Otra razón es el desarrollo en cereales de invierno de biotipos de vallico (Lolium rigidum), con resistencia a diversas familias químicas. En general, los casos de resistencia más habituales que nos encontramos en nuestras parcelas son resistencias a herbicidas comúnmente aplicados en post-emergencia, con mecanismos de acción diferentes a los herbicidas de pre-emergencia, por lo que estos últimos tienen mejores eficacias.
Además, si planteamos estrategias de desherbado a largo plazo, para un manejo integrado de malas hierbas, el uso de herbicidas de pre-emergencia es un factor más a la hora de diversificar el uso de herbicidas.
Como su nombre indica, estos tratamientos se realizan antes de la germinación del cultivo y de las malas hierbas. Por tanto, se entiende que el estado del suelo en lo que se refiere a su preparación, la presencia de residuos vegetales en superficie y la humedad del suelo o lluvias tras la aplicación, entre otros factores, pueden condicionar su eficacia.
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