La Gestión del Riesgo de Desastres: Pilar Estratégico para el Desarrollo Rural Sostenible

El desarrollo rural sostenible enfrenta múltiples desafíos en el contexto del cambio climático, la pobreza estructural, la degradación ambiental y la creciente frecuencia e intensidad de eventos extremos como sequías, inundaciones, deslizamientos y tormentas. En este escenario, la gestión del riesgo de desastres (GRD) ha emergido como un componente esencial de las políticas de desarrollo, particularmente en zonas rurales que, por su vulnerabilidad, requieren enfoques integrales de prevención, mitigación y adaptación.

De la gestión de desastres a la gestión de riesgos: una evolución conceptual y estratégica

Durante gran parte del siglo XX, el enfoque predominante ante los desastres fue reactivo y centrado en la emergencia. La «gestión de desastres» se enfocaba en brindar asistencia humanitaria, reconstruir infraestructura y restaurar servicios básicos después de ocurridos los eventos. Si bien estas acciones eran necesarias, se comprobó que resultaban costosas, ineficaces y limitadas para reducir el impacto recurrente de las amenazas.

A partir de la década de los 1990, se consolidó un cambio de paradigma hacia una visión más preventiva: la gestión del riesgo de desastres. Esta nueva perspectiva reconoce que los desastres no son únicamente fenómenos naturales, sino el resultado de la interacción entre una amenaza (como una tormenta o un sismo) y una vulnerabilidad social, económica y ambiental.

Este cambio fue impulsado por marcos internacionales como la Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres (EIRD), el Marco de Acción de Hyogo (2005-2015), y más recientemente el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres (2015-2030), que promueve una visión de gestión proactiva, multisectorial y orientada al desarrollo.

¿Por qué la GRD es clave en el desarrollo rural?

El mundo rural concentra altos niveles de pobreza, dependencia de los recursos naturales, bajos niveles de infraestructura y acceso limitado a servicios básicos. En este contexto, la GRD cumple un papel estratégico por varias razones:

1. Protege los medios de vida rurales

La agricultura familiar, la ganadería, la pesca artesanal y otras actividades rurales dependen estrechamente del clima y los recursos naturales. Sequías, heladas o inundaciones pueden destruir cosechas y animales, arruinando ingresos y seguridad alimentaria de comunidades enteras. La GRD ayuda a anticipar riesgos, diversificar medios de vida y adoptar prácticas resilientes.

2. Reduce la pobreza y la desigualdad

Los desastres naturales suelen profundizar las brechas sociales, afectando con más fuerza a los sectores más vulnerables. Incorporar el análisis de riesgos en las políticas rurales permite romper ciclos de pobreza y prevenir que las familias más empobrecidas queden atrapadas en situaciones de emergencia recurrente.

3. Promueve un uso sostenible del territorio

La planificación territorial con enfoque de riesgo permite evitar asentamientos en zonas inestables, conservar cuencas hidrográficas, reforestar áreas degradadas y restaurar ecosistemas clave. Esto no solo previene desastres, sino que también mejora la calidad ambiental y la productividad a largo plazo.

4. Fortalece la resiliencia comunitaria

El enfoque comunitario en la GRD promueve el conocimiento local, la organización social y la autonomía en la toma de decisiones. Las comunidades rurales fortalecidas son capaces de anticipar, enfrentar y recuperarse más rápidamente de eventos adversos, sin depender exclusivamente de ayuda externa.

El riesgo como variable estructural del desarrollo

Comprender que el riesgo no es un accidente, sino una condición estructural del desarrollo rural, cambia completamente la lógica de intervención. La gestión de riesgos no puede ser un “complemento” de los proyectos rurales, sino un componente transversal que influye en:

  • La selección de cultivos y tecnologías productivas.

  • El diseño de infraestructuras (caminos, canales, viviendas).

  • La planificación del uso del suelo.

  • La educación, la salud y los servicios sociales.

  • La gobernanza y la participación comunitaria.

Solo integrando el análisis de riesgo en todas las etapas del desarrollo rural se puede avanzar hacia una verdadera sostenibilidad, entendida no solo como cuidado ambiental, sino como la capacidad de sostener logros sociales y económicos a pesar de los eventos adversos.

Desafíos para integrar la GRD en el desarrollo rural

A pesar de su importancia, la implementación efectiva de la GRD en zonas rurales enfrenta varios obstáculos:

  • Escasa inversión pública en prevención, priorizándose aún respuestas reactivas.

  • Falta de información georreferenciada sobre amenazas y vulnerabilidades rurales.

  • Débil articulación institucional entre los sectores agrícola, ambiental, social y de infraestructura.

  • Poca inclusión de comunidades locales en los procesos de análisis, planificación y monitoreo.

  • Marco legal disperso y con baja exigibilidad en la incorporación del riesgo en proyectos de desarrollo

Por: Ing. Agr. Ricardo Castillo López

MSc. Dr.

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