Acción colectiva, gobernanza y cambio climático: el papel de los incentivos económicos

El cambio climático representa un problema global que exige respuestas colectivas a múltiples niveles. Sin embargo, su carácter de bien público y las profundas asimetrías entre actores hacen que la acción coordinada sea difícil de alcanzar.

Este artículo explora cómo la acción colectiva y la gobernanza se ven condicionadas por el diseño de incentivos económicos, desde la perspectiva de la economía neoinstitucional. Se analiza cómo los incentivos pueden alinear intereses individuales con objetivos colectivos y qué limitaciones enfrentan en un contexto de desigualdad, racionalidad limitada y altos costos de transacción. Finalmente, se presentan algunas recomendaciones para mejorar la eficacia de los incentivos en políticas climáticas.

1. Cambio climático: un dilema de acción colectiva

El cambio climático es un problema de acción colectiva global: todos los países y actores se benefician de la reducción de emisiones y la adaptación, pero ninguno tiene un incentivo fuerte para actuar de forma unilateral. Esto ocurre porque:

  • El clima es un bien público global (no excluible, no rival).

  • Los costos de mitigación/adaptación son locales y visibles en el corto plazo.

  • Los beneficios son globales y se distribuyen a largo plazo.

  • Existe un fuerte riesgo de polizones: actores que se benefician sin contribuir.

En este escenario, la acción individual racional puede conducir a resultados colectivos irracionales, lo que genera un desequilibrio entre la urgencia del problema y la lentitud de la respuesta.

2. Gobernanza climática: coordinando múltiples actores

La gobernanza climática implica arreglos institucionales —formales e informales— que permiten coordinar esfuerzos entre distintos niveles de gobierno, sectores económicos, actores sociales e internacionales. El objetivo es reducir emisiones y aumentar la resiliencia climática.

Sin embargo, la gobernanza enfrenta múltiples obstáculos:

  • Costos de transacción elevados: negociar, monitorear y hacer cumplir acuerdos requiere recursos, tiempo y capacidad técnica.

  • Información asimétrica: algunos actores tienen más conocimiento, poder o acceso a datos que otros.

  • Oportunismo: actores que maximizan su beneficio a corto plazo, incumpliendo compromisos o eludiendo responsabilidades.

  • Racionalidad limitada: decisiones tomadas con información incompleta, bajo incertidumbre o influenciadas por sesgos cognitivos.

3. El papel de los incentivos económicos

Desde la economía neoinstitucional, los incentivos económicos son herramientas clave para corregir fallas de mercado y promover comportamientos cooperativos en contextos de acción colectiva. En materia climática, los incentivos permiten:

  • Internalizar externalidades negativas (por ejemplo, que quienes contaminan paguen).

  • Reducir la brecha entre costos privados y beneficios sociales.

  • Estimular innovación, adopción tecnológica y cambios de comportamiento.

  • Compensar a los actores más vulnerables o con menor capacidad de adaptación.

4. Tipos de incentivos en la política climática

a) Incentivos de mercado

  • Impuestos al carbono: penalizan las emisiones, encareciendo las actividades contaminantes.

  • Mercados de carbono (cap-and-trade): crean un mercado de derechos de emisión para promover eficiencia y reducción de emisiones.

  • Pagos por servicios ambientales (PSA): recompensan prácticas que conservan ecosistemas o capturan carbono.

b) Incentivos financieros y fiscales

  • Subsidios verdes: para energías renovables, agricultura sostenible o eficiencia energética.

  • Créditos blandos y garantías: para proyectos de adaptación o resiliencia en comunidades vulnerables.

  • Exoneraciones fiscales: para inversiones que reducen huella de carbono.

c) Incentivos normativos y reputacionales

  • Etiquetado verde y certificaciones: permiten a consumidores identificar productos sostenibles.

  • Condicionalidades climáticas: acceso a fondos o licencias sujeto a prácticas bajas en carbono.

  • Reconocimiento público: premios o rankings para gobiernos o empresas climáticamente responsables.

5. Limitaciones de los incentivos económicos en la gobernanza climática

Aunque valiosos, los incentivos económicos no operan en el vacío. Su efectividad depende de:

  • Capacidad institucional: implementar, monitorear y hacer cumplir los esquemas requiere recursos técnicos y legales.

  • Justicia distributiva: mal diseñados, los incentivos pueden profundizar desigualdades o beneficiar a grandes actores a expensas de pequeños productores.

  • Coherencia de políticas: subsidios contradictorios (por ejemplo, a combustibles fósiles y a renovables al mismo tiempo) anulan los efectos positivos.

  • Tiempo de maduración: muchos beneficios ocurren en el largo plazo, mientras que los costos son inmediatos.

  • Percepción y confianza: si los actores no confían en las reglas, pueden no responder a los incentivos.

6. Recomendaciones para fortalecer los incentivos en la acción climática colectiva

  • Diseñar incentivos sensibles al contexto local: diferenciados según territorios, capacidades y actores.

  • Integrar incentivos con procesos participativos: para aumentar legitimidad y eficacia.

  • Complementar incentivos con regulación y educación: los incentivos no reemplazan la necesidad de normas claras y cambios culturales.

  • Reducir incertidumbre institucional: reglas claras, predecibles y estables en el tiempo aumentan la inversión en soluciones climáticas.

  • Articular incentivos con mecanismos de gobernanza multinivel: para evitar superposiciones y asegurar coherencia desde lo local a lo global.

A Manera de Conclusión

La acción colectiva frente al cambio climático requiere más que voluntad: necesita estructuras institucionales sólidas y mecanismos de gobernanza que alineen los intereses individuales con los objetivos colectivos. Los incentivos económicos, bien diseñados e implementados, pueden ser potentes catalizadores de la transformación, pero deben insertarse en marcos de gobernanza inclusivos, legítimos y eficaces. La clave está en construir reglas del juego que premien la cooperación, reduzcan el oportunismo y potencien las capacidades locales de adaptación y mitigación.

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