Si apoyas el reciclaje, te gusta la medicina holística y te preocupa profundamente la
globalización económica lo más probable es que tengas tú refrigerador repleto de
productos naturales, la razón es que hoy en día la agricultura orgánica forma parte de una
mentalidad social y política más amplia de lo que imaginamos, esta sostiene que todo
aquello que sea “natural” es mejor para la salud, nuestra tierra y la economía.
Pero los orígenes de la agricultura orgánica alrededor de los años 40 en Gran Bretaña
fueron totalmente diferentes, sus pioneros estaban preocupados por la tierra debajo de
sus pies por eso contemplaban prácticas diseñadas en restaurar la materia orgánica,
mejorar la estabilidad del suelo y evitar el uso fertilizantes químicos, pesticidas y
herbicidas.
Si nos detenemos a pensar las preocupaciones sobre la biodiversidad, justicia social y el
bienestar de los animales han crecido a partir del manejo de recursos claves en nuestras
tierras agrícolas, estos ideales siempre han establecido el movimiento orgánico en contra
de la agricultura intensiva y la agroindustria química.
Sin embargo se han producido convergencias de opiniones, durante décadas el estudio de
la agricultura orgánica se sentó en los márgenes de la revolución verde, otros buscaban
producir mayor cantidad de alimentos en menos tiempo mientras que algunos
agricultores se preocupaban por la sostenibilidad, pero actualmente parece que todos
llegaron a un acuerdo.
Hace 25 años el rendimiento era todo pero en los últimos 10 se ha reconocido la
necesidad de mantener la materia orgánica en los suelos, además con el cambio de
milenio los agricultores han comenzado a adoptar enfoques que buscan reducir el nivel de
insumos, energía, fertilizantes, pesticidas, herbicidas y otros que caracterizan a la
agricultura tradicional.
Hoy en día se ha demostrado científicamente que los agentes químicos reducen la
biodiversidad dentro de los ecosistemas, fomentan la erosión irreversible de los suelos,
generan residuos tóxicos en los alimentos, inducen efectos dañinos en la salud humana,
contaminan circuitos de aguas completos e incluso contribuyen a la extinción de animales
silvestres.
Una de las prácticas orgánicas más impresionantes es intercalar en cada cosecha
un cultivo de cobertura como el trébol o centeno que fija el nitrógeno de la atmósfera,
esto permite el descanso de la tierra y la función de retomar nutrientes que serán
utilizados en próximas cosechas, por otro lado los cultivos de cobertura mantienen
alejadas a las malas hierbas, retienen la humedad y previenen la erosión.
Otra técnica genial que se ha mejorado en base a las necesidades actuales es el arado,
sobre todo al final de la temporada buscando restaurar el contenido orgánico y aumentar
el nitrógeno sin necesidad de utilizar fertilizantes sintéticos, la baja labranza conserva la
estructura del suelo pero también reduce los insumos energéticos disminuyendo costos
en cientos de granjas.
Los cultivos de cobertura usados en el mundo orgánico proporcionan inicialmente
nitrógeno, y luego a medida que la materia orgánica se acumula en el suelo los nitratos y
otros nutrientes se adhieren, disminuyendo aún más el requerimiento de fertilizantes
añadidos.
Otra forma de contribuir con la nutrición y crecimiento de los cultivos es empleando el
enfoque de la biotecnología agrícola, esta no busca modificar genéticamente la cosecha
sino más bien emplear inoculantes orgánicos que aíslan bacterias agrícolas para apoyar los
procesos naturales, no contienen agentes patógenos solo elementos beneficiosos durante
la adhesión de nitrógeno y activación de hongos en las raíces.
Con los años se han reducido las técnicas viables a utilizar entre los agricultores una de
ellas ha sido la aplicación de metilbromuro como principal pesticida, el Protocolo de
Montreal uno de los más conocidos, indicó que contribuía con incidencias en la capa de
ozono, esto ha llevado a experimentar no sólo con otros pesticidas sino también con
métodos orgánicos para eliminar insectos cercanos a los cultivos incluyendo campos de
inundación en las plantaciones.
Indudablemente existe una inclinación a lo que desea el consumir actual, en pocas
palabras la gente no quiere pesticidas en sus alimentos menos si tienen niños en casa, la
razón es que en los últimos años se han publicado indicadores contundentes
desestimando el uso de fertilizantes y agentes tóxicos antes, durante o después de la
cosecha.
La revolución verde inicio una revuelta que puso a pensar a muchos y todavía causa
estragos y cambios de acción en diferentes partes del mundo, además los avances del
hombre en cuanto al tema agrícola han creado la unión perfecta entre métodos
tradicionales eficientes y las necesidades actuales.
La población sigue creciendo y cada día se necesitan más fuentes de alimento, aunque la
agricultura orgánica tarda más tiempo en dar frutos lo hace sin perjudicar a su entorno,
fauna, medio ambiente ni personas involucradas, solo hace falta una mejor organización
para que las metas se cumplan sin problemas.
Los científicos indican que todavía no podemos utilizar este medio como la única fuente
de alimento porque gran parte de la población no podría acceder a ello, pero hace
millones de años ¿Cómo hacíamos? Utilizábamos plantas para alejar a los insectos, se
cambiaba la tierra para dejarla descansar y todos los métodos eran 100% naturales, lo que
nos hace pensar que si es posible solo que no obtendremos los frutos de forma inmediata.
Alrededor de este tema existen infinidad de intereses económicos e incluso políticos como
lo hablamos al inicio del artículo, muchas personas siguen consumen productos orgánicos
por moda pero no realmente porque conozcan sus fundamentos, no seas uno más del
montón ¡Documéntate! Y busca información actualizada es la única forma de llevar una
vida acorde a nuestros principios y empezar a idear que nos depara el futuro.