El Nitrógeno en fertilización de los cultivos forrajeros

 

El Nitrógeno en fertilización de los cultivos forrajeros y recomendaciones de abonado nitrogenado


El Nitrógeno como elemento fertilizante y fertilización de los cultivos forrajeros con recomendaciones de abonado nitrogenado.


Nitrógeno


El nitrógeno es imprescindible para el desarrollo de todas las plantas forrajeras y pratenses, con excepción de las leguminosas, que son capaces de utilizar el nitrógeno del aire a través de su asociación simbiótica con los rizobios.


Es necesario diferenciar:


1) Praderas de solo gramíneas y especies anuales no leguminosas.
2) Leguminosas forrajeras anuales y plurianuales.
3) Prados y praderas.


1) Praderas de sólo gramíneas y especies anuales no leguminosas (cereales de invierno, en cultivo monofito, y maíz forrajero). El objetivo del abonado nitrogenado es atender las extracciones estimadas, teniendo en cuenta los posibles aportes al suelo del cultivo anterior.  


2) Especies leguminosas anuales asociadas a cereal (veza, guisantes forrajeros y haboncillos) y plurianuales (alfalfa). No recibirán abono nitrogenado, salvo una pequeña dosis en siembra en suelos pobres en nitrógeno.


3) Prados y praderas. Los prados y praderas suelen tener una componente leguminosa, principalmente tréboles, con capacidad para fijar nitrógeno del aire, lo que deberá tenerse en cuenta. El trébol jugó un importante papel en las praderas hasta la mitad del siglo XX. Como consecuencia de la comercialización de abonos nitrogenados inorgánicos en Europa, aparecieron en el mundo dos tendencias diferenciadas en cuanto al abonado nitrogenado:
Aplicación de dosis muy elevadas, de hasta 400 kg N/ha, con el objetivo de maximizar las producciones con base en el crecimiento de la componente gramínea, que responde muy bien al nitrógeno. Esta tendencia, que significó la desaparición del trébol en muchas praderas, se consolidó, principalmente, en el oeste y centro de Europa. 
Seguir confiando en el trébol como fuente de nitrógeno para el sistema de producción, que se mantuvo y desarrolló con éxito sobre todo en Nueva Zelanda, como base principal de un sistema de producción a bajo coste para poder competir en el mercado mundial.


Europa empezó a revisar su tendencia hacia finales del siglo XX porque aparecieron altos contenidos de nitratos en las aguas, con el consiguiente riesgo para la salud humana y el equilibrio medioambiental.


RECOMENDACIONES DE FERTILIZACIÓN CON NITRÓGENO Y ABONADO NITROGENADO


Alfalfa


Se podrán aplicar 30 kg N/ha en siembra para favorecer el establecimiento en la fase previa a la nodulación. Una vez establecido el alfalfar, si funciona correctamente la nitrofijación, la alfalfa no necesitará la aplicación de abonos nitrogenados.


Praderas


La recomendación se realiza para una producción anual estimada de 10 t/ha de materia seca. La cantidad de nitrógeno aplicado influye de forma decisiva en el equilibrio gramínea-leguminosa (González, 1982). Dosis altas de nitrógeno, asociadas normalmente a aprovechamientos para ensilar, favorecen el crecimiento de la gramínea, de modo que la presencia de leguminosas puede llegar a ser insignificante. Dependiendo de la orientación productiva de la explotación, el nitrógeno aplicado puede ir desde cero, en las praderas en que se confía a las leguminosas la entrada de nitrógeno en la explotación, hasta 400 kg N/ha, en aquellas en las que la producción se basa exclusivamente en las gramíneas.


Abonado de establecimiento de praderas. Las siembras suelen establecerse en el mes de septiembre, época en la que se recomienda aplicar del orden de 40 kg N/ha, con excepción de las praderas ecológicas, que no recibirán nitrógeno procedente de abonos químicos inorgánicos.


Abonado anual de mantenimiento de praderas  


Praderas ecológicas. No recibirán nitrógeno procedente de abonos químicos inorgánicos en ningún momento.


Praderas con presencia importante de leguminosas. Las leguminosas no expresan su potencial hasta bien entrada la primavera. Por eso, se suele abonar con unos 30-40 kg N/ha a la salida del invierno, un mes antes de que el ganado salga al pastoreo. En el resto del año se confía una buena parte de la producción a la leguminosa. Puede haber una segunda aportación de 30-40 kg N/ha después del primer pastoreo. 


Praderas con muy pocas leguminosas. En este caso se confía la producción a las gramíneas, que necesitan de altos aportes de nitrógeno. Se recomienda aplicar 60-70 kg N/ha a la salida del invierno, un mes antes de la salida del ganado al pasto, y 60-70 kg N/ha después de cada pastoreo hasta mediados de junio, época en que suele empezar a disminuir el crecimiento a causa de la sequía en la España Húmeda. Se completará con otro aporte de 60-70 kg N/ha a principios de septiembre para el crecimiento de otoño. En las fincas con regadío el abonado puede seguir en el verano.


Praderas para ensilar. Se aplicarán 80-90 kg N/ha a la salida del invierno, mes y medio antes del corte, y otros 80-90 una semana después del primer corte, en el caso que se hagan dos cortes para ensilar. Si hubiese un despunte de la hierba por siega o pastoreo al inicio de la primavera, el primer nitrógeno se aplicará después del despunte.


Maíz y sorgo forrajeros


Para una producción estimada de 15 t/ha de materia seca de maíz, se aplicarán 190 kg N/ha en siembra.


Si la explotación tiene aperos adecuados, esta cantidad puede repartirse en dos mitades, una en siembra, y otra en cobertera. Para una producción de sorgo forrajero estimada en 5 t/ha de materia seca, se aplicarán 95 kg N/ha en siembra.


En el caso de que se utilicen variedades con capacidad de rebrote y la climatología lo permita, se recomienda aplicar 60 kg N/ha después del primer corte.


En el caso de que el cultivo anterior haya sido una pradera rica en leguminosas o una mezcla de veza o guisantes con cereal, puede reducirse la fertilización en 40-50 kg N/ha.


En zonas con mayores rendimientos, las dosis de fertilizantes aumentarán proporcionalmente a las producciones obtenidas.


Cereales de invierno y raigrás italiano


Para una producción estimada de 5 t/ha de materia seca se aplicarán 100 kg N/ha, 30 en siembra y 70 a la salida del invierno. En el caso de que el cultivo anterior sea una pradera rica en leguminosas o una mezcla de veza o guisantes con cereal, puede eliminarse los 30 kg/ha de la siembra.   


Mezclas de cereal de invierno con veza o guisantes forrajeros


No recibirán abono nitrogenado. En suelos pobres en nitrógeno aplicar 40 kg N/ha en siembra. 


El Nitrógeno en fertilización de los cultivos forrajeros y recomendaciones de abonado nitrogenado