El sector agrícola español teme un ‘Brexit’ sin acuerdo

El sector agrícola español teme un ‘Brexit’ desordenado por los efectos catastróficos que supondría, aunque muchos productores aseguran que llevan ya tiempo sufriendo la depreciación de la libra esterlina frente al euro.


La preocupación por una posible salida sin acuerdo de Reino Unido de la UE sobrevuela la feria berlinesa del sector agrícola Fruit Logistica, en la que participan más de 3.200 empresas de 90 países, entre las que se cuenta una nutrida representación española.


Los efectos negativos van desde lo puramente logístico, por el restablecimiento de las aduanas, a la firma de nuevos acuerdos comerciales -que minarían la preeminencia española-, pasando por la fuerte depreciación que ha sufrido la libra en los últimos dos años.


La incertidumbre es enorme a menos de dos meses de la fecha de salida prevista, el 29 de marzo, sin que por ahora parezca posible que el Parlamento británico ratifique el acuerdo que su gobierno alcanzó con la Comisión Europea (CE) o que se reabra la negociación.


«Conforme pasan las semanas crece el desasosiego, la incertidumbre y la preocupación», asegura a Juan Marín, presidente de la Asociación de Productores-Exportadores de Frutas y Hortalizas de la Región de Murcia (Proexport), que subraya que un ‘Brexit’ «duro» sería «un desastre para Reino Unido, principalmente, pero también» para ellos.


«Lo que más nos preocupa es qué va a pasar con la libra», apunta Marín.


En este mismo sentido abunda el presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, que afirma que un ‘Brexit’ «duro» sería, para el Reino Unido, como «pegarse un tiro en el pie», una «solución muy mala» para los británicos, pero también para los españoles.


El presidente de la Asociación de Productores-Exportadores de Frutas, Uva de Mesa y Otros Productos Agrarios (Apoexpa), Joaquín Gómez, asegura que «el sector ya ha perdido con el ‘Brexit’ todo lo que tenía que perder» en relación con la depreciación de la divisa británica.


La libra se cotizaba antes del referéndum por encima de los 1,30 euros y en la actualidad se cambia a 1,14 euros.


También preocupa que Reino Unido busque proveedores alternativos y que se desplace parte del mercado en perjuicio de la agricultura española y beneficio de terceros países, como podría ser Marruecos.


Éste no es el caso de David Romera, especialista en Reino Unido del Departamento Comercial Internacional del grupo almeriense Agroponiente, que argumenta que un «plan B» británico sería demasiado complejo y su negocio son productos «de primera necesidad».


«No creo que nuestro producto se vaya a resentir», asegura Romera, que concede que en un primer momento podría haber tensiones comerciales, pero que la alimentación quedaría a salvo: «Con nuestros productos hay una línea roja».


Algunos temen, sin embargo, la vuelta al sistema previo, con aranceles de entre el 10 y el 15 % para productos hortofrutícolas y un considerable aumento de los trámites burocráticos de las exportaciones.


REFORZAR LAS ADUANAS


A corto plazo, explica el consejero de Agricultura de Murcia, Miguel Ángel del Amor, el peligro es que se produzca un «colapso de la aduana» porque el Reino Unido no sea capaz de gestionar el volumen de importaciones, lo que dañaría mucho al producto perecedero.


«¿Quién indemniza?», se pregunta Del Amor, que considera que «el Estado debe proteger las mercancías» y propone un plan similar al que se ejecutó tras el «veto ruso». A su juicio, es preciso un «plan de contingencia claro» por parte del Gobierno español y apunta que las empresas ya están tomando medidas.


Gómez lamenta que España no haya reforzado su personal aduanero de cara al ‘Brexit’ como sí han hecho otros socios europeos, como Holanda, Alemania y Francia.


El sector está presionando a la administración a distintos niveles, desde el regional hasta el comunitario, para que apoye a los agricultores ante el ‘Brexit’, aunque reconoce que hay muchos otros ámbitos a los que la política tiene que prestar atención en este asunto.


Las asociaciones le están apuntando fórmulas para disminuir en lo posible las trabas, desde un ‘fast track’ en la frontera que priorice la entrada de productos perecederos a la asunción, por parte de las empresas, del papeleo comercial y sanitario preciso para exportar. 

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