Gerencia y gestión de riesgos en la ganadería: claves estratégicas para un sector resiliente y competitivo

La ganadería, como actividad económica fundamental en numerosos territorios rurales, enfrenta un conjunto complejo de riesgos que amenazan su sostenibilidad productiva, ambiental y económica. Estos riesgos pueden ser de naturaleza climática, sanitaria, de mercado o institucional, y su ocurrencia puede comprometer no solo los ingresos del productor, sino también la seguridad alimentaria, el equilibrio ecológico y el bienestar animal.

En este contexto, la articulación entre gerencia y gestión de riesgos adquiere una importancia estratégica para garantizar la viabilidad de los sistemas ganaderos y su adaptación a un entorno cambiante y altamente incierto.

La gerencia como marco integrador

La gerencia en la ganadería va más allá de la mera administración de recursos. Se refiere al conjunto de procesos de planificación, organización, dirección y control orientados a alcanzar objetivos productivos y económicos mediante el uso eficiente y racional de los factores de producción: tierra, animales, capital humano, tecnología e información.

Una gerencia ganadera eficaz no solo se enfoca en maximizar la rentabilidad, sino también en anticipar escenarios, minimizar incertidumbres y construir capacidades adaptativas. En este sentido, la incorporación de la gestión de riesgos como un eje transversal del proceso gerencial no es opcional, sino constitutiva de una gerencia moderna, estratégica y orientada a la sostenibilidad.

Riesgos en la ganadería: una visión integral

La ganadería está expuesta a múltiples tipos de riesgos, entre los cuales se destacan:

  • Riesgos climáticos: sequías prolongadas, olas de calor, inundaciones o heladas que afectan la disponibilidad de pasto y agua, la salud animal y la productividad.

  • Riesgos sanitarios: brotes de enfermedades infecciosas (como fiebre aftosa, brucelosis, peste porcina) que pueden tener consecuencias devastadoras para la producción y el comercio.

  • Riesgos de mercado: fluctuaciones en los precios de venta, costos de insumos, variaciones cambiarias o barreras comerciales que impactan la rentabilidad del negocio.

  • Riesgos financieros e institucionales: dificultades de acceso al crédito, cambios normativos, inestabilidad de las políticas públicas o carencias en los servicios de extensión y asesoría técnica.

Frente a esta multiplicidad de amenazas, la gerencia ganadera debe actuar con una lógica proactiva, orientada a identificar, evaluar y mitigar riesgos, en lugar de limitarse a responder de forma reactiva cuando las crisis ya han generado pérdidas irreversibles.

Gestión de riesgos: componente esencial de la gerencia ganadera

La gestión de riesgos en la ganadería consiste en un conjunto de estrategias y herramientas que permiten prevenir, reducir, compartir o transferir los impactos negativos de eventos adversos. Este proceso puede estructurarse en cuatro etapas principales:

  1. Identificación de riesgos: implica reconocer las amenazas específicas que enfrenta cada unidad productiva, considerando factores agroecológicos, sanitarios, financieros y del entorno.

  2. Evaluación del riesgo: mediante análisis cuantitativos o cualitativos, se estima la probabilidad de ocurrencia de cada riesgo y su posible impacto sobre los objetivos productivos y económicos.

  3. Diseño de estrategias de mitigación: aquí se definen acciones concretas para disminuir la exposición o la vulnerabilidad frente al riesgo. Ejemplos incluyen la diversificación productiva, el uso de razas resilientes, la implementación de planes sanitarios, la mejora de infraestructura para el manejo del agua, o la contratación de seguros agropecuarios.

  4. Monitoreo y ajuste: la gestión de riesgos es un proceso dinámico que requiere evaluación continua, retroalimentación y adaptación en función de los cambios en el entorno.

La gerencia del riesgo como ventaja competitiva

La integración efectiva de la gestión de riesgos dentro del proceso gerencial permite a las unidades ganaderas no solo sobrevivir en contextos adversos, sino también mejorar su competitividad. Los sistemas productivos que incorporan prácticas resilientes, tecnologías apropiadas y procesos de toma de decisiones basados en información oportuna y confiable tienen mayor capacidad de mantener su operatividad, acceder a mercados exigentes y atraer inversiones.

Además, la gestión de riesgos bien estructurada favorece el cumplimiento de estándares de sostenibilidad ambiental y bienestar animal, cada vez más demandados por consumidores y marcos regulatorios internacionales.

Desafíos para una gerencia ganadera con enfoque de riesgo

A pesar de sus beneficios evidentes, la implementación de una gerencia ganadera basada en la gestión de riesgos enfrenta diversos obstáculos. Entre ellos se encuentran la baja disponibilidad de información técnica, la escasa formación gerencial de muchos productores, la limitada articulación institucional entre los actores del sistema agroalimentario y la falta de acceso a instrumentos financieros adecuados, como seguros indexados o fondos de emergencia.

Superar estos desafíos requiere fortalecer los sistemas de extensión rural, fomentar la educación agroempresarial, desarrollar marcos normativos estables y facilitar la articulación público-privada en la provisión de servicios para la gestión del riesgo.

Por: Ing. Agr. Ricardo Castillo López

MSc. Dr.

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