En un entorno agrícola cada vez más desafiante, caracterizado por la incertidumbre climática, la variabilidad de los mercados y la necesidad de producir de manera sostenible, la gerencia de las empresas agrícolas requiere herramientas que permitan mejorar la toma de decisiones, aumentar la transparencia y controlar los riesgos. En este contexto, el informe COSO se presenta como una guía práctica y útil para fortalecer la gestión interna y garantizar que la empresa cumpla sus objetivos de manera eficiente y ordenada.
Aunque su origen se encuentra en el mundo empresarial y financiero, el enfoque COSO es perfectamente aplicable a las unidades de producción agrícola, tanto familiares como empresariales, ya que ayuda a organizar la gestión desde una perspectiva integral, con una visión clara de los riesgos, los controles y el cumplimiento de metas.
¿Qué es el informe COSO?
El informe COSO fue desarrollado por el Committee of Sponsoring Organizations of the Treadway Commission (COSO) en Estados Unidos. Se trata de un modelo que define los principios y componentes fundamentales para un sistema de control interno eficaz.
En términos simples, el control interno es el conjunto de políticas, prácticas y procedimientos que una empresa aplica para:
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Alcanzar sus objetivos de manera eficiente.
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Proteger sus recursos y activos.
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Prevenir errores y fraudes.
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Cumplir con leyes y normativas.
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Contar con información confiable para la toma de decisiones.
El modelo COSO propone que todo sistema de control interno debe estar basado en cinco componentes interrelacionados que deben estar presentes en toda organización, sin importar su tamaño o actividad.
Los cinco componentes del modelo COSO
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Ambiente de control
Se refiere al compromiso de los dueños, administradores y trabajadores con una cultura de orden, responsabilidad y ética. En una empresa agrícola, esto significa establecer reglas claras, respetar las funciones de cada trabajador, promover la honestidad y dar el ejemplo desde la dirección.
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Evaluación de riesgos
Consiste en identificar los riesgos que pueden afectar el cumplimiento de los objetivos. Por ejemplo: una sequía, una caída de precios, una plaga o una mala gestión de los insumos. Reconocer estos riesgos permite prepararse mejor para evitarlos o reducir sus efectos.
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Actividades de control
Son las acciones concretas que se aplican para reducir los riesgos. En una finca agrícola, pueden ser: llevar registros de los gastos e ingresos, verificar las compras de insumos, controlar el uso de agroquímicos, o establecer turnos para el riego. Estas prácticas ayudan a prevenir errores, desperdicios o pérdidas.
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Información y comunicación
Es fundamental que la información sobre las operaciones, los costos, las ventas, los riesgos y otros aspectos clave circule adecuadamente dentro de la empresa. Todos los trabajadores deben saber lo que se espera de ellos y cómo se mide su desempeño. Además, los responsables deben contar con información actualizada para tomar decisiones correctas.
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Supervisión
Implica revisar periódicamente que el sistema de control esté funcionando bien y hacer mejoras si es necesario. Por ejemplo, evaluar si se cumplieron los objetivos del ciclo productivo, si hubo pérdidas evitables o si algún procedimiento no fue respetado.
¿Por qué es importante aplicar COSO en la gerencia agrícola?
En una empresa agrícola, los riesgos están presentes de forma constante. Sin un sistema de control bien estructurado, es fácil caer en desorganización, pérdidas económicas, falta de información confiable y decisiones mal orientadas.
Aplicar los principios del informe COSO permite:
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Ordenar la gestión interna, evitando la improvisación.
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Proteger los recursos de la empresa, tanto económicos como productivos.
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Detectar a tiempo los errores, fraudes o fallas en el manejo de insumos y recursos humanos.
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Mejorar la productividad, al tener claridad en los procesos y responsabilidades.
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Facilitar el acceso a financiamiento, ya que los bancos y organismos valoran que la empresa tenga controles claros y buena información contable.
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Adaptarse mejor a los cambios del entorno, gracias a una gestión preventiva y orientada al riesgo.
En conclusión, el informe COSO no es un documento técnico reservado para grandes empresas, sino una herramienta práctica que puede ser adaptada y aplicada en cualquier emprendimiento agrícola, por pequeño que sea. Su valor reside en ayudar a los productores a organizarse mejor, conocer sus riesgos, establecer controles simples pero eficaces, y tomar decisiones con mayor seguridad. En un sector tan exigente como la agricultura vegetal o pecuaria, la aplicación del modelo COSO marca la diferencia entre una gestión improvisada y una gerencia profesional, responsable y orientada al éxito.
Por: Ing. Agr. Ricardo Castillo López
MSc. Dr.
universidadagricola.com