Mantenimiento del césped

Para tener un césped sano y con buen aspecto, necesitamos realizar de forma periódica algunos cuidados:

Riego. El césped necesita mucho riego, especialmente en primavera y verano, épocas de gran crecimiento vegetativo que coinciden con los períodos de menos lluvias.

Sin embargo, regar el césped en exceso produce enfermedades por hongos y asfixia las raíces, por lo que es preferible regar de menos que pasarse.

Por otra parte, si realizamos riegos profundos y abundantes, pero más espaciados en el tiempo, conseguiremos que el césped desarrolle raíces más profundas y sea más resistente a la sequía.

Más información sobre riego del césped.

Siega. La siega del césped debe realizarse con más frecuencia en primavera y verano, teniendo en cuenta que conviene segarlo alto si queremos que el césped tenga menos necesidades de riego y abono.

Debemos evitar segar el césped cuando la hierba está mojada para prevenir el ataque de plagas y enfermedades.

Más información sobre siega del césped.

Abonado. Conviene abonar el césped dos veces al año, una en otoño, usando abonos orgánicos ricos en potasio, y otra en primavera, aplicando un abono orgánico rico en nitrógeno.

Más información sobre abonado del césped.

Aireado. El aireado es una técnica que se realiza para abrir orificios en el terreno que permitan la aireación de las raíces del césped.

Para realizar el aireado se pueden utilizar máquinas o rodillos de púas que al pasarlos por el terreno crearán un gran número de agujeros que se rellenarán con arena mezclada con compost.

Más información sobre aireado del césped.

Escarificado. El césped genera de forma natural una capa de restos vegetales o capa de fieltro que impide la entrada de agua, oxígeno y abono en el terreno, lo que acaba deteriorando el césped.

Para romper esta capa impermeable y eliminar el fieltro, debemos rasgar superficialmente el suelo del césped al menos una vez al año, preferiblemente a principios de primavera.

Más información sobre escarificado del césped.