Mas sobre el Cuidados de las Orquideas

 

Cultivo
Para hablar de este tema es necesario hacer una separación de géneros, ya que las condiciones de cultivo pueden variar significativamente de uno a otro, sin embargo, podemos hablar de varios factores necesarios para el adecuado crecimiento y floración de las orquídeas:

 

Luz
Las orquídeas son amantes de la luz, deben recibir tanta luz como puedan tolerar sin que se les quemen las hojas. En general, pueden crecer adecuadamente bajo un árbol de follaje no muy tupido o bajo tela de saram. Una planta cultivada bajo sombra total, como la proporcionada por un árbol de mango, nunca florecerá o lo hará muy débilmente. Cuando las hojas presentan un color verde oscuro significa que están recibiendo poca luz, y por el contrario, si se tornan amarillentas significa que la iluminación es muy elevada.

 

Requerimientos de Luz
en los Géneros Principales (en Foot-candles)
Vandas
8000
Cattleyas
2000 – 5000
Cymbidium
4000 – 5000
Dendrobium
1500 – 6000
Phalaenopsis
900 – 1500
Paphiopedilums
800 – 1000
Oncidiums
2000 – 4000
Odontoglossums
1200 – 2000
Ventilación
Una ventilación suave es muy importante para conservar la salud de las plantas, ya que es un control natural contra las enfermedades porque ayuda a eliminar los excesos de humedad que por lo general se traduce en presencia de hongos, insectos, babosas y caracoles.

 

Temperatura
Las orquídeas habitan zonas con temperaturas muy diversas, debe conocerse a ciencia cierta de donde proviene una planta antes de decidirse a cultivarla. Las plantas de zonas frías no deben sembrarse en sitios calientes y viceversa, ya que terminan muriendo al cabo de unos pocos meses. Es importante también garantizar un diferencial de temperatura de por lo menos 8° a 10°C entre el día y la noche para lograr que se active la floración, es decir, que si la temperatura máxima diurna es de 28°C, la temperatura mínima en la madrugada baje hasta 18° ó 20°C.

 

Humedad y Riego
Este aspecto es de suma importancia y merece nuestra total atención. La humedad relativa es una medida de la cantidad de agua presente en el aire para una temperatura dada, a mayor temperatura el aire permite mayor cantidad de agua en forma de vapor. Las orquídeas en general agradecen una humedad relativa del aire que oscile entre 60% y 80%. Esto no significa que debemos mantener las plantas llenas de agua, es importante dejar que las plantas se sequen completamente de vez en cuando para controlar los hongos. Para comenzar se puede regar cada 2 o 3 días e ir variando de acuerdo a las condiciones particulares de cada orquideario. Cuando el riego es excesivo los pseudobulbos se observan muy abultados, por el contrario, cuando los pseudobulbos se fruncen y las hojas se agrietan se debe aumentar su frecuencia. Tengan presente algo muy importante, es más fácil matar una orquídea por exceso de agua que por defecto. En tal sentido resulta prudente destacar que, a escala comercial, para controlar la variable “humedad” y lograr un cultivo sano y flores de calidad es recomendable cultivar bajo cubierta transparente adicional a la malla de sombra que pudiese requerirse.

 

Algunos consejos prácticos a tener en cuenta:
– Tenga en cuenta que mantener el medio húmedo no es lo mismo que mantenerlo enchumbado de agua.
– Las plantas con pseudobulbos pueden soportar períodos más o menos prolongados de sequía, no así las plantas carentes de ellos, especialmente las de crecimiento monopodial (Vandas y Phalaenopsis). Por tanto, estas últimas deben mantenerse en un sitio que garantice una elevada humedad ambiental.
– En las plantas de crecimiento monopodial es importante que la corona, o parte superior, permanezca seca durante la noche para evitar el ataque de hongos con la consecuente pudrición y muerte de la planta.
– Las plantas jóvenes o “seedlings” necesitan más humedad que las plantas adultas.
– Resulta provechoso para las plantas aplicar una vez al mes un riego copioso para eliminar los excesos de sales y abono que puedan quedar sedimentados en los envases de siembra.

 

Abonamiento
En la naturaleza las plantas se nutren de partículas de corteza de árboles descompuesta, de las deyecciones de los pájaros e insectos y de los minerales que transporta y disuelve el agua de lluvia; en nuestros orquidearios debemos alimentar a las plantas por medio de los llamados abonos foliares aplicados una vez por semana a la mitad de la dosis recomendada en la etiqueta del producto. El abono foliar está formado por tres elementos principales que las plantas absorben en grandes cantidades: Nitrógeno, Fósforo y Potasio (N – P – K) y microelementos que son necesarios en cantidades mínimas (Azufre, Boro, Calcio, Hierro, Magnesio, etc..).
Cuando la cantidad de Nitrógeno domina en la mezcla (por ejemplo: 20-10-10) se promueve el crecimiento vegetativo de las plantas. Cuando domina el Fósforo (por ejemplo: 5-30-10) se fortalece el sistema radicular, y cuando predomina el Potasio (por ejemplo: 0-5-15) se mejora la cantidad y la calidad de las flores. Cuando una persona posee pocas plantas y no desea complicarse la vida, puede aplicar semanalmente un abono balanceado (por ejemplo: 20-20-20). Tanto los elementos principales como los microelementos son necesarios para el sano desarrollo de las plantas, en la siguiente tabla indicamos efectos de cada uno y los síntomas de su deficiencia:
Las marcas de fertilizantes más conocidas y utilizadas son: Peter´s, Hortal, Mairol, Quimifol, Masterblend, Orquidex, etc.

 

Medios de Siembra
La mayoría de las orquídeas crecen bien sembradas en potes de arcilla, potes de plástico ó en cestas metálicas o de madera. El medio de siembra debe garantizar que el exceso de agua sea evacuado rápidamente y que el aire circule entre las raíces ya que éstas necesitan respirar. El medio de uso más extendido es la fibra de raíz de helecho, sin embargo, el helecho arborescente (Dicksonia selowii) es una especie en vías de extinción, por lo que debemos evitar su uso. Como variante se puede utilizar carbón vegetal, corteza o troncos de árboles, fibra de coco ó una mezcla de los anteriores. Nunca debe usarse tierra. El medio de siembra tiene una vida útil determinada por las condiciones de cultivo, por lo general de 2 a 3 años, vencido este tiempo debe cambiarse la planta a otro contenedor con medio de siembra nuevo, a esta operación la denominamos “repoteo”.

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