Insecticidas y fungicidas ecológicos

Aunque un jardín gestionado mediante prácticas ecológicas sufre menos enfermedades y plagas que un jardín convencional, existe una amplia gama de insecticidas, pesticidas y fungicidas ecológicos que se pueden utilizar si los sistemas previos de prevención fallan y se extiende por el jardín una plaga o enfermedad problemática.

Los pesticidas y fungicidas ecológicos u orgánicos provienen de plantas o minerales existentes en la naturaleza y sus efectos duran sólo uno a varios días, por lo que son más respetuosos con el ecosistema de tu jardín. A pesar de todo, los insecticidas, pesticidas y fungicidas orgánicos se deben aplicar sólo como último recurso ya que algunos pueden dañar también a los insectos beneficiosos del jardín.

Cuasia – Quassia. Es un pesticida orgánico que proviene de la corteza del árbol Picrasma. La cuasia es muy efectiva contra los pulgones, algunas orugas y otros insectos que se alimentan de hojas. No perjudica a las abejas ni a las mariquitas.

Derris. El derris es un insecticida muy efectivo contra las orugas y otras plagas, pero no es selectivo perjudicando también a los animales beneficiosos. El derris es dañino para los peces.

Jabón potásico o Jabón insecticida. Es un jabón de sal de potasio efectivo contra pulgones y cochinillas, moscas blancas, araña roja y otros insectos chupadores. El jabón insecticida actúa eliminando la protección cerosa de los insectos dejándoles expuestos a las inclemencias. Sus efectos sólo duran un día. Antes de utilizarlo debemos probar el jabón sobre algunas plantas aisladas para comprobar su tolerancia. Puede perjudicar también a los insectos beneficiosos.

Jabón suave. El jabón suave es utilizado tradicionalmente para todo tipo de áfidos o pulgones, así como ácaros de araña roja. El jabón mata únicamente a los insectos que toque y sus efectos duran un día.

Piretro, Rotenona, Nim (Neem) y Pelitre. Son insecticidas naturales procedentes de plantas como Chrysanthemum coccineum, en el caso del Piretro y la Rotenona, del árbol Azadirachta indica, en el caso del Nim y de la planta Anaciclus pyretrum, en el caso del Pelitre. Son efectivos contra cientos de insectos y especialmente contra áfidos o pulgones. Perjudica también a los insectos beneficiosos y a los peces, por lo que se debe pulverizar sólo sobre las plagas. No tienen efectos nocivos sobre animales de sangre caliente ni sobre las personas.

Aceite de colza. Se trata de un aceite que se puede pulverizar para combatir pulgones, moscas blancas, trips y ácaros de araña roja. Se debe probar previamente en plantas aisladas ya que en algunos casos puede dañar el follaje, por ejemplo, en fucsias, begonias o plántulas jóvenes.

Fungicidas de cobre. Existen distintos preparados a base de cobre que son empleados para combatir la roya, la botritis, el mildiu y otras enfermedades criptógamas, causadas por hongos que atacan las partes internas de la planta. Algunos de los preparados más conocidos son el caldo bordelés (mezcla de sulfato de cobre y cal apagada) y el caldo borgoñón (mezcla de sulfato de cobre y carbonato sódico). Los fungicidas de cobre, pulverizados sobre la planta, permanecen activos durante varias semanas. No deben nunca aplicarse durante las horas de sol ni durante la floración. El cobre debe usarse con mucha moderación ya que en concentraciones elevadas se acumula como metal tanto en la tierra, como en las plantas y en los animales y personas que puedan alimentarse de dichas plantas. De hecho, el uso de fungicidas de cobre está prohibido en la agricultura biodinámica, un movimiento de agricultura ecológica.

Fungicidas de azufre. Se utilizan para tratar enfermedades criptógamas, causadas por hongos que atacan las hojas y tallos de las plantas, como el oídio y la roya. También es efectivo contra ácaros. Sólo es eficaz cuando se aplica en épocas de temperaturas suaves, entre 12-25ºC. Perjudica a insectos beneficiosos como las mariquitas, por lo que debe utilizarse con precaución.