La piel de pescado desechada es una enorme oportunidad para reciclarla

El lago Turkana, situado en la región más septentrional de Kenya, junto a la frontera de Etiopía, se ha convertido en una oportunidad para el desarrollo sostenible de esta región empobrecida y azotada por la sequía y el cambio climático. La población parece haber encontrado su medio de vida pescando la perca del Nilo, una especie de lacustre que puede crecer hasta dos metros de longitud. Una vez fileteado, se comercializa en todo el país.


Por lo general, la piel se desperdicia o bien se vende a precios bajos como fertilzante o pienso para animales. Pero hay empresas que empiezan a concebir este material como subproducto, haciéndose ya un hueco en la industria de la moda, gran consumidora de recursos naturales. El cuero de pescado emerge al exterior con grandes posibilidades de prosperar. En el caso de la piel de perca, se ha constatado que absorbe muy bien los colores y el material resultante es muy ligero, con la particularidad de que su gran tamaño constituye una ventaja frente a pieles de otros tipos de pescado.


En la fábrica de Kitale, a donde se transporta este pescado, los trabajadores lo filetean con todo el mimo para que la piel se conserve correctamente. Se necesita destreza para que conserve su aspecto natural durante el proceso de curtido. Una vez que ha sido retirada, se lava y escurre antes de pasar por las distintas etapas de tratamiento: encalado, decolorado, desencalado, rendido, desengrasado y decapado. El proceso de curtido convierte la piel de pescado en cuero y, acto seguido, se procede al teñido y al acabado.


Este hallazgo constituye una importante fuente de ingresos para los pescadores locales, ofreciéndoles precios más altos y creando empleos alternativos para la comunidad. El objetivo de empresas como VictoriaN Foods es garantizar que el 60% de las personas que trabajan en la elaboración de cuero de pescado sean mujeres y jóvenes locales, dos grupos sociales con un elevado nivel de desempleo.


En este marco, varios diseñadores se han interesado por esta iniciativa. Es el caso del keniano Jamil Walji, que en su momento viajó a Kitale para supervisar la producción del cuero de pescado que utilizará en sus creaciones. Manifestó que para él había sido toda una experiencia dadas las características del material: duradero, fuerte y con formas y tamaños interesantes.


En la fábrica de Kitale, a donde se transporta este pescado, los trabajadores lo filetean con todo el mimo para que la piel se conserve correctamente. Se necesita destreza para que conserve su aspecto natural durante el proceso de curtido.

La FAO apoya y promueve la creación de comunidades pesqueras y costeras prósperas y, con su Iniciativa de Crecimiento Azul pone en valor la conservación y la gestión sostenible a través de ecosistemas saludables. En este contexto, la moda azul es una forma innovadora de apoyar a las comunidades pesqueras al tiempo que se reduce el desperdicio y se ofrecen alternativas sostenibles a la industria de la moda.


Para más información: Sogama


Por: ECOticias.com / Red / Agencias

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