Las 10 peores malezas para la agricultura chilena

“En el mundo hay cerca de 250 mil especies vegetales. De ellas sólo ocho mil especies, es decir, el 3% son consideradas malezas”, explica Fernando Pardo, crop manager de la división de fitosanidad de Anasac.

No importa si el porcentaje es bajo, porque una maleza mal controlada puede impactar negativamente los resultados de un cultivo o una producción. Esto porque compiten por los nutrientes, el agua y la luz con las plantas del cultivo, con la ventaja de que por ser más resistentes a las condiciones adversas probablemente se impongan.

Los investigadores explican que las que se denominan malezas son una característica propia de un ecosistema donde se desarrollan cultivos.

“Las malas hierbas son parte del equilibrio de la naturaleza. Al momento en el que comienza la actividad agrícola en una zona e irrumpes ese balance aparecen automáticamente”, afirma Juan Ormeño, doctor en Malherbología y dueño de la consultora San Isidro.

Por sus características son un problema complejo de controlar. Por ejemplo, algunas malezas pueden pasar años en estado de latencia o dormancia, y ante un cambio en el medio ambiente que les es propicio, emergen nuevamente.

Como la mayor parte de las plantas, las malas hierbas también desarrollan tolerancia o resistencia a los productos utilizados para controlarlas, comenta Víctor Hugo Andrade, crop manager de los cultivos de la zona sur de BASF.

Para un control eficiente de estas plantas es necesario aprender a identificar de qué mala hierba se trata y cómo actúa, para crear un manejo integrado que las pueda vencer, dicen los expertos (ver recuadro Tips para el control).

Conociendo al enemigo

Existen varios tipos de malezas, pero básicamente se pueden dividir en dos grandes grupos: gramíneas y latifoliadas. Las gramíneas o poáceas son plantas raramente leñosas, herbáceas y sus semillas son granos, como el maíz o el sorgo.  Las latifoliadas, en tanto, son especies reconocidas por su hoja ancha, generalmente arbustivas, con flores y tallos leñosos.

Según Ormeño, en Chile hay unas 500 especies de maleza. Sin embargo, cien son muy importantes para el agro. Dentro de ese centenar, existen diez que calificadas como las más complejas, porque son más invasivas, resistentes y, si son consumidas, pueden llegar a ser tóxicas para humanos y animales.

Malezas gramíneas:

– Maicillo (Sorghum halepense): Maleza perenne proveniente de África que fue introducida al país como especie forrajera para reemplazar al maíz, indica el libro Malezas de huertos frutales y vides: biología y control, de Juan Ormeño.

Es tóxica para el ganado, dado que contiene ácido prúsico y tiene poder alelopático sobre las plantas, es decir, inhibe su desarrollo. Además, es una de las más difíciles de controlar, ya que se desarrolla con rizomas o tallos subterráneos que se extienden y pueden emerger en otra parte de la superficie. El desarrollo de esta mala hierba se presenta, sobre todo, en sistemas agrícolas que utilizan entrehilera a lo largo de todo el valle central y los cultivos de maíz.

Para su control, se debe esperar que las plantas alcancen entre 50 y 60 centímetros de altura antes de realizar las aplicaciones. Los productos recomendados son glifosato en dosis medias o bajas; una mezcla con MCPA (herbicida sintético de amplio espectro) o Aminotriazol. Se puede repetir las veces que sea necesario.

– Chépica (Paspalum paspalodes): Se le conoce también como pasto bermuda. Proviene de América tropical y fue introducida como forraje, señala la publicación de Ormeño. Es una planta perenne, rizomatosa y estolonífera, lo que significa que desarrolla tallos subterráneos que, si son cortados y quedan pedazos sueltos en la tierra, pueden dar origen a una nueva planta, lo que la hace muy invasora, densa y difícil de controlar. Tiende a desarrollarse en zonas templadas y está presente incluso en el valle central del país.

Esta maleza se puede controlar con glifosato solo o mezclado con MCPA. También se recomienda el uso de Aminotriazol.

– Hualcacho (Echinochloa crus-galli): Es una especie introducida, de tipo anual, primaveral y estival que se expande por casi todo el valle central.

Por su origen subtropical se da con facilidad en sectores húmedos, soleados y de suelos arcillosos y tiene especial incidencia en cultivos de arros y en zonas con frutales.

Para esta especie se recomiendan herbicidas residuales como la napropamida, oryzalin, trifluralina, oxifluoren y oxiadazon, ya que resisten el ataque de productos más universales como el glifosato.

-Ballicas (Lolium multiflorum): Es una especie anual reconocida como una de las más problemáticas por su resistencia a los herbicidas convencionales.

Se introdujo en Chile con propósitos forrajeros desde el Viejo Mundo y derivó hasta convertise en maleza. Crece en abundancia en invierno, especialmente en suelos húmedos y fértiles. Pardo comenta que hace dos años nadie las consideraba mucho, pero se hicieron resistentes. Hoy está propagada en todo el país.

Al igual que en para el Hualcacho, por tratarse de una especie más resistente, se recomienda el uso de napropamida, oryzalin, trifluralina, oxifluoren y oxiadazon, con las que se puede controlar hasta un 100% de necrosis de la maleza, con las dosis máximas señaladas.

Malezas latifoliadas:

– Falso té (Bidens aurea): Se trata de una planta perenne herbácea y con poderosos rizomas que pueden invadir plantaciones enteras. Es de origen americano subtropical, por eso, prospera en lugares húmedos o inundados, como desagües y bajos de potreros, surcos de riego, canales y acumuladores, entre otros.

Se expande también tras el corte de los tallos, por estolones. Prado explica que estas especies crecen también en frutales. Hoy está presente desde la VI a la IX región.

Para malezas en huertos en receso, en los bordes y en los caminos, se recomienda el 2,4 D..Para frutales y otros cultivos, se recomienda el MCPA sal solo o con aminotriazol o glifosato. Se recomienda repetir el tratamiento a fines del verano si hay rebrote.

– Chufa (Cyperus esculentum): Es una maleza perenne con rizomas invasivos que se ha expandido fuertemente los últimos años. Ataca a viñas, frutales y granos, coloniza como un césped y, geográficamente se extiende desde La Serena hasta Chillán.

Esta mala hierba proviene de Asia y en Europa se utiliza para alimentar a los cerdos. Su control es muy difícil, sobre todo, en los sistemas de entrehilera que favorecen su reproducción y proliferación.

Para controlarla se recomienda utilizar glifosato sólo o con MCPA sal en dosis máximas. Además se puede complementar con Aminotriazol para incrementar el control. Otra de las mezclas es utilizar mitad glifosatos y mitad halosulfurón para mejorar aún más el control.

– Correhuela (Convulvulus arvensis): Esta maleza también es perenne y tiene una raíz muy profunda con rizomas. Es una de las más antiguas en Chile y nunca se ha logrado controlar al 100%. Sólo se puede mantener acotada, por lo que necesita un programa estratégico fuerte. Es tolerante a muchos herbicidas. Al igual que la Chufa, es posible encontrarla en casi todo el territorio nacional.

Para su control se recomienda utilizar una mezcla de glifosato con 2,4 D en huertos de receso y caminos. Mientras que en cultivares activos se recomienda glifosato con MCPA.

– Pila-pila (Modiola caroliniana): Es perenne y herbácea. Tiene tallos estoloníferos que le permiten invadir nuevas áreas, es resistente a las heladas y su vigor aumenta en primavera. Además es tolerante al glifosato.

Proviene de América del Norte y ha proliferado rápidamente en Chile, sobre todo, en huertos frutales, parrones y viñedos de la Zona Central.

El aminotriazol es el herbicida más recomendado para el control de esta maleza. Puede usarse solo o en mezcla triple con glifosfato y MCPA sal. Cuando se quiere controlar en caminos u orillas de canales se recomienda el 2,4 D en dosis aumentadas. Para aplicar nuevamente deben pasar al menos tres o cuatro meses.

– Malva (Malva nicaensis): Es una maleza perenne que emerge en otoño y a comienzos del invierno. Su origen es europeo lo que la hace resistente a las bajas temperaturas, y se extiende en las regiones agrícolas más australes. Es reconocida mundialmente por lo problemática que se hace su presencia. Según Ormeño el abuso de glifosato la hizo resistente y, hoy, evitar su crecimiento es casi imposible.

Para controlarla se recomienda el aminotriazol o el glifosato con MCPA sal en dosis máximas. En los caminos, por su parte se recomienda el 2,4 D.

– Pica-pica (Mucuma pruriens): Se da principalmente en la zona sur, en los forrajes y zona seca. Es arbustiva, con espinas y crece entre la VIII y la X región, principalmente. Es considerada muy peligrosa, pese a que sólo se da en esta zona, ya que es difícil de controlar, su reproducción es vegetativa y durante los últimos años se ha ido expandiendo por todos los cerros del sur del país.

Para este tipo de maleza se recomiendan utilizar glifosato complementado con otros ingredientes activos como el Diurón y el Oxadiazon en sus dosis máximas recomendadas.