La importancia de la comunicación y difusión en los sistemas de alerta temprana para la agricultura: más allá del pronóstico y monitoreo

En el contexto agrícola, los sistemas de alerta temprana (SAT) son herramientas esenciales para prevenir pérdidas y reducir riesgos ante fenómenos climáticos adversos, plagas o enfermedades. Tradicionalmente, estos sistemas se han enfocado en la recolección de datos meteorológicos y agroclimáticos —el pronóstico y monitoreo—, elementos clave para anticipar posibles impactos.

En términos simples, los sistemas de alerta temprana son herramientas o procesos que nos ayudan a prevenir problemas antes de que ocurran. Funcionan como un «sistema de aviso» que detecta señales de que algo malo puede pasar, por ejemplo, una tormenta fuerte, una plaga en los cultivos o una sequía.

Estos sistemas recopilan información (como el clima o el estado de las plantas), analizan esos datos y envían alertas a las personas que pueden verse afectadas, como los agricultores. Así, ellos pueden prepararse con tiempo para proteger sus cultivos y evitar pérdidas.

Sin embargo, la efectividad de un SAT no depende únicamente de la precisión de sus predicciones, sino también, y de manera crítica, de la capacidad de comunicar y difundir esas alertas de manera oportuna, clara y accesible a quienes realmente las necesitan: los agricultores.

Las etapas del un Sistema de Alertas Tempranas

Un SAT normalmente tiene cuatro etapas principales, que trabajan juntas como un ciclo:

Monitoreo y análisis del riesgo

Aquí comienza todo. Se trata de observar y recoger información sobre lo que puede causar un problema. Por ejemplo:

  • Cambios en el clima (lluvias, sequías, tormentas).

  • Presencia de plagas o enfermedades en los cultivos.

  • Niveles de agua, temperatura, humedad, etc.

Esta etapa responde a la pregunta:
¿Qué está pasando y qué podría pasar?

Generación de alertas

Con la información recopilada, se analiza si hay un peligro real y se emite una alerta. Es como decir:
“¡Atención! Hay señales de que podría ocurrir un problema.”

Esta alerta puede tener diferentes niveles (por ejemplo, leve, moderado, grave), según el riesgo que se detecta.

Comunicación y difusión

Una alerta no sirve de nada si no llega a las personas correctas. Esta etapa se encarga de transmitir el mensaje de forma clara, rápida y por medios accesibles (radio, teléfono, WhatsApp, reuniones comunitarias, etc.).

Esta etapa responde a la pregunta:
¿Cómo hacemos que todos se enteren a tiempo?

Capacidad de respuesta

Finalmente, las personas deben saber qué hacer cuando reciben la alerta. Aquí entra en juego la preparación y la acción, como:

  • Cubrir los cultivos.

  • Asegurar el ganado.

  • Almacenar agua o semillas.

  • Cambiar fechas de siembra, etc.

Más allá del pronóstico: la comunicación como pilar fundamental

El pronóstico, por sí solo, es insuficiente si la información no llega en tiempo y forma a los productores rurales. De nada sirve contar con modelos climáticos avanzados o estaciones meteorológicas de última generación si los agricultores no se enteran, no entienden la información o no saben qué hacer con ella. En los sistemas de alerta temprana (SAT), la comunicación es tan importante como el monitoreo, porque es el puente entre el conocimiento técnico y la acción en el campo.

La comunicación en un SAT debe ser clara, útil y oportuna. No basta con decir “habrá lluvias intensas en 48 horas”; es necesario explicar qué significa eso para un agricultor:
– ¿Es momento de cosechar antes de tiempo?
– ¿Debo suspender el riego?
– ¿Corro riesgo de perder mi siembra si no actúo?

La información técnica debe traducirse en mensajes comprensibles y relevantes, que ayuden a tomar decisiones concretas. Eso implica usar un lenguaje sencillo, evitar términos demasiado científicos, y entregar recomendaciones prácticas y contextualizadas.

Además, es crucial que los mensajes consideren las características sociales, culturales y económicas de las comunidades rurales. Por ejemplo:

  • En comunidades donde se habla una lengua indígena, puede ser necesario traducir los avisos o usar formatos orales.

  • Si las personas no usan teléfonos inteligentes, se deben buscar otros medios como radio, altavoces comunales o visitas personales.

  • En lugares donde la confianza en las autoridades es baja, puede ser más efectivo comunicar a través de líderes locales o asociaciones campesinas.

También es importante tomar en cuenta que no todos los agricultores tienen los mismos recursos para responder a una alerta. Algunos pueden contar con riego tecnificado o invernaderos, mientras otros apenas tienen acceso a herramientas básicas. Por eso, los mensajes deben ajustarse a las posibilidades reales de cada comunidad.

Los desafíos de la comunicación en el medio rural

Un aspecto crucial y a menudo subestimado en la implementación de SAT agrícolas es la dificultad inherente a la comunicación en zonas rurales. En muchas regiones, la conectividad digital es limitada o inexistente, lo que impide la difusión rápida de alertas mediante plataformas digitales o mensajes de texto. La baja cobertura de telefonía móvil, la falta de acceso a internet, y la limitada alfabetización tecnológica dificultan la recepción de información crítica.

Además, las barreras culturales, como la desconfianza en tecnologías externas o en fuentes institucionales, pueden entorpecer la aceptación y el uso de las alertas. Por eso, los sistemas deben incorporar estrategias adaptadas al contexto local, como el uso de radios comunitarias, líderes locales capacitados, reuniones presenciales, y formatos de comunicación oral y visual que faciliten la comprensión.

El rol estratégico de la difusión para la resiliencia agrícola

Un sistema de alerta temprana efectivo es aquel que logra cerrar el ciclo completo: desde la recopilación de datos, pasando por la generación de alertas, hasta la difusión efectiva y la respuesta oportuna de los agricultores. La comunicación y difusión se convierten así en el puente entre la ciencia y el campo, permitiendo que el conocimiento técnico se traduzca en acciones concretas para proteger cultivos, optimizar recursos y minimizar daños.

Fortalecer la comunicación en los SAT agrícolas, especialmente en zonas rurales con conectividad limitada, no es solo un reto tecnológico, sino también una oportunidad para construir sistemas más inclusivos, participativos y sostenibles. Solo así se puede garantizar que la alerta temprana cumpla su propósito fundamental: salvar vidas, asegurar alimentos y fomentar la resiliencia frente a los desafíos climáticos.

Por: Ing. Agr. Ricardo Castillo López

MSc. Dr.

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