Economía Azul: Una Respuesta Sostenible Frente al Cambio Climático y la Gestión de Daños y Pérdidas

En un contexto global marcado por la crisis climática, la degradación de los ecosistemas marinos y la creciente exposición de las comunidades costeras a fenómenos extremos, la economía azul ha emergido como un modelo estratégico para armonizar el desarrollo económico con la conservación de los océanos y recursos hídricos.

Su importancia se acentúa aún más cuando se analiza su papel en la gestión de daños y pérdidas asociadas al cambio climático.

¿Qué es la Economía Azul?

La economía azul es un enfoque de desarrollo económico que reconoce los océanos, mares, ríos, lagos y otros ecosistemas acuáticos como motores de crecimiento sostenible, al tiempo que busca proteger su integridad ecológica. Va más allá de la tradicional economía oceánica (basada en la pesca, transporte marítimo o petróleo marino), ya que promueve actividades económicas que sean ambientalmente sostenibles, socialmente inclusivas y económicamente viables a largo plazo.

Los sectores típicos que forman parte de la economía azul incluyen:

  • Energías renovables marinas (eólica, undimotriz, mareomotriz).

  • Pesca y acuicultura sostenibles.

  • Turismo costero y marino responsable.

  • Biotecnología marina.

  • Transporte marítimo bajo en emisiones.

  • Restauración de ecosistemas marinos (manglares, arrecifes, humedales).

Economía Azul y Cambio Climático

La economía azul juega un rol dual frente al cambio climático: es tanto vulnerable como parte de la solución.

Vulnerabilidad:

  • Las zonas costeras y marinas son altamente sensibles al aumento del nivel del mar, la acidificación de los océanos, el blanqueamiento de corales, las tormentas intensas y la pérdida de biodiversidad.

  • Las comunidades costeras, muchas de ellas dependientes de la pesca artesanal o el turismo, enfrentan amenazas directas a sus medios de vida y seguridad alimentaria.

Solución:

  • Los océanos absorben cerca del 30% del CO₂ emitido por la actividad humana y regulan el clima global.

  • Ecosistemas como los manglares, pastos marinos y marismas actúan como sumideros de carbono, capturando carbono de forma más eficiente que los bosques terrestres.

  • Actividades como la restauración de ecosistemas marinos o la acuicultura sostenible pueden reducir emisiones, generar empleo y mejorar la resiliencia comunitaria.

Por tanto, una economía azul bien gestionada puede contribuir significativamente a los objetivos climáticos globales, incluidos los definidos en el Acuerdo de París.

Gestión de Daños y Pérdidas en Contextos Costeros y Marinos

La intensificación de fenómenos extremos (huracanes, marejadas ciclónicas, inundaciones costeras) ha incrementado las pérdidas económicas y humanas en regiones marinas y costeras. La economía azul se vincula directamente con la necesidad de reducir la vulnerabilidad y gestionar adecuadamente los daños y pérdidas, tanto económicos como no económicos.

Daños y pérdidas económicas:

  • Destrucción de infraestructura portuaria y turística.

  • Pérdidas en la pesca por cambios en patrones migratorios o mortandad de especies.

  • Reducción de ingresos por afectación al turismo marino.

Daños y pérdidas no económicas:

  • Pérdida de biodiversidad marina.

  • Desarraigo de comunidades costeras.

  • Deterioro del patrimonio cultural vinculado al mar.

Estrategias clave desde la economía azul para la gestión de daños y pérdidas:

  1. Planificación costera basada en ecosistemas, integrando barreras naturales como manglares o dunas para reducir riesgos.

  2. Seguros climáticos para actividades pesqueras y acuícolas.

  3. Monitoreo oceánico y sistemas de alerta temprana.

  4. Diversificación de fuentes de ingreso en comunidades costeras.

  5. Inversiones en infraestructura resiliente y ecológicamente sensible.

Un Camino Azul para un Futuro Resiliente

La economía azul representa una oportunidad transformadora para abordar de forma integrada los desafíos del cambio climático y la necesidad urgente de gestionar adecuadamente los daños y pérdidas asociados. Su enfoque permite valorar los ecosistemas marinos no solo como recursos económicos, sino como aliados vitales en la lucha climática.

La clave está en adoptar políticas que favorezcan la equidad, el conocimiento tradicional costero, la innovación tecnológica y la gobernanza participativa. Solo así se podrá garantizar un futuro en el que el azul de nuestros océanos no solo sea símbolo de belleza, sino también de resiliencia y sostenibilidad.

Por: Ing. Agr. Ricardo Castillo López

MSc. Dr.

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