Componentes del Manejo Integrado de Malezas

Entre los componentes principales del Manejo Integrado de Malezas, se incluyen las siguientes prácticas:

Prevención de la dispersión de malezas:

Sembrar en un lote limpio, usando un herbicida de amplio espectro cuando sea necesario.

Limpiar adecuadamente las herramientas, maquinarias, vehículos, y las áreas no cultivadas (caminos, tranqueras y alambrados).

Sembrar semillas de buena calidad, de origen conocido y libre de propágulos de malezas. El uso de semilla certificada permite cumplir con esta premisa.

Monitoreo de malezas:

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Identificar las malezas presentes y definir qué herbicidas son los más adecuados para su manejo, definir la presión, conocer su situación histórica, determinar cuáles son los sectores más problemáticos, e identificar los potenciales escapes para eliminarlos y evitar su propagación.

 

Control cultural:

La rotación de cultivos permite diversificar los modos de acción de los herbicidas empleados y mejora el aprovechamiento de los recursos (agua, luz y nutrientes), favoreciendo el efecto de la competencia del cultivo sobre la maleza.

La labranza aplicada estratégicamente permite reducir las poblaciones de malezas.

Elección y aplicación de herbicidas:

La rotación de herbicidas con distintos modos de acción y su combinacion incrementa la diversidad dentro del programa de control de malezas, retardando la selección de poblaciones resistentes. Se recomienda evitar repetir un tratamiento herbicida simple en un mismo año.

La tecnología apropiada, la dosis correcta y el momento oportuno de aplicación de los herbicidas logran el máximo impacto sobre las malezas con la mínima exposición del ambiente al herbicida.