La gestión del riesgo ha recorrido un largo camino desde sus orígenes centrados en la respuesta a desastres, hacia un enfoque integral y multidimensional que busca anticipar, prevenir y transformar las condiciones que generan vulnerabilidad. Esta evolución ha estado marcada por la transición desde un enfoque reactivo hacia modelos proactivos y prospectivos, en los que la planificación, la prevención y la sostenibilidad son piezas clave.
1. Enfoque Reactivo: Respuesta Después del Daño
El enfoque reactivo es el más antiguo y tradicional. Se centra en la atención inmediata posterior a la ocurrencia de un desastre o evento adverso, como terremotos, inundaciones, sequías, incendios o crisis sanitarias.
Características:
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Actuación después de la emergencia.
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Priorización de la asistencia humanitaria, reconstrucción y restablecimiento de servicios.
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Fuerte dependencia de recursos externos o de emergencia.
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Bajo nivel de preparación y planificación previa.
Limitaciones:
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Altos costos humanos y económicos.
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Escasa reducción de vulnerabilidad estructural.
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Riesgo de repetir patrones de exposición y vulnerabilidad en la reconstrucción.
2. Enfoque Proactivo: Reducción y Preparación para el Riesgo
El enfoque proactivo implica un cambio de paradigma: no se espera a que el desastre ocurra, sino que se busca reducir las amenazas y la vulnerabilidad antes de que sucedan. Es el enfoque promovido por marcos internacionales como el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres (2015-2030).
Características:
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Identificación y evaluación de riesgos existentes.
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Inversión en infraestructura resiliente y sistemas de alerta temprana.
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Educación y capacitación comunitaria.
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Planificación territorial y regulación del uso del suelo.
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Preparación de planes de contingencia y simulacros.
Ventajas:
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Disminuye la pérdida de vidas humanas y los costos de respuesta.
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Aumenta la resiliencia comunitaria e institucional.
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Fortalece capacidades locales.
3. Enfoque Prospectivo: Anticipación y Transformación del Riesgo Futuro
El enfoque prospectivo es más reciente y avanzado. Se centra en evitar la creación de nuevos riesgos, lo que implica planificar con base en escenarios futuros (urbanización, cambio climático, crecimiento poblacional) y modificar decisiones actuales para reducir impactos a largo plazo.
Características:
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Evaluación de riesgos futuros en planes de desarrollo.
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Integración de cambio climático y sostenibilidad en políticas públicas.
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Regulación preventiva en proyectos de infraestructura o expansión urbana.
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Fomento de soluciones basadas en la naturaleza y tecnología anticipativa.
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Visión sistémica, interdisciplinaria y a largo plazo.
Ejemplos:
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No construir en zonas inundables o sísmicas.
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Incluir criterios de riesgo en licencias ambientales o inversiones públicas.
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Fomentar la diversificación productiva en zonas vulnerables al clima.
4. Diferencias Clave entre Enfoques
Característica | Reactivo | Proactivo | Prospectivo |
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Momento de actuación | Después del desastre | Antes del desastre (riesgo actual) | Antes de que el riesgo se forme |
Objetivo principal | Responder y recuperar | Reducir vulnerabilidad existente | Evitar la creación de nuevos riesgos |
Tipo de acción | Emergencia y reconstrucción | Prevención y preparación | Planificación anticipatoria |
Horizonte temporal | Corto plazo | Mediano plazo | Largo plazo |
5. Papel Complementario de los Enfoques
Aunque los enfoques difieren en su orientación temporal y estratégica, no son excluyentes. La gestión del riesgo efectiva debe integrar los tres niveles de forma complementaria:
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El enfoque reactivo sigue siendo necesario para atender emergencias inevitables y salvar vidas.
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El enfoque proactivo es esencial para prepararse y minimizar impactos actuales.
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El enfoque prospectivo permite cambiar el rumbo del desarrollo, evitando que se multipliquen los riesgos futuros.
Una política pública inteligente reconoce que invertir solo en uno de estos enfoques es insuficiente; se requiere un sistema integral y coordinado que articule respuesta, prevención y anticipación.
6. Importancia de Gestionar Cada Enfoque desde Diversas Perspectivas
a) Perspectiva institucional:
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Gobiernos deben articular políticas públicas que integren los tres enfoques.
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Planes nacionales de desarrollo, ordenamiento territorial y cambio climático deben incorporar la gestión del riesgo de forma transversal.
b) Perspectiva comunitaria:
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Las comunidades deben ser protagonistas de la gestión del riesgo, tanto en la respuesta como en la prevención y el diseño del desarrollo futuro.
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Incorporar saberes locales y participación ciudadana es clave.
c) Perspectiva económica:
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La inversión en prevención y planificación prospectiva reduce los costos a largo plazo.
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Las empresas también deben integrar la gestión del riesgo en sus cadenas de suministro, infraestructura y seguros.
d) Perspectiva ambiental:
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Los enfoques prospectivos abren la puerta a soluciones basadas en la naturaleza, que permiten gestionar riesgos mientras se conservan ecosistemas.
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La relación entre cambio climático y riesgo exige acciones integradas.
Por: Ing. Agr. RIcardo Castillo López
MSc. Dr.
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