Ecoganaderia: el equilibrio justo entre ambiente y produccion

En el establecimiento «Don Pedro» en Ayacucho, Buenos Aires, producen 400 kilos de carne por hectarea, sin insumos sinteticos. Ademas, generan sus propios microorganismos nativos, biofertilizantes, entre otros

«Escuchemos al suelo», le propuso Esteban a su padre Mario Martiarena –productor ganadero y propietario del Establecimiento «Don Pedro» en Ayacucho, Buenos Aires –, hace cuatro años, convencido de que, si este recurso se encontraba en buen estado, los resultados serian los esperados.

«Mi hijo tuvo una injerencia importante en el cambio de enfoque que potencia un compromiso social que yo ya traia», aseguro Mario Martiarena quien detallo: «Decidimos cambiar el paradigma: sacarle peso a la competitividad para darle valor a lo social y lo ambiental».

Con este objetivo claro, desde hace 4 años, en su campo de 840 hectareas, de las cuales arrenda 110, Mario produce carne de manera agroecologica, libre de insumos y con mano de obra intensiva. Asi, a partir de la recria de vaquillonas que compran al destete y venden preñadas, alcanzaron los 400 kilos de carne por hectarea –4 veces mas que el promedio de la zona–.

Esteban fue mas alla y explicito: «Apostamos a la ganaderia como parte del esquema de desarrollo para la zona y, para esto, producimos vaquillona preñada general, la cual es perfecta para repoblar la zona y recuperar establecimientos que fueron abatidos por la agricultura».

«Trabajamos con la idea de promover el desarrollo local con un enfoque territorial distribuyendo el capital o sus margenes de la manera mas equitativa posible», indico.

Es que, de acuerdo con el productor, «a lo largo de la historia los sistemas productivos de la zona pusieron el foco en las necesidades del animal o del cultivo, simplificando el sistema y haciendolo rico en individualidades», sintetizo Esteban quien aseguro sentirse encerrado en ese paradigma que, junto a su padre, decidieron transformar.

«Al principio mi padre se resistio al cambio –recordo Esteban–, pero al ver que habia buenos resultados, se sumo con gran entusiasmo al proyecto que se basa en tres componentes: lo productivo, lo ambiental y lo social».

Y argumento: «Nuestro objetivo es producir alimentos sanos en si mismos y para el entorno donde se generan y, para esto, alimentamos a los microorganismos para que ellos alimenten a nuestro agro ecosistema».

«Todo esta interrelacionado», aseguro, al tiempo que agrego: «La microbiologia presente en el suelo se relaciona con los animales que lo transitan, quienes –a su vez– dependen de todo ese sistema».

«Creemos que este es el camino, vivimos y sentimos lo que hacemos con mucha intensidad», subrayo Esteban quien argumento: «Apelamos a profundizar en los procesos naturales del sistema suelo-planta-animal propios de la fisonomia local de Ayacucho».

«Para esto, –agrego– respetamos, valoramos y aprendemos a manejar los pastoreos y cultivos por ambientes, como asi tambien las especies forrajeras nativas, al tiempo que desarrollamos los ecosistemas para que sean abundantes y biodiversos. Pensamos los sistemas complejos y dificiles de explicar a fin de intervenir lo menos posible con eventos drasticos».

Asi, basados en los patrones y caracteristicas del ecosistema natural –que incluye la agricultura regenerativa, la permacultura y la biodinamica–, diseñaron e implementaron en el campo una fabrica de biofertilizantes, que denominan «biofabrica».

Alli, generan microorganismos nativos, bifertilizantes foliares, caldos frios y sales minerales a partir de materiales organicos y minerales como heces de vaca, leche fresca, ceniza de hueso y melaza de caña, entre otros.

«Lo que para otros es una problematica o un residuo del sistema, nosotros lo utilizamos como insumo en el proceso de produccion en lo que llamamos la ´biofabrica´», puntualizo Esteban quien agrego: «En la naturaleza, la basura no existe. Todo se aprovecha, de manera que los residuos de unos seres son el sustento de otros».

Con esta logica, trabajan en la biofabrica que tienen en el establecimiento donde elaboran los insumos naturales que implementan en sus diversas actividades de rutina y productivas. «En este espacio experimentamos con los recursos que tenemos alrededor para potenciarlos y adaptarlos a nuestro sistema productivo», detallo Esteban.

A su vez, en cuanto al aspecto social, la progresiva disminucion en la compra y aplicacion de insumos hasta eliminarlos por completo del sistema productivo le dio al Establecimiento el margen economico suficiente para orientarlo a la intensificacion de la mano de obra.

«Casi naturalmente este proyecto nos llevo a trabajar con mas gente en equipo, como un todo en el que uno depende del otro y todos los eslabones son de gran importancia», aseguro Esteban quien, ademas destaco el rol de los trabajadores rurales y sus familias.

En consecuencia, desarrollaron un sistema de aportes y retribucion al trabajo en el que distribuyen los ingresos entre el dueño del campo, los empleados e inversores externos. Y, ademas de los aportes sociales y el sueldo, los empleados cuentan con un sistema de retiro a los doce años.

Potenciar el logro, de la mano del INTA

Esteban Martiarena planteo la asociacion estrategica con el INTA para «extender su experiencia mas alla de su propio establecimiento a fin de potenciar esta tecnologia, para generar trabajo en Ayacucho, a partir de la intensificacion de la mano de obra».

«De la mano del INTA, de los productores proactivos, sumado a la infraestructura y los servicios adecuados, podemos generar polos de desarrollo que propicien que los productores vuelvan al campo», enfatizo Esteban.

Por su parte, Esteban Ezcurdia –director del Centro Regional Buenos Aires del INTA– considero la propuesta como «una oportunidad» para el organismo que, a su vez, plantea un desafio para la investigacion social y la experimentacion adaptativa.