En un mundo cada vez más expuesto a los impactos del cambio climático —desde huracanes destructivos hasta sequías prolongadas— la gestión eficaz de daños y pérdidas se ha convertido en un componente central de la acción climática.
Sin embargo, los esfuerzos técnicos, financieros o tecnológicos no bastan por sí solos. El éxito de cualquier política climática depende, en gran medida, de las reglas del juego que rigen la interacción entre actores. Es aquí donde la economía neoinstitucional nos recuerda una idea clave: «las instituciones importan».
¿Qué son las instituciones y por qué importan?
Desde la perspectiva de la economía neoinstitucional (representada por autores como Douglass North, Elinor Ostrom y Oliver Williamson), las instituciones son las reglas formales e informales que estructuran las interacciones humanas.
Estas incluyen:
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Instituciones formales: leyes, políticas públicas, reglamentos, contratos.
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Instituciones informales: normas sociales, valores culturales, relaciones de confianza, tradiciones comunitarias.
Ambas forman el marco dentro del cual las personas toman decisiones, gestionan recursos y cooperan o compiten.
¿Por qué importan en la gestión de daños y pérdidas?
Porque el marco institucional condiciona la capacidad de anticipar riesgos, responder a crisis y reconstruir después de un desastre. Una institución adecuada puede facilitar la acción colectiva, la coordinación intersectorial y la eficiencia en el uso de recursos. En cambio, instituciones débiles o mal diseñadas pueden perpetuar la vulnerabilidad, aumentar la corrupción o fomentar la inacción.
El papel de las instituciones formales en la gestión de daños y pérdidas
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Leyes de emergencia y protección civil
Establecen quién actúa, cómo se movilizan recursos y qué derechos tienen los afectados. Su claridad y coherencia son vitales en situaciones críticas. -
Planes nacionales de gestión de riesgos y adaptación climática
Definen objetivos, recursos, indicadores y responsables. Si están bien diseñados e implementados, mejoran la coordinación y la eficacia. -
Sistemas de seguros agrícolas o climáticos
Requieren marcos legales claros y entornos regulatorios estables para funcionar, especialmente en economías rurales. -
Mecanismos de financiamiento y compensación
Dependen de normas jurídicas que determinen criterios de elegibilidad, transparencia y rendición de cuentas.
El rol crucial de las instituciones informales
Aunque suelen ser invisibles en los diagnósticos oficiales, las instituciones informales son determinantes en la práctica:
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Redes de solidaridad comunitaria
Grupos informales, comités de vecinos o asociaciones tradicionales muchas veces son los primeros en responder tras un desastre. -
Conocimiento local y normas culturales
Las formas tradicionales de cultivo, almacenamiento, construcción o manejo del agua pueden ofrecer estrategias de adaptación valiosas. -
Confianza social
La disposición a cooperar, compartir recursos o acatar medidas de prevención depende de relaciones previas y de normas de reciprocidad. -
Percepciones y actitudes frente al riesgo
Factores culturales influyen en cómo las personas evalúan las amenazas y toman decisiones preventivas. Si la cultura dominante es reactiva y no preventiva, eso puede debilitar cualquier plan técnico.
Sinergias y tensiones entre instituciones formales e informales
Un error común es pensar que lo formal reemplaza a lo informal. En realidad, ambas dimensiones deben interactuar positivamente. Cuando las políticas públicas no consideran las normas culturales o los liderazgos comunitarios, enfrentan resistencia, poca legitimidad o implementación fallida.
Por ejemplo:
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Un sistema de alerta temprana puede fallar si las personas no confían en la fuente de información.
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Un subsidio estatal puede ser ineficaz si no considera quién tiene el poder informal en la comunidad para repartirlo.
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La reconstrucción posdesastre puede ser más lenta si no se integran formas tradicionales de organización del trabajo comunitario.
¿Qué nos dice la economía neoinstitucional?
La economía neoinstitucional enseña que:
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Las instituciones reducen la incertidumbre al crear expectativas estables de comportamiento.
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Los costos de transacción (negociación, cumplimiento, monitoreo) dependen del tipo de institución.
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Las formas híbridas de gobernanza (formales-informales) pueden ser más eficientes en contextos rurales o vulnerables.
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Las instituciones evolucionan lentamente, pero es posible fomentar su transformación adaptativa frente a nuevas amenazas.
En resumen: si queremos gestionar daños y pérdidas de forma eficiente y justa, no basta con recursos ni con voluntad política: necesitamos buenas instituciones.
Por: Ing. Agr. Ricardo Castillo López
MSc. Dr.
universidadagricola.com