Transgénicos latinoamericanos

La caña de azúcar resistente a plagas en Brasil,el trigo con mayor rendimiento en Chile, el maíz de alta producción en Paraguay, y un ahorro de 3.1 millones de litros de diésel en la agricultura Colombiana son algunos ejemplos de cómo están mejorando la agricultura los transgénicos latinoamericanos. Y aún así, algunos paises se niegan a su utilizacion, sin darse cuenta de la pérdida de competitividad que eso conlleva.


Brasil es el segundo mayor productor de cultivos biotecnológicos en el mundo sólo después de Estados Unidos. En 2017 sembró 50.2 millones de hectáreas de cultivos biotecnológicos liderando la adopción de estos en Latinoamérica con un promedio de 94%. 


La soya sigue siendo su cultivo estrella seguido del maíz y el algodón, sin embargo, recién fue aprobado el uso comercial de caña de azúcar resistente a plagas, un avance muy relevante para su mercado de exportaciones.  


Además de incrementar el rendimiento y peso del grano del trigo, en Chile está permitido y regulado el uso de cultivos transgénicos para la producción de semillas que serán exportadas. 


Sus semillas son utilizadas por países del hemisferio norte para la reproducción controlada con fines de investigación y para servicios de contra estación. Sobre todo, cuando factores como la sequía o los ataques de plaga afectan la producción agrícola. 


Las principales semillas transgénicas que produce son de maíz, canola y soya, pero también tienen superficies de semilleros de mostaza, tomate y vid. La diferencia de estaciones entre hemisferios es lo que le da una gran ventaja en el mercado de semillas transgénicas. 


El uso de transgénicos en Paraguay demostró un mejor rendimiento en el maíz. De acuerdo con un informe de Inbio, para producir 2,975 kilos de maíz convencional por hectárea se demandan 1.5 millones de hectáreas, mientras que con la semilla modificada se tiene un aumento en la productividad de 4,434 kilos por hectárea, es decir, 49% más. 


Además, Paraguay es uno de los mayores exportadores de soya gracias a la biotecnología, en 2017 sembraron 2.96 millones de hectáreas de cultivos biotecnológicos de los cuales 2.68 millones de hectáreas fueron de soya, 270 mil hectáreas fueron de maíz y 10 mil hectáreas fueron de algodón. 


Los cultivos transgénicos en Colombia de 2003 a 2015 permitieron que los agricultores consumieran 208,6 millones de litros menos en comparación con otros años. De seguir así, en 10 años, los cultivos de maíz, algodón y soya GM ayudarían a ahorrar 2.500 millones de litros de agua. 


A esto se suma la menor aspersión de insumos agrícolas, es decir, menos uso de maquinaria que se traduce en un ahorro de Diesel de 3.1 millones de litros. Por último, menos Diesel también significa menos CO2: 8.200 toneladas que no fueron lanzadas a la atmósfera durante el período de 12 años.. 


En México la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados define las políticas que corresponden a los OGMs y cultivos BT,  determinando las posibilidades de liberación comercial, liberación experimental y liberación en programas piloto. Según la norma, la única tecnología de este tipo a la que tienen acceso los agricultores mexicanos es la del algodón BT, cuya modificación ayuda a reducir enormemente los usos de plaguicidas en los campos. 


Por otro lado, de acuerdo con la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), existen 35 productos autorizados para la comercialización e importación, lo que significa que aunque los productores no tienen acceso a la tecnología, los consumidores sí se ven beneficiados. 


Fuente: 


Chile.Bio

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