Las ventas de dulces navideños suben un 3 % con el turrón de chocolate como estrella

El apetito por el dulce es un clásico navideño, con un sector liderado por el turrón de chocolate y que este año prevé crecer en volumen un 3-4 % respecto a las 34.167 toneladas de turrones y mazapanes vendidos en 2017.


Así lo ha asegurado el secretario general de la Asociación Española del Dulce (Produlce), Rubén Moreno, quien ha explicado que este impulso se repartirá entre el mercado nacional y, sobre todo, el internacional, que «no para de crecer» y que supera ya el 20 % del valor de las ventas (318 millones de euros en 2017).


Las protagonistas de las bandejas navideñas son las barras que incluyen el chocolate en su composición (34 % del volumen), aunque tampoco faltan los clásicos turrones de almendra (28 %), que los consumidores demandan cada vez más en porciones, según Produlce.


El ‘panettone’ del norte de Italia y el ‘pandoro’ de Verona -sin corteza ni fruta confitada- han venido para quedarse en el mercado español y ya cuentan con una cuota de volumen del 13 % y hasta con un concurso en España para el mejor producto artesano, que en su edición 2018 ha ganado Jordi Morelló (Pastelería Ochiai).


Los polvorones y mantecados mantienen una cuota del 12 %, a gran distancia de otras categorías como las de pastelería (6 %) y chocolates de navidad (2,5 %).


Para el secretario general de Produlce, «el mercado nacional lleva unas cuantas navidades animándose» gracias a los «productos tradicionales y a las innovaciones tanto en formatos como en sabores».


A su juicio, los «paladares más atrevidos son los del público joven», que no duda en probar combinaciones de dulces de Navidad con curry o flores, y este año continúa además la innovación con lanzamientos creativos como los palitos de turrón.


El secretario general de la indicación geográfica protegida (IGP) Jijona y Turrón de Alicante y de la Asociación de Fabricantes de Turrón, Derivados y Chocolate de la Comunidad Valenciana (TDC), Federico Moncunill, también se muestra optimista.


«Las grandes superficies quieren implantar el turrón un poco antes por la trascendencia e importancia de la campaña», lo que ha hecho que el inicio de la producción se haya adelantado desde octubre hasta mayo» en el transcurso de los años, ha precisado.


Según sus cálculos, «en dos años ha habido un repunte de ventas», y si en 2016 se produjeron en la Comunidad Valenciana 20 millones de tabletas amparadas por la IGP Jijona y Turrón de Alicante, y otros 40 millones de tabletas de turrones diversos sin amparar, en 2018 estas cifras se situarán en 22,5 y 50 millones, respectivamente.


Moncunill coincide con Produlce en que el segmento que más crece es el del dulce navideño chocolateado frente al «mercado maduro» de los clásicos jijona y alicante, que «siguen siendo líderes claros en la producción de turrón en España, con una cuota del 40 %».


«Sabores como los de gin tonic, lanzados hace algunas campañas, no tienen mucho recorrido comercial pero sí dan notoriedad en un momento; por eso -señala- algunos productores hacen esa apuesta, que es también una forma indirecta de promocionar lo tradicional».


El presidente de la Confederación Española de Empresarios Artesanos de Pastelería (Ceeap), Miguel Moreno, ha reconocido que la campaña navideña comienza justo tras la elaboración de los últimos buñuelos de Todos los Santos, y que «por ahora las sensaciones son buenas» y esperan una campaña «mejor que la pasada».


Los pasteleros artesanales también tienen sus mayores ventas con los «turrones de chocolate en mil variantes» y con combinaciones, por ejemplo, de champán, fresas y chocolate blanco; oferta a la que se suman postres con mucha demanda como los troncos navideños.


Para Miguel Moreno, el de yema tostada sigue siendo el «turrón artesanal por antonomasia», junto al que este año ha irrumpido en los obradores el «Stollen», el pan de navidad alemán.


Según sus datos se constata una bajada de los pedidos de mazapán y bombones, y un aumento de turrón de chocolate y chocolatinas, así como el interés por «pagar menos por la decoración y más por el productos y por las materias primas». 

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