Alimentos Alternativos para Peces: Paradigma Venezolano, Desarrollo Endógeno y Transferencia Nacional

Ing. MSc. Vicente Elías Contreras Ramírez


A más de seis años de haber hecho empatía con la visión de transformación de la acuicultura en Venezuela al adquieren igual o mayor vigencia las ideas y pensamiento compartidas del 27/10/2013, tal vez con mucho mejor posición si se considera el trabajo de transferencia y las evaluaciones asociadas reseñadas desde entonces en la página: www.otraoptica.blogspot.com


Todos los estados que conforman la República Bolivariana de Venezuela tienen enorme potencial para la producción acuícola. Las realidades locales, en buen sentido, ofrecen ventajas comparativas y competitivas para expresar este potencial a lo largo y ancho del territorio. El estado Barinas es uno de los privilegiados en Venezuela, que cuenta entre muchas de sus maravillas montañas, ríos con agua de primera calidad, pie de monte Andino Barinés, llano, tierras fértiles, zonas de vida agroecológicas que oscilan entre el bosque húmedo tropical, seco tropical y tundra, entre otros.


Las necesidades crecientes de alimentación en el mundo, la exclusión de áreas productivas por diferentes catástrofes planetarias que han generado contaminaciones inaceptables para la salud humana, se unen con el enorme potencial de Venezuela, no sólo para asegurar el suministro interno sino también para satisfacer las necesidades a nivel mundial.


Cuando uno interactúa con acuicultores, se da cuenta que los mayores problemas, los más sentidos, tienen que ver con los alimentos. Asociados con éstos señalan: alto precio, discontinuidad en el suministro, suministro inoportuno y errático, calidad deficiente, entre otros. El otro gran problema es la comercialización y la desproporción en el beneficio que obtienen los intermediarios en perjuicio de los productores.


Lo mejor del escenario, es que la alimentación de los peces usando un integrado tecnológico venezolano y/o ajustado a la realidad venezolana resuelve de manera casi inmediata el problema de la alimentación de los peces, usando materias primas generadas local o nacionalmente hasta en un 100%. La disponibilidad de esta tecnología data de décadas, instituciones del Estado han conocido de ellas; sin embargo ha habido una gran resistencia a comprobar y/o validar los procesos. ¿Resistencia a la aceptación de nuevos paradigmas? ¿falta de confianza en nuestros modelos? ¿conflicto con intereses foráneos? ¿exclusión del negocio a factores económicos de poder? ¿falta de empatía entre las políticas de Estado y la realidad de los acuicultores?


Es innegable, por lo menos en un sentido el apoyo del Estado desde el punto de vista económico financiero. De hecho, la ANV reportó el 25.08.2010 que la producción acuícola en Venezuela aumentó en un 468% al pasar de 41 mil toneladas producidas entre 1990 y 1998, a 153 mil toneladas entre 1999 y 2007, gracias a las políticas de financiamiento y acompañamiento técnico dirigidas a las comunidades acuícolas por parte del Ejecutivo Nacional.


Sin embargo, la Acuicultura en Venezuela hizo estimaciones en septiembre de 2011 que sirvieron de base para el I Foro Acuícola de Ingeniería Pesquera que se presenta al final de página. Esos datos señalan una bajada muy grande de la producción nacional respecto al año 2007 situándola en aproximadamente 20.000 toneladas lo cual puede atribuirse a diferentes factores: las enfermedades virales que atacaron las camaroneras e indujeron su abandono, los altos costos de las materias primas y los alimentos balanceados con que se fabrican, independientemente de una escalada especulativa, que han sido determinantes.


De esa producción estimada más de la mitad nacional corresponde al estado Barinas con el 56,2% y el Táchira con el 24,8% del total, lo cual suma 81% de la producción nacional. Hay que hacer notar que esos porcentajes por estado pudieran estar abultados, ya que hay otros que poseen infraestructura para la producción acuícola como Monagas, Carabobo y Aragua, cuya producción no aparece reflejada en el cuadro, por lo menos en la dimensión actual máximo si se considera, por ejemplo, que la infraestructura productiva del estado Monagas estaba ociosa para mediados del año 2013, por abandono del sector por los problemas derivados de la alimentación.


Enfocarnos en la producción mediocre de 30.000 toneladas (conversión media de 1,5:1) hoy día no representa una opción.


El esfuerzo debiera enfocarse en recuperar al menos la producción del año 2007, lo cual significa recuperar y renovar la infraestructura y los equipos así como otros medios de producción, fortalecer la red de producción de alevines y la elaboración y distribución oportuna de 225.000 toneladas de alimentos nacionales elaborados con materias primas nacionales.


Enorme oportunidad para el Estado y Pueblo Venezolano, pero una tarea muy grande para una persona o colectivos que a estas alturas todavía no han recibido el apoyo en: Ciencia y Tecnología, Agricultura y Tierra, Planificación y Desarrollo, Protectores de Estados, Gobernaciones de varios estados, y cómo proyecto ha sido sometido a terribles demoras, inexplicables exclusiones y hasta desviación de recursos aprobados en Consejo Federal de Gobierno. Es entonces cuando surgen las preguntas formuladas anteriormente.


La modesta y humilde conclusión ha sido y se mantiene, que esto es posible sólo si, con un rol facilitador del Estado Venezolano, se masifica la transferencia tecnológica de elaborar alimentos usando recursos locales, se integran esfuerzos multi institucionales, se fortalecen la redes de acuicultores y se integran las comunidades de las áreas donde haya incidencia del mayor impacto socio-productivo y socio-económico.


(toneladas anuales por Estado) 


Vicente E. Contreras R. es colaborador destacado de Mundo Agropecuario


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