La biomasa, una alternativa sustentable

La energía a través de la biomasa consiste en utilizar la materia orgánica como fuente energética. También llamada “materia prima”, se trata de un combustible renovable de origen biológico cuyas  principales fuentes de bioenergía son los residuos y desechos agrícolas, los cultivos sembrados con este propósito y la vegetación silvestre. Como resultado se obtienen productos bioenergéticos que brindan múltiples funciones: combustibles para cocinas, calefacción, electricidad y combustible para el transporte.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la bioenergía representa el 10% del total del suministro de energía mundial, el 33% de energía utilizada en los países en desarrollo y sólo el 3 o 4% en países industrializados. Su principal diferencia con el petróleo es que puede producirse en casi cualquier país y es renovable.

En los países industrializados, la mayor parte de la biomasa es convertida en electricidad y calefacción en las plantas de escala industrial. Mientras que los países en desarrollo, utilizan gran parte de ella en sus hogares para cocinar y calefaccionarse. De hecho, entre 2 y 3 mil millones de personas, consumen biomasa como la principal fuente de energía para uso doméstico.

Con el rápido y constante aumento de la población urbana, resulta un desafío encontrar medios sustentables para cubrir la creciente demanda energética. En este contexto, la bioenergía es atractiva por ser una fuente de energía renovable con el potencial de reducir o retrasar significativamente las emisiones de carbono, sin provocar muchos cambios en la manera de utilizar la energía. En este sentido, se convierte en una opción sustentable que se adapta a cualquier región del planeta.

¿Qué sucede con la biomasa en nuestra región?

Durante los próximos años, Argentina tendrá una planta de producción de energía eléctrica a partir de biomasa forestal en Gobernador Virasoro, provincia de Corrientes. El área en la que se instaurará cuenta con 214.000 hectáreas de bosque implantados y se preveé que producirá 40 MW de energía eléctrica. El objetivo de este proyecto es generar electricidad a partir de chips, aserrín, cortezas de pino y eucalipto, sumado a la biomasa proveniente de madera seca y materiales forestales que carecen de uso industrial.

El resultado que se espera es liberar energía eléctrica a partir de fuentes renovables, beneficiar a la comunidad promoviendo el desarrollo industrial de manera sustentable, contribuir al menor consumo de recursos fósiles y mejorar la provisión de energía de la zona.

Otro caso significativo es el de Chile, que también es productor de bioenergía forestal. La región del Bío Bío es líder en inversiones en biomasa con 13 plantas que procesan desechos forestales como astillas, aserrín, viruta y corteza. Pero la biomasa no sólo se remite a los desechos forestales, sino que también se relaciona con los vertederos de ciudades. Así, la planta ubicada en Cosmito es un ejemplo de producción de biogás, ya que la industria de esta región está basada en la celulosa que contiene mucha biomasa gradual, incluso en diferentes tipos de energía y productos químicos de generación a través de la termoquímica.

Por su parte Brasil es un importante propulsor de la bioenergía. De hecho, concentra casi un tercio del empleo mundial en esta área. Según los datos del informe sobre empleo de la Agencia Internacional de las Energías Renovables (Irena), la biomasa eléctrica cuenta con 783.000 trabajadores en ese país.

Además, Brasil también es líder mundial en producción de electricidad con bagazo de caña de azúcar, que en su gran mayoría se produce en biorrefinerías de las que también se genera etanol. Según el Boletín Mensual de Energía de Brasil publicado en marzo del 2017, durante 2016 la electricidad producida a partir del bagazo de caña de azúcar, entre otros, generó 54,1 TWh. En este dato se incluye la autoproducción que significa el 8,8% de la Oferta Interna de Energía Eléctrica (OIEE), mientras que el gas natural representó un 8,1% en el mismo período. En relación al año anterior, la producción de electricidad basada en biomasa representó un incremento del 10%. De esta manera, es la segunda fuente más importante del país y supera al gas.

¿Es entonces la biomasa una energía alternativa viable?

Según los casos y ejemplos mundiales producir este tipo de energías alternativas no es sólo viable sino que se trata de una excelente opción. Los sistemas de cultivos para la producción de bioenergía pueden producir beneficios significativos a nivel ambiental, industrial y social porque permiten el desarrollo, conducen a balances favorables de carbono, energía y reducción de Gases de Efecto Invernadero (GEI).

Además, estos sistemas de producción de bioenergía tiene un atributo fundamental que los vuelve viables: pueden ser adaptados a las condiciones locales para evitar la generación de problemas medioambientales y aprovechar los recursos disponibles en cada región. Es así como el desarrollo de la biomasa y otros tipos de energía alternativa (como la energía solar o los parques eólicos) deberían ser considerados como objetivos por parte de Empresas y Estados.

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