Los cuidados de la hiedra

La hiedra es una trepadora muy resistente y de muy rápido crecimiento que se puede utilizar tanto para cubrir muros o paredes, como para crear una alfombra verde. Aguanta el sol y la semisombra, y no necesita riegos frecuentes para poder mantenerse preciosa.

Se trata de una planta perfecta para principiantes, ya que se podría decir que se cuida prácticamente sola. Por eso, los cuidados de la hiedra son mínimos.

La hiedra, cuyo nombre científico es Hedera helix, es una trepadora perennifolia (es decir, que se ve siempreverde) originaria de Europa, África y Asia de muy rápido crecimiento. Puede crecer a un ritmo de 10-20 centímetros por año, por lo que uno de los cuidados que se le debe de proporcionar es la poda. Los tallos hay que recortarlos con unas tijeras de poda previamente desinfectadas con alcohol hacia finales de invierno o en otoño, con el objetivo de mantener el desarrollo de la planta controlado.

Si hablamos del riego, no es necesario que sea muy frecuente, sobretodo si la tenemos en tierra. Serán suficientes dos o tres riegos a la semana durante los meses de más calor y una o dos por semana el resto del año. Hay que tratar de usar agua que no sea demasiado calcárea (pH de 7 como máximo), ya que si bien no es acidófila, la cal puede acumularse en la superficie de las hojas, lo cual puede causarle problemas al taponarle los poros.

En cuanto a la tierra o sustrato, tenemos que saber que puede crecer en cualquier tipo. Eso sí, es aconsejable que tenga buen drenaje para evitar la pudrición del sistema radicular. Por este mismo motivo, en el caso de tenerla en maceta, si le hemos puesto un plato debajo se lo debemos de quitar a los diez minutos de haber regado.

Por último, tenemos que colocarla cerca de algún soporte y guiarla para que cubra la superficie que queremos.

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