Maiz: como tener exito en ambientes restrictivos

Los especialistas recomiendan elegir un hibrido que responda en zonas con sequias prolongadas y suelos de menor profundidad.

El maiz se conoce, historicamente, como un cultivo demandante de ambiente, lo que implica que para cumplir con sus requerimientos basicos, en proporcion y comparado con el resto de los cultivos, necesita de mayor cantidad de agua y nutricion para lograr un buen rendimiento. Pero esto no implica que el cultivo no pueda adaptarse a ambientes restrictivos siempre y cuando se coloque la densidad adecuada y se efectue la eleccion correcta del hibrido.

En la Argentina se siembra mayoritariamente en planteos de secano, lo que implica que la tolerancia a estres por sequia es el reto mas importante de los maices de alto rendimiento.

En los ultimos años, se fue ampliando la superficie de maiz en zonas donde no era habitual verlo. Pero para eso, los productores debieron adoptar tecnologia de manejo y probar con hibridos de mejor comportamiento a sequias prolongadas y suelos de menor profundidad, por presencia de tosca. Tal es el caso de la zona de Coronel Dorrego, en la provincia de Buenos Aires.

Esta zona, historicamente, no ha sido apta para cultivar maiz, pero los ultimos años se logro llegar a una zona implantada de casi 40.000 hectareas gracias al manejo, la genetica y la tecnologia, demostrando que el maiz puede ampliar su frontera de siembra, teniendo en cuenta lo importante que es, no solo por sus usos, sino tambien por el aporte beneficioso que le provee a los campos.

El ingeniero agronomo Gustavo Thiessen, asesor referente de la zona y asesor del productor Diego Hollender, fue adaptando sus siembras a un manejo defensivo en lo que respecta a la densidad de plantas, la fertilizacion y las fechas de siembra. «Comenzamos en el 2006 sin muchos datos de manejo, y nos recomendaron implantar como minimo 60.000 plantas/ha, en una siembra temprana, con una fertilizacion de 80 de fosfato di amonico y 350 kg nitrogeno/ha. Lamentablemente el resultado que logramos fue de 900 kilos de promedio, porque el maiz se cocino», recuerda.

«En 2007 hicimos practicamente lo mismo, arriesgandonos a tener un año con mejores lluvias. Sembramos 60.000 pl. /ha con 80 de DAP y 150 kg de urea, pero fortuitamente se genero una helada el 7 de noviembre y se quemaron las plantas de la mitad del lote, quedando 52.000 pl. /ha. Resembramos y tuvimos, entonces, dos fechas de floracion: una a comienzos de enero y otra a comienzos de febrero, que escapo a la sequia del primer mes. El resultado fue unos 9.500 kilos/ha versus los 1.500 de la primera fecha», comenta. Asi, retrasar la fecha de siembra fue el primer gran cambio que les permitio obtener un promedio de 4.000 kg/ha.

En el año 2008 definieron sembrar 50.000 plantas/ha, luego de analizar variedades geneticas. En un lote mas profundo y con muy buenas condiciones, uno de los hibridos presento doble espiga en un 20% de las plantas (48.000 plantas logradas). Esas plantas generaron un 30% mas de granos que una planta tradicional de 1 espiga. «A partir de alli seguimos evaluando estas variedades, tratando de bajar densidades sin bajar rindes», comento Thiessen.

En 2009 redujeron nuevamente la densidad a 40.000 pl. /ha, con 90 kg UAN y 90 DAP. «En geneticas no prolificas llegamos a 7.200 kg, pero en geneticas prolificas de 9.000 a 12.500 kg/ha, con un promedio general 8.300 kg/ha en 520 has.», rememora Thiessen. La practica reafirmo la baja densidad y la importancia de elegir correctamente el hibrido.

A medida que pasaron las campañas, el manejo se fue adaptando hasta llegar a 2013, con las coordenadas que le dieron uniformidad al resultado: la fecha siembra a partir del 15/11, con una densidad de 20.000-25.000 pl. /ha; fertilizando con 65 -80 kg/ha DAP A medida que pasaron las campañas, el manejo se fue adaptando hasta llegar a 2013, con las coordenadas que le dieron uniformidad al resultado: la fecha siembra a partir del 15/11, con una densidad de 20.000-25.000 pl. /ha; fertilizando con 65 -80 kg/ha DAP <– 0 Kg/ha UAN, que generaron un rinde promedio de 4.900 kg/ha. Tambien adoptaron siembras de segunda, detras de una cebada, con un manejo similar, con rendimientos de hasta 5.000 kg.

«Logramos estabilizar rendimientos de 5.000 a 7.000 kg, con densidades bajas y fertilizacion justa, con una inversion costo/beneficio exitosa, teniendo en cuenta que de la manera tradicional, el maiz en estos ambientes hubiera dado como rendimiento cero», argumento Thiessen.

Por su parte, Diego Cozzetti, gerente de desarrollo de Sursem, comento la importancia de desarrollar hibridos que se adapten a las diferentes regiones. «No es lo mismo el hibrido o el manejo que hacemos para un ambiente en Venado Tuerto, versus un ambiente en Coronel Dorrego. La densidad y la fecha de siembra son ambos puntos clave para lograr un resultado exitoso al momento de sembrar un maiz. Cuando uno ajusta la densidad segun cada ambiente y atrasa fechas de siembra para escapar a los momentos criticos, esta aplicando tecnologia de manejo para lograr un cultivo exitoso», analizo.

En cuanto a los ambientes con restricciones, Cozzetti recomendo utilizar hibridos como el SRM 563 que posee una gran eficiencia al momento de fijar granos, y aporta una segunda espiga cuando el ambiente lo requiere. «Sursem no solo desarrolla hibridos como el SRM 566, donde el productor apuesta a lograr altos rendimientos, sino tambien hibridos que responden a ambientes con restricciones climaticas, hidricas, o bien para ambientes con tosca. Ademas del SRM 563, estamos avanzando para esta campaña hibridos como el SRM 56-20 y 56-22, que aportan gran estabilidad en ambientes restrictivos», completo el gerente de Desarrollo de Sursem.

FUENTE: supercampo.perfil.com