Objetivos de Desarrollo Sostenible y Gestión de Riesgos: Caminos Complementarios hacia un Futuro Resiliente

El desarrollo sostenible y la gestión de riesgos, aunque históricamente abordados desde perspectivas distintas, comparten una preocupación fundamental: garantizar el bienestar presente sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras.

En un mundo marcado por amenazas crecientes —desde el cambio climático y los desastres naturales hasta crisis sanitarias, económicas y sociales— la necesidad de integrar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) con estrategias de gestión de riesgos es más urgente que nunca.

1. ¿Qué son los ODS y cuál es su propósito?

Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, adoptados por las Naciones Unidas en 2015 como parte de la Agenda 2030, constituyen un marco global para erradicar la pobreza, proteger el planeta y garantizar paz y prosperidad. Incluyen metas interrelacionadas en áreas como:

  • Erradicación del hambre y la pobreza (ODS 1 y 2)

  • Salud y educación de calidad (ODS 3 y 4)

  • Igualdad de género (ODS 5)

  • Agua limpia, energía asequible, trabajo digno, acción por el clima, entre otros.

Los ODS no son metas aisladas, sino que están profundamente interconectados y requieren un enfoque sistémico para su cumplimiento.

2. ¿Qué es la gestión de riesgos?

La gestión de riesgos es un enfoque preventivo y proactivo que busca identificar, analizar, reducir y monitorear las amenazas que pueden afectar a las personas, las comunidades, los ecosistemas y las economías. Estas amenazas pueden ser naturales (terremotos, huracanes), sociales (conflictos, pobreza), tecnológicas (accidentes industriales) o biológicas (pandemias).

Su evolución ha pasado de una gestión de desastres reactiva, centrada en la respuesta, a una gestión integral del riesgo, orientada a la reducción de vulnerabilidades y al fortalecimiento de la resiliencia.

3. Puntos en común entre los ODS y la gestión de riesgos

a) Reducción de la vulnerabilidad

Tanto los ODS como la gestión de riesgos buscan reducir las condiciones de riesgo estructural, como la pobreza, la desigualdad, la degradación ambiental o el acceso limitado a servicios básicos.

b) Resiliencia comunitaria y territorial

Ambos enfoques promueven la fortalecimiento de capacidades locales para anticipar, resistir y recuperarse de crisis o amenazas, entendiendo que las soluciones deben surgir desde el territorio.

c) Intersectorialidad

La gestión de riesgos requiere la articulación de múltiples sectores (salud, agricultura, educación, infraestructura), al igual que los ODS, que solo pueden cumplirse mediante un enfoque integrado y transversal.

d) Prevención como prioridad

Ambos marcos reconocen que prevenir es más eficaz, humano y económico que reaccionar. Prevenir la pobreza extrema, la deforestación o el colapso de sistemas agrícolas es también una forma de reducir riesgos futuros.

4. ¿Por qué es importante integrar los ODS con la gestión de riesgos?

Porque el cumplimiento de los ODS no es posible en contextos de riesgo no gestionado. Por ejemplo:

  • No puede haber educación de calidad (ODS 4) si las escuelas son destruidas por inundaciones recurrentes.

  • No habrá salud (ODS 3) si las comunidades carecen de agua segura tras un desastre.

  • No se erradicará el hambre (ODS 2) si la producción agrícola es constantemente afectada por sequías o plagas.

De igual forma, la gestión de riesgos no puede ser eficaz sin una visión de desarrollo. Las medidas de reducción del riesgo deben contribuir a mejorar el bienestar, generar equidad y proteger los medios de vida.

5. ¿Cuál debe ser el eje transversal que complemente ambos enfoques?

La resiliencia transformadora como eje integrador

La resiliencia transformadora debe ser el puente entre los ODS y la gestión de riesgos. No se trata solo de “resistir” eventos adversos, sino de:

  • Transformar las condiciones estructurales que generan vulnerabilidad (como la desigualdad de género, el acceso desigual a los recursos o la degradación ambiental).

  • Aprovechar las crisis como oportunidades de cambio hacia modelos más sostenibles, inclusivos y resilientes.

  • Invertir en capacidades sociales, institucionales y comunitarias que permitan adaptarse, anticipar y rediseñar el desarrollo.

Este enfoque implica planificación prospectiva, participación social, inclusión, equidad, gobernanza transparente y justicia climática, como elementos centrales de cualquier estrategia de desarrollo y de reducción del riesgo.

6. Recomendaciones para una integración efectiva

  • Incluir la gestión de riesgos en los planes de desarrollo local y nacional, alineados con los ODS.

  • Evaluar las metas de los ODS desde una perspectiva de riesgos climáticos y socioambientales.

  • Desarrollar indicadores compartidos que midan avances en desarrollo y reducción de riesgos de forma articulada.

  • Fortalecer la educación para el desarrollo sostenible y la gestión del riesgo en escuelas, comunidades y gobiernos.

  • Asegurar la participación activa de comunidades, mujeres, juventudes y pueblos indígenas como protagonistas del cambio.

A Manera de Conclusión

Los ODS y la gestión de riesgos no son agendas separadas, sino dos caras de la misma moneda. El desarrollo no puede ser sostenible si no se gestionan adecuadamente los riesgos. Y la gestión de riesgos será limitada si no se inscribe en una visión transformadora de desarrollo justo, equitativo y ambientalmente viable.

El desafío no es escoger entre desarrollo y prevención, sino construir una resiliencia colectiva que transforme el riesgo en oportunidad, y la vulnerabilidad en fuerza social. La integración de ambos enfoques, guiada por la resiliencia transformadora, es clave para avanzar hacia un futuro más seguro, sostenible y humano.

Por: Ing. Agr. Ricardo Castillo López

MSc. Dr.

universidadagricola.com