RESISTENCIA A HERBICIDAS: ¿Qué es?

Ya en 1957 se detectó en Estados Unidos la resistencia de Daucus carota al 2,4-D, y este fenómeno ha ido progresando con el tiempo. En el año 2003 se conocen 275 biotipos resistentes de 165 especies (98 dicotiledóneas y 67 monocotiledóneas) sobre una prospección de más de 210 mil campos en todo el mundo.

En 1997 por lo menos había biotipos resistentes a herbicidas de 52 especies de malas hierbas en Europa, 23 en Estados unidos y 38 en el resto del mundo. En España, según datos del Dr. Heap (http://www.weedscience.com) se conocen 27 biotipos resistentes en 24 especies desde 1981 (el primero en detectarse fue Panicum dichotomiflorum que presenta resistencia a herbicidas inhibidores del fotosistema II).

Probablemente, esta estimación se queda corta ya que la bibliografía española específica está reportando continuamente nuevos casos de resistencias (ver Fig. 3). Uno de los últimos casos encontrados corresponde a Aster squamatus, del que se han encontrado ya poblaciones en zonas de no cultivo de Carmona (Sevilla) que son resistentes a imazapir (un herbicida imidazolinona que empleado en malas hierbas del cultivo del guisante, que actúa como inhibidor de la acetolactato-sintasa, ASL, inhibiendo la síntesis de aminoácidos).

Resistencia a herbicidas malezas

En España, los primeros biotipos resistentes detectados fueron malas hierbas de zonas cerealistas y olivareras resistentes a la atrazina y la simazina (inhibidores del fotosistema II). Posteriormente han ido apareciendo resistencias a los graminicidas, sobre todo en zonas cerealistas.

Según de Prado & Osuna (1999) la resistencia a herbicidas está asociada a: alta eficacia del herbicida, uso frecuente del mismo herbicida y/o herbicidas con el mismo modo de acción, uso de herbicidas con larga persistencia y/o actividad en suelo.

A esto debe sumarse el ‘efecto especie’: las poblaciones de muchas de las especies de malas hierbas que acaban desarrollando resistencias, son genéticamente polimorfas y presentan una alta frecuencia de genes resistentes, lo que favorece un rápido proceso de selección de individuos resistentes. Se recomienda vivamente al alumno que lea el artículo correspondiente suministrado como información complementaria.

La pregunta que cabe formularse ahora es: ¿cómo podemos saber o sospechar que estamos ante un caso de resistencia a herbicidas?.

Generalmente cuando observamos estas evidencias:

1-Algunas poblaciones de malas hierbas, que eran fácilmente controlables en el pasado, no responden del mismo modo al herbicida usado habitualmente, mientras que otras poblaciones de la misma especie, en otros campos de cultivo más o menos próximos, son controladas eficazmente con la misma sustancia.

2-Cuando el fallo en el control no puede atribuirse a un manejo erróneo del herbicida (elección equivocada, dosis inapropiadas, no-uso de co-adyuvantes recomendados, empleo de sustancias antagónicas, etc.), a factores ambientales o meteorológicos adversos (grado de humedad, pH, niveles de materia orgánica inadecuados, degradación por microflora edáfica, etc.) o a que han germinado individuos después del tratamiento (en herbicidas de post-emergencia).

3-Cuando los individuos que escapan al control se disponen en forma de pequeñas manchas en el campo, y no en franjas o líneas que siguen la dirección del tratamiento.

4-Cuando se trata de parcelas sometidas de modo continuado al mismo herbicida (o mezclas) y/o se ha instalado tradicionalmente un monocultivo.

Cuando se ha detectado el campo o campos sospechosos de contener poblaciones resistentes se deben recoger muestras de plántulas (para ensayos rápidos de crecimiento) o, mejor, de semillas maduras en buen estado para realizar ensayos posteriores en laboratorio y en campo.

De modo resumido, puede decirse que, generalmente, la adquisición de resistencia se puede deber a:

– Pérdida de la afinidad del herbicida por su sitio de acción en la planta.

– Reducción de la concentración del herbicida en el sitio de acción (la mala hierba puede acumularlo en zonas seguras, metabólicamente inactivas).

– Detoxificación del herbicida por parte de la mala hierba.

Es importante destacar que estos problemas de resistencia pueden ser paliados mediante métodos de control integrado