La intensificación de eventos climáticos extremos —inundaciones, sequías, huracanes, olas de calor— ha hecho evidente la necesidad de gestionar de forma integral los daños y pérdidas asociados al cambio climático. Esta gestión no puede limitarse a la reacción ante el desastre, sino que debe estructurarse en torno a los tres niveles gerenciales clásicos: estratégico, táctico y operativo. Cada uno tiene responsabilidades distintas, pero complementarias, que permiten preparar, responder y recuperarse de manera eficaz.
A continuación, se describe cómo se manifiesta cada nivel y cómo su articulación resulta clave para enfrentar los impactos climáticos de forma coherente y efectiva.
1. Nivel Estratégico: La Visión y la Política de Largo Plazo
El nivel estratégico corresponde a la alta dirección, gobiernos nacionales, ministerios, organismos multilaterales y sector privado de alto nivel. Su papel central es definir el rumbo general, las prioridades y las políticas públicas o corporativas relacionadas con la gestión del riesgo climático.
Funciones principales:
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Definir marcos normativos y políticas nacionales sobre adaptación y reducción de riesgos.
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Establecer sistemas nacionales de seguimiento de daños y pérdidas (por ejemplo, el uso de la metodología de la CEPAL).
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Aprobar inversiones en sistemas de alerta temprana, infraestructura resiliente, seguros agrícolas o fondos de emergencia.
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Promover alianzas internacionales, financiamiento climático y cooperación técnica.
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Formular planes de desarrollo climático-resilientes, como los Planes Nacionales de Adaptación (PNA) o Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDCs).
Ejemplo:
Un ministerio de planificación que incorpora criterios de riesgo climático en los planes de inversión pública a 10 años.
2. Nivel Táctico: La Coordinación y Gestión Intermedia
El nivel táctico se ubica en el espacio intermedio entre la visión macro y la ejecución concreta. Es gestionado por instituciones regionales, direcciones técnicas, gobiernos subnacionales, coordinaciones interinstitucionales y ONGs especializadas.
Este nivel traduce la visión estratégica en planes específicos, programas de intervención y mecanismos de coordinación entre actores.
Funciones principales:
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Elaborar planes regionales o sectoriales de gestión del riesgo o adaptación.
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Coordinar a actores públicos, privados y comunitarios en la respuesta a eventos climáticos.
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Monitorear indicadores clave (temperatura, lluvia, rendimientos, impactos) y generar reportes de daños y pérdidas.
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Diseñar protocolos de actuación por sector (agricultura, salud, infraestructura) ante distintos escenarios climáticos.
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Brindar asistencia técnica a gobiernos locales y comunidades.
Ejemplo:
Una secretaría de agricultura regional que implementa un sistema de seguimiento de cultivos y activa protocolos en caso de sequía prolongada.
3. Nivel Operativo: La Acción en Territorio
El nivel operativo corresponde al espacio donde se ejecutan las acciones concretas para prevenir, reducir, registrar o recuperar los daños y pérdidas causados por eventos climáticos. Lo gestionan gobiernos locales, líderes comunitarios, productores, técnicos de campo, brigadas de emergencia, ONGs territoriales.
Funciones principales:
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Aplicar protocolos de evacuación, protección de cultivos, distribución de ayuda humanitaria.
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Recoger información de primera mano sobre afectaciones (vivienda, infraestructura, salud, producción).
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Ejecutar tareas de recuperación (reparación de caminos, limpieza de canales, reforestación).
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Capacitar a productores, comunidades y actores locales sobre medidas de adaptación y reducción del riesgo.
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Acompañar procesos de registro de pérdidas en coordinación con el nivel táctico.
Ejemplo:
Una brigada local que documenta los daños tras una tormenta y coordina con el municipio la entrega de insumos a agricultores afectados.
Una Gestión Coordinada: Clave del Éxito
Si bien los tres niveles tienen funciones distintas, su éxito depende de la articulación entre ellos. El nivel estratégico orienta y financia; el táctico traduce y coordina; el operativo actúa y retroalimenta.
Cuando alguno de estos niveles falla —por ejemplo, si no hay coordinación entre la política nacional y los actores locales—, se debilita toda la cadena de gestión. Por el contrario, cuando se trabaja en sinergia:
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Las decisiones políticas responden a necesidades reales.
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Las acciones en territorio están alineadas con una visión estratégica.
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Se genera conocimiento útil para mejorar los planes y protocolos.
Gerenciar el Riesgo Climático Requiere Gerencia en Todos los Niveles
El cambio climático impone desafíos transversales que no pueden gestionarse desde un solo espacio. Requieren visión de largo plazo, capacidad de articulación y acción concreta en el territorio.
Entender cómo se manifiestan los niveles estratégico, táctico y operativo en la gestión de daños y pérdidas permite avanzar hacia una gerencia climática integral, basada en la anticipación, la preparación y la recuperación efectiva.
Cada nivel cumple una función distinta, pero todos son piezas necesarias para reducir el impacto del cambio climático y construir resiliencia en nuestras sociedades.
Por: Ing. Agr. Ricardo Castillo López
MSc. Dr.
universidadagricola.com