Orquídeas: la belleza in vitro

Colecciones personales, intercambio de datos para mejorar las especies, experimentos de hibridación y hasta un festival con invitados internacionales tienen como eje a la orquídea, una especie que resalta entre las flores porque es dueña de un exotismo que ejerce casi un hechizo entre mucha gente.

La pasión que despiertan las orquídeas mueve al deseo de poseerlas, cosa pocas veces accesible pues una orquídea “legal” fácilmente llega a costar entre 200 bolivianos y 80 dólares o más.
El alto precio generó un mercado negro en las zonas de producción natural de orquídeas. Una de esas zonas es la comunidad de Santa Isabel, en Cochabamba, donde la gente arranca las flores de cuajo, las amarra a un helecho y las vende a la gente que transita con rumbo a Santa Cruz, en precios que van de 15 a 50 bolivianos.
El experto Claudio Vázquez, de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), explica que se comete doble depredación porque no sólo hay extracción indiscriminada y sin el cuidado de reponer las especies con nuevos cultivos, sino también se depreda el helecho arbóreo, una especie que existe en la zona y data de la época prehistórica.
“Esta extracción genera lo que se llama erosión genética porque llega un momento en que las flores desaparecen y el peligro es mayor porque hay especies endémicas (propias sólo de determinados lugares) con riesgo de desaparecer”, señala Vázquez.
Dos especies endémicas propias de Cochabamba, la Masdevallia Chaparensis y la Góngora Ileniana, corren este riesgo y para preservarlas, Vázquez se dedica al cultivo un vitro desde 2005, en el laboratorio de Biotecnología de la UMSS.
Vázquez explica que el fruto de la orquídea puede contener más de 100 mil semillas, cuando se abre y las semillas caen a la tierra, menos de 0,1 por ciento llega a germinar porque muchas se secan o el viento las arrastra lejos del lugar apropiado, porque debe caer cerca del hongo micorisas, necesario para la planta porque germina en simbiosis. Mientras que si se la cultiva en laboratorio existen muchas ventajas, como el hecho de que más de 90 por ciento prende porque tiene las condiciones necesarias, de una planta pueden lograrse hasta un millón de plantines en menos de un año y la floración está garantizada.
Lo que Vázquez hace es introducir en un pequeño sobre de papel las semillas y sellarlo, luego de un cuidadoso proceso de esterilización, las semillas son sacadas del sobre y colocadas dentro de frascos con una solución con nutrientes y selladas nuevamente. Un mes después, las semillas se convierten en plantines listos para ser trasladados a un vivero de aclimatación, donde luego de unos tres meses ya se encuentran listas para ser entregadas a los agricultores. Cada plantín puede costar de 1 a 3 bolivianos, pero los agricultores tienen la certeza de que tendrán una producción de buena calidad y que ayudan a la conservación de una de las especies más bellas y exóticas del mundo vegetal.
ESPECIES
“En los yungas de La Paz y Cochabamba, se encuentran la mayor cantidad de especies nativas de Bolivia y 25 por ciento de las especies del mundo están en nuestro país”, dice el experto Gino Aguirre, de la Facultad de Agronomía de la UMSS y una de las personas que trabaja con Vázquez en el proyecto de multiplicación in vitro.
Explica que, a pesar de que existen trabajos como los de Vázquez, la falta de financiamiento no permite hacer estudios extensos y una prueba de ello es que, por ejemplo, no se tienen identificadas las especies con valor comercial, falta definir con mayor claridad las especies nativas y ponerlas en orden de prioridad.

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