Agricultura de precisión: una posible respuesta al cambio climático y a la seguridad alimentaria. Pero, ¿es asequible para todos?

¿De qué manera puede responder simultáneamente la agricultura a tres de los enormes desafíos que confronta la humanidad: la seguridad alimentaria, el agotamiento de los recursos naturales y el cambio climático? La agricultura de precisión es una práctica promisoria. Sin embargo, ¿es asequible para todos los agricultores?

La agricultura de precisión ha sido definida de varias maneras. Algunos autores lo hacen en términos de la tecnología que emplea: “[la agricultura de precisión] es un método de gestión de la finca como un todo que se apoya en tecnologías de información, datos provenientes del Sistema Global de Navegación por Satélite (GNSS por su sigla en inglés), teledetección y datos recogidos in situ. Con estas tecnologías se busca optimizar los retornos a los insumos, al tiempo que, potencialmente, reducir los impactos ambientales”.

Otras definiciones se basan en los beneficios que la agricultura de precisión puede producir: “La agricultura de precisión conlleva una estrategia de manejo dirigida a incrementar la productividad y los retornos económicos con un impacto reducido en el medio ambiente. Se basa en la aplicación de tecnologías de información a la descripción de la variabilidad del terreno, a la aplicación variable de insumos y al sistema de toma de decisiones”. Desde una perspectiva económica, la agricultura de precisión podría definirse simplemente como producción agrícola eficiente, o como el uso correcto de insumos en el tiempo y en el espacio con el fin de optimizar la producción y minimizar el desperdicio. “Es una manera de aplicar el tratamiento correcto al lugar adecuado en el momento preciso”.

Tal y como lo sugieren estas definiciones, la agricultura de precisión puede tener varias ventajas tanto para el productor como para toda la economía:

Aumento de los rendimientos En un estudio realizado en 2012, por ejemplo, se determinó que “sería posible cerrar las brechas mundiales de rendimientos de los principales cereales hasta un 79% de los rendimientos alcanzables [un aumento del 29% en la producción global] haciendo cambios relativamente mínimos en el uso total mundial de nitrógeno y fosfato, combinando una intensificación focalizada con esfuerzos dirigidos a reducir desequilibrios e ineficiencias de nutrientes”.

Mayores rendimientos significa que hay más alimentos —mayor seguridad alimentaria— y, muy probablemente, mayores ganancias para los agricultores.

Beneficios ambientales:

El logro de mayores rendimientos implica que es posible aumentar la producción sin necesidad de expandir el área agrícola, lo cual a su vez implica menos deforestación y agotamiento de los recursos naturales.

La reducción de las cantidades de fertilizantes y otros agroquímicos puede generar enormes beneficios en términos de reducciones de gases de efecto invernadero y menos contaminación de suelos y masas de agua por la escorrentía proveniente de los cultivos.

El uso preciso del agua implica un importante ahorro de ese recurso tan escaso.

Sanidad agrícola. Si se logra implementar de manera frecuente un monitoreo de los cultivos —por ejemplo con drones y otras técnicas de teledetección—, la incidencia de las plagas y otras enfermedades se puede controlar de manera más rápida, facilitando así la contención de la epidemia.

Pero, como siempre, no hay nada gratis. Por lo general, la agricultura de precisión involucra el uso de lo más avanzado en maquinaria —algunas fincas grandes, por ejemplo, usan tractores sin conductor, monitoreados en tiempo real vía satélite, con los cuales se siembran las semillas o se aplican los agroquímicos con una precisión de menos de 2cm—. Asimismo, exige recolectar grandes volúmenes de información a lo largo del tiempo y del espacio para luego analizarla y poder determinar las acciones necesarias para maximizar los rendimientos en cada una de las secciones del terreno. Es por eso que la agricultura de precisión puede ser costosa y difícil:

Los equipos y maquinaria asociados son costosos, si bien su precio continúa bajando.

Su operación y mantenimiento requieren competencias especializadas.

La interpretación de la información proveniente del terreno y de otras fuentes es una tarea compleja que consume tiempo y que puede requerir la contratación de los servicios de una firma especializada.

Los mercados de insumos, maquinaria, partes y mano de obra calificada deben desempeñarse eficientemente para que la agricultura de precisión pueda funcionar y ser rentable.

Por todo lo anterior, es más fácil que la agricultura de precisión sea adoptada por fincas de gran tamaño, las cuales por lo general tienen mejor acceso a los mercados y para las que estos costos —algunos de ellos fijos— son inferiores a las ganancias potenciales que arroja la producción en gran escala.

¿Significa esto que los pequeños productores agrícolas —e incluso los medianos— no pueden adoptar esta agricultura de precisión? ¿Están condenados a continuar con prácticas agrícolas ineficientes que producen rendimientos más bajos, menores ganancias e impactos negativos importantes en el medio ambiente? Hay razones para pensar que esto no tiene por qué ser así.

Primero, el progreso tecnológico está reduciendo el costo y el tamaño de la maquinaria de la agricultura de precisión y muy pronto podrá estar al alcance de los pequeños agricultores.

Segundo, es posible que los agricultores pequeños y medianos se beneficien de las tecnologías que ya están disponibles. Podrían superar sus limitaciones de escala compartiendo de manera eficiente el uso de la maquinaria. Por ejemplo, tres firmas recientemente creadas —Hello Tractor, en Nigeria; Trringo, en India; y La Rotonda, en Argentina— conectan a productores y proveedores de servicios agrícolas —p. ej., propietarios de tractores— a través de plataformas de internet como las que usa Uber para conectar a sus conductores con los pasajeros.

Este tipo de sistemas de coordinación no solamente tiene el potencial de permitir la utilización plena de la maquinaria, sino que además reduce sustancialmente la barrera que implica la dificultad de operarla, pues solo los dueños necesitan saber cómo hacerlo. Un beneficio adicional podría originarse en una mayor equidad de género, dado que los dueños de tractores pueden ser de cualquier género y los productores no podrían discriminar contra las mujeres cuando soliciten el servicio. Con el tiempo, la satisfacción del cliente eliminará los prejuicios.

Por muy promisoria que parezca la agricultura de precisión, todavía no está claro si puede ser adoptada de manera exitosa por los agricultores pequeños y medianos, por lo menos en un futuro cercano. Se debe explorar de manera cuidadosa cuáles son las soluciones tecnológicas más deseables para ellos, y para el contexto de América Latina y el Caribe.

La agricultura de precisión puede ser una buena manera de abordar los retos que presenta la seguridad alimentaria, el agotamiento de los recursos naturales y el cambio climático, pero se deben hacer los esfuerzos necesarios para asegurar que los agricultores pequeños y medianos no se queden rezagados.