El bambú es una planta habitual en los jardines modernos occidentales más actuales, si bien, la mayoría de especies de bambú proceden de regiones de suelos ricos y climas húmedos por lo que, si queremos que el bambú nos ofrezca toda su elegancia y luminosidad, debemos proporcionarle unos mínimos cuidados.
El bambú necesita riegos moderados o abundantes pero no soporta el encharcamiento, por lo que debemos proporcionarle un sustrato aireado y bien drenado. Además, su follaje requiere humedad ambiental y una exposición semi-soleada, protegido del sol seco e intenso.
El bambú se desarrolla mejor en suelos ricos en nutrientes y agradece abonados ligeros y frecuentes en primavera y verano.
Para conseguir que las hojas se mantengan verdes y coloridas conviene podar el bambú a finales del invierno eliminando hojas y cañas marchitas o dañadas.
El bambú también puede podarse para formar un seto de diferentes alturas e incluso se presta a la práctica de la topiaria o poda artística. Sólo debemos tener en cuenta que las cañas del bambú se pueden recortar a la altura deseada una vez han pasado su desarrollo inicial y han comenzado a formar ramas y follaje, apenas 3-4 meses después de su brotación. Una vez que la caña se recorte, ya no crecerá más en altura, y las ramas y hojas laterales crecerán más frondosas, consiguiendo setos de gran belleza en un tiempo record.
En bambús bajos y tapizantes se debe repetir la poda varias veces en primavera y en agosto, para eliminar el follaje seco y estimular la brotación de nuevas hojas.