Por Daniel H. Ponce
Tec.Agrop.(MSc en Producción Animal) – Montevideo – Uruguay
Los procesos erosivos
La degradación y erosión de los suelos es un grave problema que tiene el país.
Es un problema histórico que nace en el mismo momento en que la producción agropecuaria se organiza con fines económicos.
Debemos remarcar que el principal responsable de evitar o acelerar la erosión del suelo es el hombre que la trabaja. Si aplica prácticas de manejo adecuadas va a reducir el efecto de otros factores concurrentes como por ejemplo las características del perfil del suelo, la pendiente, el largo de la ladera, la cantidad e intensidad de la lluvia.
Los procesos erosivos son más intensos en los casos en que es necesario el laboreo permanente del suelo, las carpidas o la aplicación sistemática de herbicidas que matan la vegetación y dejan el suelo desnudo. Es lo que ocurre, por ejemplo, en la agricultura y la horticultura en términos generales. Pero también depende de las prácticas de manejo, sistemas y características de los cultivos. Por ejemplo, la soja es más erosiva que el trigo. Un monocultivo de soja, sin un cultivo protector plantado luego de su cosecha, es mucho más erosivo que cuando el invierno permanece con una cobertura vegeta. Un cultivo de soja con laboreo convencional es más erosivo que cuando se utiliza la siembre directa. Pero una siembre directa mal hecha será más erosiva que si se hace bien.
Los últimos datos disponibles sobre la erosión arrojan que un 30% de la superficie agropecuaria está afectado, con grados que van de leve a severa.
Estos datos son anteriores al inicio de la actual expansión e intensificación agrícola, donde se están registrando tremendas tasas de crecimiento de la superficie destinada a la soja que llegó en torno a las 550.000 hás. en la zafra 2014/2015.
De manera que esta intensificación agrícola está agravando la degradación u erosión de los suelos. Está agravando una situación ya de por si preocupante.
La pregunta es obvia: ¿por qué el país sufre esta erosión histórica, agravada actualmente con la acelerada expansión agrícola, principalmente de la soja?
La respuesta no es sencilla. Es el resultado de muchos factores concurrentes e interdependientes (macroeconómicos, empresariales, tenencia de la tierra, culturales, institucionales, políticos, etc.).
Corresponde destacar como factor clave el hecho de que a partir de fines de los 80 no existió una política de Estado en esta materia, es decir una política de carácter permanente dirigida a promover la mitigación de la erosión a través de la utilización de diferentes medidas, procedimientos e instrumentos adecuadamente articulados entre sí.
Es por esta razón, que el MGAP (Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca) termina de formular un programa permanente sobre el uso responsable y sostenible del suelo. Este programa está conformado por un conjunto armonizado de componentes de difusión, sensibilización, capacitación, control y fiscalización, que se implementarán en forma progresiva. Se focalizará en promover el uso de prácticas de manejo y sistemas de cultivo adecuados para recuperar suelos erosionados y mitigar los procesos erosivos. Tendrá especialmente en cuenta aquellos cultivos que por sus particularidades son más erosivos.
El diseño del programa se apoyó en un análisis crítico de las experiencias llevadas a cabo en el país (Uruguay) y en las leyes y decretos vigentes, introduciendo modificaciones esenciales para mejorar la eficiencia y efectividad de las acciones a desarrollar.
Para su instrumentación resultará esencial la coordinación con otras instituciones públicas que desarrollan actividades en esta área y con cooperativas, sociedades de fomento rural y organizaciones de productores.
Daniel H. Ponce es colaborador destacado de Mundo Agropecuario y Representante de Mundo Agropecuario en Uruguay: uruguay@mundoagropecuario.com
Si desea ver más artículos de este autor dar click AQUI
NOTA: El siguiente trabajo fue escrito y enviado por el autor para Mundo Agropecuario, si el mismo va a ser usado o re-publicado en otro medio, agradecemos colocar la fuente, incluyendo de forma destacada el o los nombres del autor o autores.