¿Están preparando a los profesionales del agro para gestionar los riesgos relacionados con el cambio climático?

El cambio climático representa uno de los mayores desafíos para la agricultura a nivel global. Sequías prolongadas, inundaciones, alteraciones en los ciclos de cultivo y nuevas plagas son solo algunos de los impactos que ponen en riesgo la seguridad alimentaria y los medios de vida rurales. En este contexto, la preparación de los profesionales del agro para gestionar estos riesgos es fundamental para asegurar la sostenibilidad del sector.

Sin embargo, la pregunta que debemos abordar es si efectivamente los sistemas educativos, las políticas públicas y las estructuras institucionales están formando a estos profesionales con las herramientas, conocimientos y actitudes necesarias para enfrentar este reto.

Limitaciones en la formación tradicional

La formación agropecuaria tradicional ha estado históricamente enfocada en aspectos técnicos, como el manejo de cultivos, fertilización y control de plagas, con un fuerte énfasis en la productividad y eficiencia. Si bien estos conocimientos siguen siendo esenciales, son insuficientes para enfrentar la complejidad e incertidumbre generada por el cambio climático.

Muchas currículas no han integrado suficientemente los temas relacionados con adaptación, resiliencia climática, gestión de riesgos y sistemas agroecológicos, lo que limita la capacidad de los futuros profesionales para diseñar estrategias integrales y flexibles.

Además, la educación agropecuaria suele centrarse en la producción a corto plazo y no en la sostenibilidad a largo plazo ni en la gestión integral del paisaje o del ecosistema. Esto reduce la posibilidad de que los profesionales puedan anticipar, evaluar y mitigar riesgos climáticos desde una perspectiva sistémica.

Iniciativas y avances alentadores

No obstante, existen avances relevantes en algunas universidades, institutos técnicos y programas de formación agrícola que han comenzado a incorporar módulos de cambio climático, agricultura climáticamente inteligente y gestión de riesgos. La integración de tecnologías digitales, sistemas de información geográfica y modelamiento climático está empezando a equipar a los estudiantes con herramientas para la toma de decisiones basadas en datos.

Asimismo, programas de capacitación continua y formación en el campo, muchas veces impulsados por organismos internacionales y ONGs, buscan complementar la formación formal con habilidades prácticas para la adaptación. Estas iniciativas favorecen la transferencia de conocimientos a comunidades rurales y fomentan una visión más participativa y multidisciplinaria.

El papel insuficiente de las políticas públicas y la institucionalidad

Sin embargo, la preparación no depende únicamente de la educación formal. Las políticas públicas, los marcos regulatorios y las instituciones de apoyo al sector agropecuario juegan un papel fundamental para promover la formación continua, la investigación aplicada y la incorporación de prácticas resilientes.

En muchos países, estas estructuras aún son débiles o están poco coordinadas para enfrentar el cambio climático desde una perspectiva integral. La falta de incentivos claros para la formación en gestión de riesgos, así como la escasa inversión en innovación climática, limitan la preparación real de los profesionales y la capacidad del sector para adaptarse.

En resumen, aunque existen señales positivas y esfuerzos para preparar a los profesionales del agro en la gestión de riesgos climáticos, estos no son aún suficientes ni universales. La educación agropecuaria debe renovarse profundamente para integrar enfoques multidisciplinarios, prospectivos y adaptativos, mientras que las políticas públicas deben crear un entorno favorable para la formación continua y la innovación.

El desafío del cambio climático demanda que los profesionales del agro no solo dominen técnicas productivas, sino que también se conviertan en gestores proactivos del riesgo y la sostenibilidad. Prepararlos adecuadamente es una tarea urgente y colectiva que requiere compromiso de todos los actores del sector.

Por: Ing. Agr. Ricardo Castillo López

MSc. Dr.

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